Cuándo pensábais que os íbais a quedar también sin un post futbolero sobre la final de la Champions League, estábais equivocados, nuevamente. Porque si un acontecimiento paraliza a un país, y más concretamente a una ciudad (la capital del reino), ciudad dónde yo resido, pues entonces es actualidad, y ahí está la noticia, y si está la noticia, están las Pimpfiadas, digo.
No quiero hacer una crónica pero sí una minicrónica, que ya todos sabéis lo que fue la finalísima europea, que iba ganando el Atlético de Madrid hasta el minuto 93 con gol de Godín, y ya en tiempo de descuento, un gol de Sergio Ramos del Real Madrid forzó la prórroga del partido. Y ahí en la prórroga ya vino el espectáculo madridista, el hundimiento total del Atlético de Madrid que llevaba casi todo el partido sin hacer mucho, y les cayeron tres goles más, de Bale el (2-1), de Marcelo el (3-1) y ya casi al final de todo, gol de penalty de Cristiano Ronaldo (4-1), la mamarracha que celebró el gol como si no hubiese mañana, después de no pegar golpe en todo el partido, un gol intrascendente que solo hacía hurgar en la herida rojiblanca en pleno desangrado. Creo que el gesto de la celebración de este último gol no ha gustado a nadie, ni a los propios madridistas, conscientes de tal mamarrachada. Cosas veredes.
Pero yo el partido lo viví intensamente. Tenía en mente ir al Calderón a verlo, en esas pantallas tan cucas que instalaron, pero no pudo ser, y como no pudo ser tuve que conformarme con ver el partido en casita, con Gordi, que otra cosa no, pero para el fútbol siempre está disponible, tú le dices "aseo" y se le eriza el cabello como si fuese un gato, pero le dices fútbol y como los perros, comienza a mover la colita, que no os penséis mal, que por suerte no le he visto la colita, ni quiero. Y ahí un mano a mano de nervios todo el partido, conscientes de la seguridad defensiva que le estaba dando la copa al Atlético de Madrid. Porque tanto Gordi como yo somos del Barcelona, y aunque este partido ni nos iba ni nos venía, teníamos preferencia por el Atleti, un club mucho más humilde, dónde se ha visto, aunque tampoco nos engañemos, humilde del todo tampoco es, que su presupuesto ya lo querría yo para vivir toda la vida, y aún me sobraría. Pues aquí vino la debacle, casi cuándo yo me estaba poniendo la bufanda atlética para ir a celebrar la victoria con algunos familiares que vinieron expresamente a Madrid a vivir el ambientazo del partido. Tarde cero coma en recoger la bufanda atlética. Porque, para los que no lo sepáis, no es que tenga una bufanda atlética porque si, ni porque sea muy fan o muy antimadridista, colecciono bufandas de fútbol también, aunque la colección no es muy grande todavía, debo rondar las diez bufandas, de las cuales utilizo bastante la del Barcelona, las otras, en una cajita, cogiendo moho.
Y el jaleo en la calle se hizo insorportable, así os lo digo, miles de madridistas, a los que apenas había sentido en todo el año, y que estaban escondidos, salían tal cual homosexuales en las fiestas del Orgullo, de repente, el mundo era madridista. Ya esa misma tarde, el ambiente futbolero capitalino era brutal, porque en cada esquina, en cada bar, en cada negocio, tranquilamente, la mitad de la gente que iba por la calle lucía algo de merchandising de sus equipos, y al igual que en el Mundial pasado, la gente llevaba la cara pintada con los colores de sus clubs. Es quizá la parte más bonita del fútbol, parte que muchos confunden con locura, obsesión, a la que odian. Todo es respetable, y más en una jornada de reflexión como fue el sábado, dispuestos a descansar de campaña electoral. La otra parte bonita es la celebración, afición y jugadores, cada uno en su fuente, celebrando los títulos, en este caso, la Cibeles volvió a ser el escenario (para mi desgracia), porque nuevamente el jaleo se escuchaba desde mi casa, a algo más de dos kilómetros de la diosa. Yo de la celebración madridista no quise saber nada, y allí me fui a dar ánimos a mis primos, hundidos tras la derrota rojiblanca. Es que pobres, con toda su ilusión desde Galicia, para ver un truño de partido, porque el encuentro otra cosa no, pero soso... sosísimo, como suelen ser casi todas las finales, todo se nos va en la emoción de un resultado.
Y ya la parte mala, de lo que es la décima, porque tengo que decir, y que no parezca mal a muchos madridistas (tampoco voy a entrar en las victorias barcelonistas), pero en general, tienen un mal ganar, aunque esto quizá sea tema para el post de mi vecinito que os haré esta semana. He visto también a mucho atlético quemado, muchísimo, y también a mucho madridista que no ha sido como se debe ser, magnánimo en la victoria. En cualquier caso, chuchis, yo me alegro por que el Real Madrid haya conseguido la décima (relativamente), pero no deja de ser una victoria más del fútbol español, y sacia un poco la sed madridista por la ansiada décima, que tanto les estaba escociendo en los últimos 12 años, en los que vieron que su eterno rival se llevaba tres. También me alegro por una cosilla. Para nada me ha gustado el fútbol del Real Madrid esta temporada, su tercer puesto en la Liga dice muy poco de ellos, no han sido nada regulares, no han tenido nuevamente un estilo definido de juego, no han asombrado, y eso da alas a una próxima temporada más reñida, que espero sea celeste, y si no lo fuese, blaugrana siempre.
Los diez puntos calientes del encuentro:
- Totalmente nauseabunda la celebración del presidente del Real Madrid con su amigo José María Aznar, amiguetes de negocios, supongo.
- Totalmente nauseabunda la celebración del cuarto gol del Real Madrid de Cristiano Ronaldo.
- Impresionante el ambiente futbolero en la capital.
- Infumable en general el partido, nada extraño dada la importancia del título.
- Totalmente nauseabunda la forma de calentar el partido de Simeone, hombre, que el entrenador debe estar fuera del campo, pero ya entrar a tocar las pelotas tampoco.
- Totalmente nauseabunda la acción de Varane que calentó a Simeone, innecesaria, y más ya con el resultado que había.
- Una auténtica pena el resultado, que no es reflejo de lo que fue en encuentro. Sí, dominó el Real Madrid, pero no como para un resultado tan abultado.
- Incomprensible la alineación de Diego Costa, y si no su alineación, su sustitución.
- Se consigue la décima, algo de lo que ningún otro club del mundo puede presumir.
- A ambas aficiones, por su comportamiento general antes y después del partido, ambas demostraron ser además de rivales eternas, compañeras de la vida, del barrio, del trabajo, de fatigas.
Una pena que el atlético haya perdido la final de champions, después de una gran temporada.
ResponderEliminarLa mamarracha y el presidente del Madrid vergonzoso, más que nada por la falta de respeto ante el equipo y presidente rival.
Un abrazo chiquitín !!.
Yo salía del cine , fui a ver la de Xmen (jajjaja me da risa cuando los españoles le dicen la patrulla X jajajaja) y todos estaban pegados a las ventanas de una tienda de electrodomésticos, nosotros fuimos por un cafecito y pude ver los 10 ultimos minutos! Que fueron los mejores! En el futbol nada esta escrito! Y todo puede cambiar a ultima hora!!
ResponderEliminarGary, no, en España le llamamos los X Men, aunque yo no soy muy fans, ya te digo, prefiero un partido de fútbol, jeje.
EliminarBicos ricos
Cari terribleee
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