Mi piso parece estos últimos días el Diario de Patricia con idas y venidas de gente, visitas fugaces a la habitación contigua, y gente durmiendo en el salón, a falta de que este fin de semana lleguen mis invitados y también les toque dormir por donde sea, que por cierto, aún no he avisado a Gordi de nada, pero es que el chico está estos días realmente estresado con lo de la habitación y la llegada de un nuevo inquilino, a cada cual más variopinto, de ahí lo del Diario de Patricia.
Lori ya no se encuentra entre nosotros, ayer por la noche cuando llegué a casa ya no vi por ningún lado su macro-maleta, y respiré aliviado y no es que pasase a mejor vida, que por ello no respiraría con tanto alivio. Claro que al mediodía habíamos vivido un nuevo episodio de tensión, con Gordi viendo para mi y resoplando como desesperado dentro de su tranquilidad pasmosa habitual. En el salón, tumbada en un colchón seguía Lori, con las piernas al aire cual cachalote tras ser capturado por un ballenero noruego, jugueteando con su teléfono móvil, y en la cocina, zanahorias. Zanahorias, si, porque Gordi y yo intentábamos cocinar pero nos fue realmente difícil. El Guiri, pelirrojo del que comienzo a estar hasta los mismísimos tenía ocupadas todas cuantas cacerolas habían en el piso, más todas las encimeras y mesas auxiliares y el fregadero que tenemos con 8 kilos de zanahorias, para según el Guiri (y siempre en las horas en que preparamos la comida, por aquello de tocar las pelotas) "voy a hacer zanahorias aunque van a ser muchas". No me corté un pelo y ya le dije "Pues puedes darle parte a Lori, que la zampabollos esta seguro que las engulle, que carnes que alimentar no le faltan y tiene pinta de ser de buen tenedor". El Guiri, se disculpó por su amiga la oronda, por esa imagen de estar tirada en el salón a esas horas, y dijo que era una pesada, el caso que no entiendo muy bien que hace metiendo en casa a alguien que no le cae bien, y que nos puede devorar a todos.
Aunque llevamos días con visitas esporádicas al piso, varias chicas que como ya he comentado salen despavoridas, un chico muy mono con una moto se pasó anteayer, y otro esperpento que "consiguió" el Guiri, un canadiense. Bueno, yo como siempre no salí de mi habitación, me gusta cotillear cuando llegan o se van desde el balcón, que es algo que está más en mi linea de cotilla oficial. El canadiense, del que ignoro su nombre no era un canadiense, eran cuatro por lo menos, vamos, creo que podríamos entrar dentro de él, tanto Gordi, como yo y Lori juntos, y eso que Lori es la oronda oficial. Yo me preguntaba si las vigas del piso aguantarían el peso de tantas carnes juntas, creo que ni a Gordi le gustó la idea, pues de hecho ni se levantó del sofá para recibirle, el caso es que no sé si podría entrar en nuestro baño, que es bastante chiquitito, o que ocurriría si nos cruzásemos por el pasillo, algo parecido a Indiana Jones y el Arca Perdida corriendo detrás de la bola. Hemos tenido chicas resueltas y periodistas, extranjeras de vida alegre y fácil, y Gordi, comienza a desesperar. Yo ayer me he puesto a limpiar a fondo la cocina, el hierro de la cocina y el horno que ambos estaban en estado muy deplorable, y lo siguiente no sé que será, quizá convencer a Erbitxin para que se venga para el piso y entre los dos podamos ponerle las pilas a Gordi, eso si, quien venga, que por favor lo hagan despues del próximo fin de semana, que esa habitación tiene que estar vacía para mis invitadas, que por cierto, ocupan mucho menos que Lori.
Bicos Ricos