jueves, 16 de octubre de 2014

Quiero ser como Arturo Fernández, chatines

Que no, chatines, que no me he hecho fan del día para la noche del Arturo Fernández el actor de La Casa de los Líos, el de los chatines, que defendía al PP de aquellos que se manifestaban, no, me he hecho fan de Arturo Fernández el otro, el de la patronal madrileña, que también defendía al PP de aquellos que se manifestaban.

Arturo Fernández es un empresario madrileño, vicepresidente de la patronal CEOE y presidente de la CEIM (Confederación Empresarial de Madrid), licenciado en económicas por la Complutense y presidente del Grupo Arturo Campoblanco, que fundara su abuelo allá por 1898 y que él se ha encargado de medio hundir. Pero yo no me hago fan de alguien por una simple mala gestión, así os lo digo, me hago fan porque es el precursor de algo totalmente novedoso, la dimisión en diferido, que os cuento yo en qué consiste, si logro bien saber qué es.

Arturo Fernández se ha visto envuelto en el asunto este de las tarjetas opacas de Caja Madrid, unas tarjetas a fondo perdido (que luego debían pagar todos los usuarios de Caja Madrid o Bankia y que por extensión, ante la intervención de la entidad tenemos que pagar todos) que la caja madrileña daba a sus directivos y miembros del consejo de administración, para gastos de representación por su trabajo al frente de la entidad. Las tarjetas opacas, como las llamamos hoy vienen siendo repartidas entre estos altos cargos desde 1989, y desde esa época ya os podéis imaginar el dinero que han fundido, y para que os quede claro lo que es un gasto de representación os doy una pequeña pista, vinos caros, bebidas alcohólicas, bolsos Louis Vuitton, joyas de todo tipo, centros de estética y bienestar, masajistas, salas de fiestas, discotecas, puticlubs, transporte, relojerías, gastos varios en ferreterías, comidas en restaurantes de lujo, incluidas unas buenas chuletadas en Segovia y viajes, porque en viajes se dejaron una buena tajada a todo trapo, no un viaje de metro como algún inocente podría pensar, viajes por valor de más de 16.000 euros, sobre todo en fechas clave para representar a la entidad, navidades y verano, por poner solo unos ejemplos. Pues bien, Arturo Fernández, ante las críticas recibidas ha decidido dimitir. Bueno, dimitir no, dimitir pero sin dimitir, es decir, irse pero dejar todo atado y bien atado, o sea, se va porque él quiere y no porque se lo digan, se va porque el asunto este de las tarjetas opacas le parece mal pero no se va por ello. Se va porque en breves fechas se elegirá nuevo secretario de la CEOE y él no quiere perjudicar a quién se presente, es decir, que le han obligado a irse y por eso hace las maletas, al menos en la CEOE, que no en la CEIM dónde sigue y le aplauden. Esos son los motivos por los que se va, pero dice que por lo de las tarjetas que no ¿Parece un lío? Pues lo es, ya os lo aseguro yo.

El caso es que a mi esto de la dimisión en diferido me parece genial, es una forma de irte porque si pero sin reconocer que has metido la pata, que queda muy feo. Y ya, para arreglar el asunto, por si alguien se queda con dudas, también habla de lo de las tarjetas opacas, y aquí es dónde me quito el sombrero ante tremendo caradura. Va y dice "estoy indignado conmigo mismo, es execrable" y solo le ha faltado añadir el "vamos, que la he liado parda". Dice también que "jamás pensé que una entidad como Caja Madrid me diese una tarjeta opaca". Entre sus perlas están frases del estilo "es una monstruosidad", o "no lo sabía ni yo ni muchos de los 80 implicados", "yo pensaba que esto era completamente legal" o "Estoy indignado conmigo mismo a mi todas estas cosas también me indignan".

Chuchi, yo solo por estas declaraciones me considero muy fan tuyo, así te lo digo, porque que un economista no tenga ni idea de estas cosas es cómo si una ministra de sanidad no sabe que tiene un jaguar en un garaje aparcado, o que alguien que sea consejero o asesor en una de las entidades bancarias más importantes de España no tuviese ni idea de qué va esto de la empresa, porque a mi que soy un economista joven, dinámico, guapo y con rabazo, no me ofrecen un puesto de consejero en Caja Madrid, ni ser directivo de Bankia, y solo por no saber qué hacer allí, solo por el miedo al manejo de millones de euros de mucha gente no me metería, mucho menos, empezaría a gastar en cosas  un dinero que no es mío, mucho menos haría un solo gasto sin justificarlo después, porque aquí no se han presentado facturas de nada, ni se ha explicado la necesidad en dichos gastos de representación. Claro que estamos indignados los españoles, cómo para no estarlo, y estamos indignados ante lo caraduras que pueden llegar a ser algunos, cari, y que no te parezca mal, que por suerte tú no tienes en mente suicidarte por no poder pagar una mensualidad de tu hipoteca o no tienes problemas para dar de comer a tus hijos a los que habrás colocado bien en algún lado. Se permite el señor Fernández decir que no ha cometido delito, pero ¡ay! que no sé yo hasta qué punto no es delito gastarse el dinero de los españoles, y si no de los españoles, el de los clientes de su entidad, que luego ya se les sacará del salario o de una intervención a la entidad, total, para estas cosas ya se sabe, hay mucha impunidad y para salvar entidades sobra el dinero que nos presta el Banco Europeo. ¡Pero qué huevos que para sí los quisiera el mismísimo Paco Trillo! Di que si, que si la infanta actuó por amor y tampoco tenía ni idea de nada, tu tampoco tenías mucha idea y que también has actuado por amor, pero por amor al dinero, claro.

3 comentarios:

  1. ¡Que asco de hombre! ¡A la cárcel!.

    Un abrazo chiquitín !!.

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  2. Cari luego de enumerar todas esas cualidades en especial la última yo te contrato.

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  3. Respecto al tema es indignante... yo me entero de todo en Amigas y Conocidas...jujujuju, pero bueno mi niño, comparado con lo que en México sucede es día de campo, que no pparan las desapariciones de estudiantes.

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