Los Personajes

Varias veces me han dicho que la gente se pierde entre tantos personajes y tantas letras del abecedario que llego a poner a la gente que se cruza conmigo y es digna de mención en este blog, aquí os dejo un glosario para que os quede más claro quien es quien en el mundo de Pimpf:

ANGELINES
 
Todo bi que se precie tiene una ex novia, lo que aquellos que no creen en la bisexualidad consideran una tapadera. No es mi caso, yo estuve muy enamorado de mi Angelines durante los seis años que estuvimos juntos, años de felicidad y de entender que me encantaban las mujeres. Con ella tuve suegra, cuñados y sobrinos, y gozaba en mi casa de más simpatías que yo, por que era la nuera perfecta, eso si, una nuera recta, que me llevaba camino de no ser un sinvergüenza, pero no lo consiguió, ni el hablar de una probable boda o de tener familia, uno de mis sueños. 

Me resulta inevitable venir a Galicia y pasarme los días sin recordar a mi Angelines, por que siempre hay algo, algún comentario, o ella misma que me lo recuerdan. Hace ya muchos años de eso pero la recuerdo siempre en lo bueno y en lo malo. Si me preguntais por ella os diré que ella ha marcado mi presente desde hace ya tanto tiempo como la conozco. Si hoy estoy en Madrid viviendo y trabajando es gracias a ella, si hoy estoy con D. es también gracias a ella, a ella le debo un montón de cosas que me han marcado, como en su día también me marcó la relación que tuvimos.

En mi juventud pasé muchos años a dos velas, no se si es que no era guapo, o si era mi sobrepeso, o mi timidez a la hora de atacar, pero no me comía un rosco. Había tenido ya una novia anteriormente, pero había sido algo efímero, algo por cubrir expediente, no llegó a cuajar. Y un buen día conocí a Angelines. Trabajaba en hostelería, en un lugar donde muchos jóvenes de mi pueblo obteníamos nuestro primer empleo. Allí trabajaba también una de mis -por aquel entonces- mejores amigas, y aquella tarde a comienzos de verano fui a visitar a mi amiga. Ésta me llevo de ruta turística por el centro de trabajo, y me presentó a Angelines.

Angelines siempre fue muy especial, y por aquella época iba ya ella a sus cosas, marcando un estilo muy propio. En este caso su aspecto fue lo que más me llamó la atención y realmente no dejaba indiferente a nadie. Una chica muy delgada, con buenos pechos, o así me lo parecieron aquel día, una sonrisa increíble, pese a no tener unos dientes perfectos y su mirada entre pícara y tímida, con esos ojos negros azabache, que al final no resultaron ni ser negros ni nada. Pero lo que más llamaba la atención era su pelo, por que no es lo más habitual que una chica vaya rapada al uno o al dos, y tenga un mini flequillo. Su aspecto no era ni mucho menos masculino, pese a llevar el pelo tan corto, aunque no se si fue eso lo que me cautivó de ella. Pero me quedé con el gusanillo de ella metido en el cuerpo. Fui un par de veces más por allí, de visita.

Pasó un año aproximadamente, y llegando nuevamente el verano coincidíamos en las zonas de marcha del pueblo. Ella siempre acompañada de una chica obesa con cara de pocos amigos, y ella tampoco es que tuviese en general cara de tener demasiados. Pero yo siempre insistía a mi amiga para ir por los mismos locales a los que iba mi Angelines. Nos encontrábamos y hablábamos. A mi empezaba a creárseme un nudo en la garganta. Otras veces, me escabullía de la gente por verla y charlar un rato con ella y su amiga. Así, una noche ya muy de madrugada coincidimos en una discoteca de las que montan en verano en mi pueblo, rodeados de veraneantes desconocidos. Comenzó una encerrona. Su amiga se fue al rato al servicio y me quedé a solas con Angelines. Doble nudo en la garganta. Veía venir lo que imaginaba, tendría que dar el gran paso. Así pues, me envalentoné, y sonando una canción muy típica de aquel verano de 1995 di el gran paso:

- ¿Vamos a dar una vuelta por ahí?

Se hizo un silencio en mi mente y de repente todo el mundo giraba a nuestro alrededor. Angelines accedió sin rechistar. Dimos una vuelta por el local, lo que mi D. ahora denominaría "una putivuelta" y volvimos al sitio de partida. Era ese el momento, si o si, porque su amiga estaba a punto de llegar. Y solté la frase mágica:

- Pues no veo a mi amiga. ¿Vamos a buscar a la tuya?

Y en ese momento apareció milagrosamente su amiga, yo, sin argumentos y sin la intimidad necesaria le dije:

- Angelines, Rose, voy a ver si veo a mi amiga y me voy para casa, que mañana tengo que estudiar.

Había perdido una ocasión de oro de estar con una chica que me volvía loco desde hacía ya casi un año, por cobarde y me lamentaría de ello años después.

Continuo aquí el post sobre mi Angelines, mi ex novia con la que compartí seis años, y que resumiremos como podamos, este es el segundo post dedicado a ella, especialmente por que hoy he visto una foto suya con un chico que me saca una cabeza, y una foto en la que ella salía sonriente, que es mucho pedir, y como tengo hoy los sentimientos a flor de piel, por eso y muchas cosas más, vamos allá.


Aquel verano mi Angelines debió pensar o bien que yo era muy corto, o que no me gustaba, pero no hubieron más intentos ni por mi parte ni por la suya. Y llegó el duro invierno, la inactividad, el tedio, y nos fuimos perdiendo el rastro.

Un año después volvimos a vernos, y la vi más guapa que nunca, sentí que mi interés seguía siendo el mismo, y ya, a base de coincidir sábados noche, llegamos a un punto de amistad que a mi me tenía loco. Por un lado enamorado, y por el otro amigos, y el punto muerto. Mientras, sufrí al ver como uno de mis mejores amigos intentaba liarse con ella, yo la quería en silencio. Luego mi primo y mejor amigo se enamoró también. A mi se me complicaba la cosa, pero más se me complicó a la hora de la verdad.

La mejor amiga de mi Angelines bebía los vientos por mi, y yo inocente de mi, utilizaba la táctica de sermajoconlamejoramigadelapersonaquetegusta. El resultado fue enamorar a su mejor amiga, sin la menor intención, y ambas convencidas de que a mi me gustaba la amiga. Pero al igual que ocurre con las tormentas perfectas, las rachas en el amor son totalmente iguales, una vez estás en el ojo del huracán, pueden confluir en ti todo tipo de borrascas. Así me ocurrió a mi. De repente tenía cuatro admiradoras, pero mi Angelines apenas asomaba la pata.

Una noche, en mi cumpleaños, recibí una llamada, era la amiga de mi Angelines, que decía que tenía que hablar conmigo de algo importante. Me lo olía, me llevó en su coche, a un sitio apartado, buscábamos un pub tranquilo en el que hablar, pero su coche iba en dirección picadero, yo, asustado la convencí de que el mejor camino para llegar al pub sería en otra dirección, y una vez conseguí que llegásemos al pub hablamos largo y tendido. Fue directa, me preguntó quien me gustaba, y yo fui directo también, le contesté que me gustaba Angelines. Esta chica comenzó a atar cabos.

A los pocos días se dió por fin la tormenta perfecta, en una discoteca de moda en aquel pueblecillo, el de mi Billy Sive, me surgió la posibilidad de acercarme peligrosamente a una de mis amigas, unos picos de oro y un breve lío con una de mis admiradoras. No contento con ello, y tras una larga temporada de sequía me escaqueé un rato a la barra de la discoteca para pedir una copa, allí estaba otra del grupo, también admiradora mía (resultado del arduo trabajo a lo largo del verano), y se repite el proceso del pico de oro, entre chistes, gracias varias y bailes, y llega el momento tenso, o el ojete del huracán. Se acerca a mi, con cara de muy pocos amigos la mejor amiga de Angelines, que me pregunta que a qué juego. Me escabullo como puedo antes de que se monte una trifulca. Y por otro lado me aparece mi Angelines. Entre el alcohol, y el ritmo frenético de la noche (por que nunca me había visto metido en tal Lío en Río) esperé a ver que era lo que Angelines me tenía que decir, con su cara de pocos amigos, como siempre:

- Oye, tú, que te veo de aquí para allí, con unas y con otras, ¿es por darle celos a mi amiga? ¿Quien te gusta?
Otra vez se me paró el reloj, la gente comenzó a girar a nuestro alrededor, era el momento, ahora o nunca, me envalentoné y le dije la frase que me valió estar seis años con ella.
- A mi me gustas tú, que me tienes loco desde que te conozco. ¿Quién si no me iba a gustar? ¿No se me nota?
- Ahh - titubeó un rato - ¿así que yo? ¿y no sabes decírmelo antes? ¿Tú sabes el tiempo que llevamos perdido?

Y nos fundimos en un beso. Yo me sentía mejor que nunca, más pletórico, más feliz, no me importaba nada ninguna de las otras chicas, era como si a nuestro alrededor la gente estuviese lanzándonos pétalos de rosas y aplaudiendo. Me cogió de la mano y me llevó fuera de la discoteca, por esto de no hacer ciertas cosas delante de su amiga. Y allí charlamos largo y tendido, y continuamos los besos y abrazos ininterrumpidos y tanto tiempo esperados.

Angelines no era una chica de las de sexo rápido y si te he visto no me acuerdo. Bueno, de esas hay más bien pocas, aunque existen, dicen. Mi chica oficial, Angelines era de las chicas de sexo rápido pero asegurándose una relación, y yo lo que quería con mi Angelines era una relación. Y así asentamos las bases.

Al día siguiente a la tormenta pefecta habíamos quedado, no sería cuestión de unos piquitos, abrazos y carantoñas. La cita iba algo más allá, pretendía analizar lo que había ocurrido la noche anterior, ver la viabilidad de la relación futura, en el caso de que la hubiese, y sexo. Lo que yo llamo un tres en uno. Tomamos un café en una cafetería en otro pueblo, como si de un café clandestino se tratase, concluimos varias cosas, entre ellas:


- Que estábamos interesados el uno en el otro, y que pese a su mejor amiga, lo intentaríamos, con calma, aunque en un principio un poco a escondidas.
- Que habíamos perdido mucho tiempo y tendríamos que recuperar parte de ello esa misma noche.
- Que ante todo, pasase lo que pasase de allí en adelante, una cosa debería prevalecer sobre todo, nuestra amistad siempre por encima, antes amigos que pareja.

Repasamos también el primer capítulo, Angelines Tocar el Cielo o No, y como nos conocimos, y quien nos había presentado. Todo muy horchata, no nos engañemos, que uno era jovencito y sin mucha experiencia, ella, un poco más.


Y nos fuimos a recuperar el tiempo perdido, a picadero city, en mi coche, mientras yo estaba más que nervioso por lo que iba a pasar, y que no había tenido nunca oportunidad de probar. Era una doble prueba de fuego, por un lado, la primera vez, y por otro lado, la primera vez con una chica, y que encima yo creía que me gustaba. Todo un cocktel molotov de lo sexual y la sexualidad. Paramos, buscamos sitio tranquilo, puse un casete de baladas horteras de los noventa que aquella noche sonó y sonó, una y otra vez, hasta que mi Angelines me dijo de forma cariñosa "¿no se te va a rallar la cinta? ¿Qué más tienes por ahí?". Creo que ella notó mis nervios, y tampocp pretendía ser de las de sexo en la primera cita, pero, besos, abrazos, y tocamientos mútuos. No era la primera vez que yo exploraba un cuerpo femenino, pero si la primera vez que iba a hacer algo más serio. Y una gracia suya, con un caramelo "mentolín" hizo que saltase de su boca a mi boca, y que de mi boca saliese escupido a uno de los asientos del coche, ella lo encontró, y cuando fui a cogerlo para tirarlo, se perdió entre los asientos definitivamente. Y es a día de hoy que el dichoso caramelo que tanto nos hizo reir no ha aparecido.


El caramelo, la hora, el cansancio de domingo hicieron que tuviesemos que posponer el gran momento para otro día. Y pasaron los días, dos o tres, y otra cita, mucho más sexual que la primera, aunque sin llegar a definir. A medida que nos veíamos se incrementaba mi deseo. Y llegó el sábado siguiente, a la vuelta de tomarnos unas copas en el pueblo de mi Billy Sive, todavía a escondidas de la mejor amiga de mi Angelines, cuando paramos muy cerca de mis rocas de pensar, en un lugar donde hay un faro muy conocido en el sur de Galicia, un paraje impresionante, donde cada X segundos te veías reflejado por uno de los haces de luz del faro. Y allí se consumó lo que tantos años había estado esperando. Se consumó durante muy pocos minutos, y es que los nervios, el deseo y la primera vez siempre juegan en contra. A ella le gustó, aunque se quedó con cara de "¿ya? Esto hay que mejorarlo", y lo mejoramos una segunda vez, y luego una tercera.

Había superado una prueba, había confirmado que definitivamente me gustaban las mujeres no en el plano físico, en el sexual, me gustaba mi Angelines, y sin lugar a dudas, era bisexual, y era momento entonces de replantearse otras muchas cosas, más íntimas y personales.

Hacía tiempo que no sacaba a relucir a mi Angelines en mis post, y como ya dije, fue una de las personas más importantes de mi vida, pero debo admitir que me cuesta hablar de ella todavía, pese a no sentir nada ya, siempre queda ahí algo, ese pequeño nudo en la garganta que en su día tuve.

Haberle entregado a mi Angelines mi virginidad había sido un paso decisivo en lo que sería nuestra relación, una relación que se tornaría en formal a los pocos meses. Vernos cada dos por tres, llamarla por teléfono siempre y vivir en un pueblo pequeño derivó en una presentación formal a mis padres. Un par de discusiones por falta de asentar bien los cimientos de la relación y por mi inexperiencia y su mala uva hasta que llegó la normalidad de la pareja. Fueron tres años donde las cosas nos iban muy bien, donde nos conocimos en profundidad, donde experimentamos con sexo y nos reímos de todo lo que pudimos. Fuimos muy felices, y solo nos faltaba comer perdices y seguir así el resto de días de nuestra existencia, por que yo habría firmado ya si nos lo llegásemos a proponer.

En casa era una más, al punto de tenerle mis padres a ella más cariño y respeto que a mi. Yo en su casa era también parte importante una vez pasados los nervios de conocer a los suegros, a los cuñados con los que congenié de maravilla, y cogerle cariño a sus sobrinos como si fuesen hijos propios, eran nuestros ojitos derechos. Con los amigos era otra cosa, ella no tenía amigos y pronto la aceptaron en mi grupo, sobre todo los chicos. Las chicas eran más reticentes, pero pronto se ganó a algunas de ellas, a las de mi círculo más cercano. Un par de viajecillos y cenas y algunas discusiones por que yo salía demasiado y al parecer, prefería un sábado noche de fiesta que un sábado noche de sexo. Y por aquí comenzaron los problemas. Yo lo único que tenía claro es que no quería ser su novio en exclusiva, no quería apartarme de mi mundo solamente por ella, no quería que, en el caso de que algún día dejásemos la relación, tuviese que partir de cero como un pelele abandonado, necesitaba a mis amigos, y una noche de sábado de fiesta podía incluirla a ella y concluir como una noche de sexo desenfrenado con ella, y esto ocurrió unas cuantas veces, mi modelo funcionaba.

Pero Angelines quería más, siempre quiso más, quería tener la relación bien atada, y de ser una chica que salía siempre comenzó a volverse cada vez más casera, prefería quedarse en casa antes que salir... tontás que así las veo hoy, pero comenzó a cambiar para tenerme en exclusiva. Y llegó una fuerte discusión, donde la relación quedó casi en punto muerto. Y una noche de alcohol y mucha fiesta me vi a mi mismo tonteando con una antigua amiga y su primo. El chico me veía con cara de corderito degollado, y yo aquella noche estaba dispuesto a lo que fuese.... pero finalmente quedé a solas con la chica. Ésta me llevó a su casa, me dejé engatusar, y era totalmente consciente de como iba a terminar aquella noche, sabía en lo más profundo que iba a hacer algo que no estaba bien, pero estaba ya cansado de una relación con Angelines donde solo comenzaban a abrirse nuevos frentes problemáticos. Me dejé llevar por esta chica, hasta que terminamos en la cama. Consumamos y de ella conservo aquella frase "que Dios te conserve las manos, y la lengua". Nada más terminar me entraron los remordimientos por lo que había pasado. Me vestí y me fui a mi casa.

Los días posteriores fueron para charlar con esta chica, poner claras las cosas sobre lo que había ocurrido y que jamás me iba a perdonar a mi mismo haberle sido infiel a mi Angelines, y Angelines nunca se llegó a enterar de nada de lo sucedido, pero yo siempre tuve esa espina clavada y mi relación con Angelines nunca volvió a ser igual.

Después de aquella infidelidad que tuve, mi relación con Angelines nunca volvió a ser igual, yo me consideraba un adúltero, pero, como buen adúltero también callé mi delito.

El cuarto año de relación estuvo marcada por avances y fracasos, asentamos ciertos puntos flacos en nuestra relación, en el plano sexual fuimos adquiriendo cada vez mejor entendimiento pasando por largas sesiones de entretenimiento y pasión. Tuvimos alguna que otra polémica y problemas, causados principalmente por lo golfo que yo era o por errores míos. Las discusiones terminaban con Pimpf pidiendo perdón a Angelines por los agravios causados, o Angelines aceptando que no siempre era todo como ella pensaba, pero que, según que medidas adoptase ella, yo entraría por un aro u otro. Y como siempre, lo malo terminó pesando en toda relación, yo me fui cansando y Angelines también. Muchas lágrimas y reconciliaciones de todo tipo, pero yo veía la relación cada vez con más miedo, sabía que el único paso posible para que todo funcionase era alejarme de todo el mundo y dedicar mi vida a ella por entero, a sus continuos enfados y seguir la estela que ella me indicaba, y ya estaba seguro que no iba a pasar por ello, comenzaba a aburrirme de muchas tardes de películas de vídeo, pipas y manta, necesitaba salir más.

Vida familiar era lo que me esperaba, celebraciones con su familia y con la mía, regalos, cada vez más importantes, detalles románticos cada dos por tres para demostrarle mi amor, y aquellas navidades, en que mis padres y mi hermano fueron a conocer a la familia de mi Angelines a su casa, donde brindamos por nosotros, me disfracé de Papá Noel para los niños y terminamos a escondidas de todos acostándonos en su habitación.

La antepenúltima discusión que tuvimos fue de órdago, muchas posiciones encontradas y ninguna intención de ninguno de los dos de dar un paso atrás en sus logros, pero nos queríamos, eso era lo único que sabíamos, y nos prometimos arreglar las cosas, por que contando lo mucho que nos queríamos, la intención era suficiente y daríamos los pasos necesarios para salir airosos de cualquier conflicto. Esa noche volvimos a tener otra sesión de placer y desenfreno, y comenzamos a pensar que algo raro nos ocurría, pues a mayor intensidad de las discusiones, más sexo apasionado teníamos. Esa noche, aprovechando una reconciliación, me soltó la frase mágica, la tan temida por los hombres:


¿TE QUIERES CASAR CONMIGO?


Todo lo bueno tiene su fin, y lo mío con Angelines llevaba tiempo sentenciado. Cari, te quiero mucho pero llevarnos bien es muy complicado y tú me pides demasiado. Así pensaba yo. Aunque volvimos alguna vez más con breves períodos vacacionales. 

Y fue en uno de estos períodos vacacionales cuando me decidí a buscar a alguien por el chat, alguien masculino, por que llevaba tiempo con ganas de volver a probar aquellas cosas que había probado antes de empezar mi relación con Angelines. Y aunque tuve un par de cositas breves, o también llamadas "si te he visto no me acuerdo", llegó un día que encontré en el chat a un nadador, uno de esos nicks que de vez en cuando hacen que se te caiga un poco la babilla. Detrás de él se encontraba Billy, mi Billy Sive. Quedamos sin pensarlo demasiado, ambos con muchas ganas y con una sola intención, tener sexo rápido y sin complicaciones. Pues menos mal que era algo rápido y sin complicaciones, y que había poca luz. El caso es que después de aquella cita en la que sucumbimos a un largo rato de placer en su coche, en un lugar muy romántico (el mismo donde había yo perdido la virginidad con mi Angelines y sin remordimientos de conciencia por mi parte), decidimos volver a quedar un par de días después, esta vez en un piso picadero que tenía. 

Aunque ya conté esta parte cuando hablé de Billy, seguía teniendo el pica pica de mi Angelines, y la seguía queriendo con locura. Me resistía a que aquello terminase, por que cuando quieres a alguien, aunque sepas que está todo casi terminado, intentas pelear por ello (si, admito los comentarios al respecto de mis noches de lujuria sin ella). Volví con mi Angelines y compaginaba aquello con cafés a escondidas con Billy, al que le había pedido que no se le pasase por la mente enamorarse, que yo no estaba para ese  tipo de relaciones. Y otra crisis con Angelines, definitiva. Y fue aquí cuando conocí más íntimamente a Billy, cuando él comenzó a sentir algo por mi, y cuando le volví a dar la puñalada con una nueva y última recaída con Angelines. Ese verano yo me había roto un brazo con una caída en bicicleta pero Angelines no respondió como debía, no estaba ya enamorada y pronto se desencadenó el final. El final definitivo, a dos días de una boda, donde compartiríamos mesa. Un recuerdo funesto, una noche para olvidar donde corrieron por mis mejillas más lágrimas amargas de las que pensaba. Pero una cosa sola en la mente, salir adelante como fuese.

Y con calma, pasados los días, comprendí que había vida mucho más allá de mi Angelines, que estar en pareja no era una obligación, y que me había pasado más tiempo de mi vida solo que emparejado. La pena duró unos meses, meses duros de escaso apetito, llegar a casa y meterme en cama horas y horas a llorar. Mi madre estaba muy preocupada por mi, y yo muy mosqueado con ella, a raíz del día que le comenté que lo habíamos dejado y ella insinuó "pues algo le habrás hecho a la chica, que estaba loca por ti y si lo dejais te lo tienes merecido". Tiempo después, un par de años después, le conté un par de verdades a mi madre, y con un inaudito abrazo me comentó "eso me lo podías haber dicho mucho antes y me habría ahorrado aquel comentario".


Acabada mi relación con Angelines, solo me queda, con este breve post, indicar en qué situación estamos Angelines y yo.

Pues bien, pese a vivir en el mismo pueblo, pocas son las noticias que tenemos el uno del otro, aunque yo sé de buena tinta que cada cosa importante que pasa en mi vida, a ella le llega enseguida, y es que no le ha quedado otra. Una tía mía le consiguió un trabajo indefinido, y trabajan juntas, por lo que es el mayor flujo de información que tenemos actualmente, ya que amigos en común hemos mantenido muy pocos, al final me los he quedado yo todos y ella prácticamente ha desaparecido de la vida social, y es que lo he mencionado en alguna ocasión, que ella sociable sociable, tampoco es que fuese.

Al verano siguiente de nuestra ruptura, Angelines estuvo tonteando con un chico, que se debatía entre ella y otra amiga. Angelines no dudó nuevamente en pelear con quien fuese, pero el chico este no estaba muy interesado en ella, y aquello no duró más que un mes aproximadamente, y la historia con la amiga, terminó como el rosario de la aurora. No volvió a tener pareja que yo sepa. No me ha llegado rumor alguno. A lo mejor se ha hecho Mari Bollo y yo sin saberlo.

Apenas mantuvimos contacto por sms al principio de la relación, sobre todo las noches que yo bebía un poco y a altas horas de la madrugada, en mi soledad, de vuelta a casa me acordaba de ella. Pronto el flujo de mensajes fue cesando y yo centrándome cada vez más en Billy Sive y en lo que cayese. Por si acaso, ella cambió su número de teléfono, por uno en la compañia de su hermana, con quien hablaba más, supuse que era por si yo me ponía pesado, pero a los pocos días ella me envió otro sms, que no recuerdo bien a cuento de que venía, pero lo interpreté como un "este es mi número de teléfono".

Falleció mi abuelo y ella me envió un mensaje de pésame que se lo podía haber evitado, por que me puso de mala uva, algo así como un "lo siento mucho." Anda que hay que ser cutre. Me vine a Madrid y ella me felicitó por haber aprobado la oposición, esta vez esmerándose más y quizá respirando aliviada por mi pronta despedida. No hace mucho falleció la abuela de Angelines, yo le envié un sms, desde luego me esmeré más, mi sms tenía más caracteres que el suyo, y encima, mi madre la llamó por teléfono para ver que tal estaba, y para cotillear, claro está.

Así pues, las últimas veces que he ido al pueblo, no me la he encontrado. No he podido ver la cara de sorpresa que ponía normalmente al verme y coincidir en los mismos locales por los que a veces salíamos, no he podido comprobar la cara que me puso la última vez que me vió de "que interesante te estás poniendo" y yo no he podido hacerme el chulito power delante de una chica que me gustaba a la "española", intentando dar unos celos inútiles.

Termina aquí el relato sobre Angelines, el personaje favorito de Thiago, el personaje que debe parecer de ciencia ficción, pero que existió, que me tuvo con el corazón en un puño durante años y con el que aprendí muchas cosas sobre el amor que antes desconocía.



BILLY SIVE


Llevo desde el jueves pasado marcando distancias con mi Billy Sive, por que el juego que nos traemos me tiene realmente harto. Muy enamorados, todo lo que quieras pero el jueguecito empieza a cansar, y no por D., que así debería ser. Estoy cansado en general conmigo mismo.

La enésima más una discusión vía msn con mi ex, Billy Sive, me ha hecho darle miles de vueltas a la cabeza a toda nuestra relación. Hoy, hace precisamente un año, era un día importantísimo para mi, tenía mi nuevo trabajo, y mi destino, Madrid. Estaba tan ilusionado que ello hizo que, aquel martes, por unos minutos consiguiese despejar mi mente de todo lo que me estaba sucediendo con Billy y que me había producido un nudo en la garganta. Recuperé mi apetito por unas horas, y ese día no lloré. Le comenté lo que me depararía el futuro, él me comentó que, su futuro era incierto, pero lo quería vivir junto a aquel chavalín de 23 años, al que había conocido hacía menos de un mes, nuestra historia de amor-no-amor se había terminado.

Uno, se va haciendo consciente de lo que se le viene encima, se va dando cuenta de lo enamorado que estaba, y de que cada día yo iba queriendo más esa relación con él que nunca habíamos tenido, por que hasta unos meses antes, yo me había empecinado en que no quería nada con él que no fuese una amistad y de vez en cuando, eso. Y a medida que fue pasando el tiempo, yo me fui pillando cada vez más, y él, cada vez menos. Dos días antes de que conociese a su chavalín de 23, que se llama igual que yo, Pimpf, jejeje, habíamos hablado, de aquellas cosas que me encantaría compartir con él, y unos días después, me presentó a su Mini-Pimpf, en un encuentro "casual y fortuíto" que tuvimos.
Días después, yo comenzaba a olerme todo, y pese a que no le respondía a ninguno de sus mensajes, terminó por confirmarme aquello que yo tanto temía "el chico que te presenté es él, y quiero vivir todo lo que no viví contigo junto a él". Así pues, con el disgusto, me aferré a lo que tenía, que de momento, era su amistad, herida de muerte, y solo sustentada por el amor que sentía por él. Días después volvimos a tomar un café, y la cosa quedó un poco en el aire, él con más dudas que nunca y yo, más destrozado que nunca, le devolví el libro que me había prestado meses atrás y que hasta un par de días antes no había ni tocado "El Corredor de Fondo", dentro, anotado en un papel dejé una nota, texto copiado del mismo libro "si hubiera sabido el nombre de aquel amante implacable que se disponía a apartar a Billy de mí para siempre..., si lo hubiera sabido, aquella noche habría abrazado a Billy miles de veces y le habría dado mil besos más".
Y una semana después, volvimos a quedar, para tener una charla seria. Aquella noche de lacrimosos recuerdos, dimos un paseo en coche, y nos fuimos a aquel lugar donde nos habíamos conocido sin apenas más luz que la de la luna y las estrellas, pero esa noche, por haber no había ni luna. Y me declaré abiertamente, le dije todo aquello que tenía que decirle, y todo lo que sentía por él, a dos días de venirme a Madrid, y él, implacable, confirmó lo que había pensado todo este tiempo, pese a que lo que le dije, le gustó más que nada, era más de lo que él habría pedido nunca de mi, pero terminó diciéndome "me gusta lo que dices, pero me llega tarde". Y lloré como no había llorado nunca por nadie, con sus abrazos, y con el futuro más que incierto, solo, en una ciudad nueva, con todo nuevo para mi, pero muy solo. Ese día reconfirmamos que, seríamos amigos, y que nunca me olvidaría, ni yo a él.
Y ese día, que era el más feliz de mi vida, terminó convirtiéndose en el más triste que recuerdo, en años.

Continúo aquí el repaso por esta relación con mi Billy Sive, que me ha hecho perder más pelo de lo necesario, a una velocidad insospechada, y más de un kilo, aunque, claro, ser una bicha, también ha acelerado que yo le hiciese perder algo de pelo a él, y que le cayese parte del pelo del entrecejo al Mini-Pimpf que se buscó Billy. ¡Qué maligno soy!


En el post anterior a este, terminaba diciendo que nos habíamos propuesto ambos, no olvidarnos el uno al otro, y mantener siempre por encima de todo nuestra amistad. Paparruchas. Estas cosas ya se sabe como funcionan. Chico conoce a chico, deja a su otro chico y esto se acaba definitivamente, pero he te aquí con alguien tozudo y cargado de un gran sentimiento de culpa empeñado en mantener lo prometido.


Mi primer viaje a Madrid fue triste, en un bus, de madrugada, esperando un sms de última hora de ánimos por su parte que nunca llegó, y mis lágrimas al pasar el autobús por el pueblo de su Mini-Pimpf, al imaginar que a esas horas, probablemente, ambos estarían por algún bosque disfrutando de su recién iniciada relación, con una ilusión jamás imaginada. Me busqué las castañas en Madrid, en un par de días había conseguido piso y arreglado casi todo el papeleo de mi nuevo trabajo. Todo un éxito. Pero no me puedo sacar de la mente aquel lunes lluvioso de marzo, caminando por la Gran Vía, con lágrimas en los ojos, los pies empapados y sin parar de pensar en mi Billy Sive.


En mi regreso, a los pocos días, esperaba una llamada suya, que tampoco llegó, un sms o un correo, y nunca llegó nada. Mi impaciencia pudo más, y me hizo dar el primer paso. Era obvio que tampoco quería molestar demasiado, uno es empecinado, pero también debe saber respetar al ex y sobre todo a su nueva pareja. Pero aquel primer correo que le envié fue sucedido por otros correos, y cada día uno, en el que no solo le relataba lo que me iba sucediendo, también lo braseaba con explicaciones y recuerdos de antaño, y le daba algún que otro tirón de orejas.


El jueves santo de 2009, fue fatídico. Recibí una llamada suya, por la noche, y me volví a ilusionar como un niño con juguete nuevo, pero su tono de voz amenazante, y el mensaje, fueron demoledores, y también eran de esperar, no más correos, no más llamadas, nada de molestar, nada de nada. Yo todo mono de fiesta, mi cara cambió radicalmente... y decidí, en ese momento, que quizá fuese lo mejor, y tuve un cambio de actitud y de pensamiento ese mismo viernes santo.


Sin noticias de Dios durante un tiempo, y Dios sin noticias mías, fueron pasando los días, que no mi pena, hasta que un día me llegó un correo que decía "nunca me voy a olvidar de ti" entre otras perlas, y de por medio hubo durante un tiempo, unos correos en los que yo había ya tomado consciencia de la situación de la pérdida, pero que aún por encima, él, sin insistir demasiado, me contaba sus problemas con su Mini-Pimpf... así es, pasé una temporada de alegrías y tristezas.


A ello le sucedió una cena, la primera en muchos meses, en un rato que me concedió audiencia de mala gana, pero que terminó con una despedida formal en la que él no pudo evitar poner cara de panoli enamorado, y si, charlamos mucho, y bien, y yo le hablé por primera vez de mi D. con el que yo llevaba ya un par de meses.


Y llegó el verano, y mi relación con D. marchaba viento en popa, yo cada día más ilusionado, y la relación de mi Billy Sive con su Mini-Pimpf también, se sucedían nuestros correos, y pese a que no volvimos a coincidir en Galicia, manteníamos una relación epistolar de total amistad, donde nos comentábamos todo tipo de dudas sobre nuestros hombres. Dudas y comentarios que a veces debíamos callarnos, por no sobrepasar una barrera que nos habíamos marcado con nuestras parejas.


Por fin agosto, y mis vacaciones en Galicia, la posibilidad de vernos y coincidir, y a lo mejor, de conocer a su Mini-Pimpf, su cumpleaños, en el que no perdí ocasión de ser el primero en felicitarlo, y el gran día del encuentro, las fiestas de su pueblo. Aquel día llegábamos tensos por una cita fallida a última hora, pero habría reencuentro. Mientras yo, lleno de miedos y dudas, esperaba ansioso conocer a su Mini-Pimpf, para comprobar en directo todo lo maravilloso que era su jovencito de 23 años.


Pasó por delante de mi una vez, e hizo que no me vió, le seguía su chico. Pasó otra vez por delante, y volvió a disimular. Entre triste y avergonzado, no sabía muy bien donde meterme, y aquella jornada que prometía fiesta y alegría, se convirtió nuevamente en otro fiasco, un frenazo en seco en nuestra amistad. Otra vez coincidimos en aquella fiesta, en esa ocasión, a escasos cincuenta metros, apuntaba con el dedo en mi dirección, indicándole a su Mini-Pimpf cual era su ex, y mi respuesta fue pedirle vía sms un poco de educación, que no se señala con el dedo, hombre ya!!. Pero hubo un par de encuentros más, el último el más penoso, él y su chico a escasos metros se cruzan conmigo, me pone cara de pena en lo que entendí como un "no puedo hablar contigo", y mi gesto hacia él lo dijo todo, giré la cabeza varias veces diciéndole "no, no, esto no es así, no me merezco esto". Y a partir de ese día, el silencio.


No volvieron a haber correos, me había aprendido la lección, no estaba ya ni en mi vida, ni en mis planes, y pasaron dos meses, en los que yo suponía había detrás una bonita historia de amor donde había un solo "malmetedor", Pimpf. Mientras, en Madrid pasé los días más felices al lado de mi D. Y llegó una fecha clave, la fecha en que mi Billy Sive debía elegir su destino. Y mantenía intactas mis esperanzas de que se viniese a vivir a Madrid. Pero seguía sin noticias. Hasta que un día me dijo un pajarito (que es como vulgarmente se conocen los chismorreos), que ya no estaba con su Mini-Pimpf. Ese día respiré aliviado, y es que aunque no lo parezca, mi Billy es de los que se enamoran enseguida, a la primera o segunda cita, aunque él lo niegue.


A las semanas volví a tener noticias suyas. Esta vez era el, desbloqueándome en el messenger, e informándome de su destino, esa ciudad mediterránea con mar..., contándome las miles de penurias que le habían pasado con su Mini-Pimpf y que no todo había sido del color de rosa como me había hecho creer. Yo planeaba ya mi primera escapada oficial con D., a la que poco después sucedió una segunda. Y todo iba viento en popa.


Pese al varapalo de su ciudad mediterránea con mar que nos tendría nuevamente separados, lo había recuperado de alguna forma, lo tenía más cerca que antes, pero yo por aquel entonces, estaba tan enamorado de mi D. que ya lo sentía muy lejos.

Pasaron las semanas, con mi amistad totalmente restablecida con mi Billy Sive, mi relación con D. todo un ejemplo de amor. Hasta un día que se alinearon los astros, no se si en mi contra, en contra de D. o en contra del mundo en general. Pero, mi relación con D. se fue enfriando, por incompatibilidades de la vida cotidiana que hacen que las parejas no sean eternas. Y me fui a Galicia otra vez, a pasar las navidades. Estaba previsto un reencuentro con mi Billy. Y así fue.

Esta última nochebuena, fui a recoger a Billy Sive a su casa, me lo llevé de fiesta, y lo devolví a su casa, poco antes de la hora de la cena. El camino en coche fue, especial, él con un brillo en su cara, y una sonrisa permanente, yo muy feliz de volver a verlo. Y una mano suya se escapó hacia mi entrepierna mientras yo conducía, me dijo:

- ¿Te acuerdas de esto? Todo lo que quieras puede ser, tú decides lo que hacer

Continué conduciendo, en la puerta de su casa le dije:
- Claro que me acuerdo de eso, lo que he estado suspirando tanto tiempo por ti, pero, a mi también me llega tarde, soy feliz con D., y no me gustaría estropearlo, así que mejor no hacer nada hoy de lo que me pueda arrepentir mañana.

Y quedó el tema en el aire..., pasaron los días, y mi relación con D. se quebró durante unos días, días que Billy aprovechó para atacar duramente a D. pidiéndome que no volviese con él, pero a estas alturas de la película, quería tanto a D., que volvimos, y volvimos a tener una recaída, esta vez más gorda, la que he comentado aquí ya en algún post. Ese tiempo hablé mucho con mi Billy Sive, me llenó la cabeza de pajaritos, de un futuro en común, en Madrid, viviendo juntos y me mantuvo una esperanza de que, en menos de un año estaríamos juntos por fin. Y lógicamente, me ilusioné.

Pasó casi todo el mes de febrero, y un día D. reapareció, yo volví a su vida, en principio, en calidad de amigo, pero, con lo que me está mimando ahora, como para volver a perderlo, pero mi corazón estaba en esa ciudad mediterránea con mar y mi cuerpo y alma en Madrid.

Y llegó la decepción final, el día que Billy me planteó sus tres dudas como recogí en el post "Cari, no me entero de nada". Por eso veo sus dudas razonables, e incluso justificadas, pero ¿no hemos cometido ya muchos errores ambos en nombre del amor?


Ya he dicho anteriormente que mi Billy Sive es un romanticón, o según se vea, un pardillo de los que se enamoran a la primera de cambio, con él es suficiente un par de citas para tenerlo encandilado, o a veces, le es suficiente con una. Así fue en nuestro caso.

Llevaba yo tambaleándome un tiempo con mi relación con Angelines, algo que estaba ya más que finalizado, con alguna que otra recaída, pero los casi seis años de relación habían terminado agotándonos a ambos. Y yo sentía ya que mi lado homo me llamaba. En una de estas que rompimos Angelines y yo entré en un chat, y conocí a Billy. Chico majo, discreto y de un pueblo cercano, solo hicieron falta un par de comentarios verdes y cita al canto.

Nos conocimos a medio camino de su pueblo, una noche con luna y estrellas, muchas estrellas, a finales del mes de julio. Sin demasiadas palabras, y sin andarnos con muchos rodeos sucumbimos a una noche de sexo. Y nos dimos la oportunidad de volver a vernos, también para lo mismo. Yo sentí cosas que en tiempo no sentía, y no hablo precisamente de amor.

Nuestra segunda cita, a los dos o tres días fue ya con más luz, y allí lo vi, y pensé que menuda pena un cuerpazo así y una carita tan... tan no se, que no le acompañaba nada, y hubieron palabras, muchas palabras, y nos conocimos un poco más. Yo, de vuelta ya de mi última etapa hetero, lo necesitaba, era un apoyo gay en un mundo en el que yo estaba tan solitario. Cuestiones de armario. Él, me necesitaba también, chico recién salido de una relación, busca apoyo en otro chico. Sin embargo, lo práctico que suelo ser yo en muchos casos hizo que le soltase ya en la segunda cita una frase, por que lo veía venir "ni se te ocurra enamorarte, por que yo no estoy para esas cosas, todo lo demás, lo que quieras". Por primera vez se pasó algo de lo que le dije por el forro de los mismísimos, se había enamorado ya en la segunda cita, o quizá en la primera.

Se sucedieron más citas, cafés a escondidas y un mayor entendimiento, pero volvió a mi vida mi Angelines, y yo, cegado todavía por mi amor hacia ella, caí. Le dije a mi Billy que, sintiéndolo mucho, ella estaba ahí, y que si quería de vez en cuando tomarse un cafelillo conmigo, de buen grado, pero que no había nada más que hacer entre nosotros. Confiaba todavía en que no estuviese enamorado. Volvía a equivocarme. Pero mi periplo con Angelines duró cerca de medio año, y siguieron habiendo cafés. Y tras ese medio año, una nueva oportunidad con Billy, varias citas y mucho cariño que nos habíamos tomado tanto tiempo de cafés. Y mi Billy estaba muy enamorado. Le volví a hacer la misma jugarreta, pero esta vez mucho peor, sin cafés, por que mi Angelines y yo, volvíamos con todas las consecuencias. Este periplo duró menos de un mes, y volví cuan corderito degollado a manos de mi Billy, pidiendo uno y mil perdones. Pero seguía yo sin ver la posibilidad de mantener una relación con un chico en un entorno tan rural. Y ahí comenzó nuestra historia de amor-no-amor. Unas cuantas escapadas, muchas citas (cuando a mi me apetecía) y muchos cafés. Le recordé que no se debía enamorar bajo ningún concepto.

Y con una "no-relación" pues ocurrió lo inevitable, él se buscó un poco la vida por ahí, y yo por otro lado. En lo que se supone una relación abierta, donde cada uno hacía un poco lo que quería, y cada uno sus ligues, que no debían pasar de eso, rolletes, a ese acuerdo habíamos llegado, o al menos, yo lo había impuesto.

Mientras, él sufría en silencio el no poder ser correspondido al 100% conmigo, pero yo estaba todavía lejos de contemplar algo así en mi entorno rural, y ante cada intento suyo de reconducir nuestra relación yo siempre le respondía con un sencillo "mira, no me rayes con esos temas".


Con todos los vaivenes en nuestra relación-no-relación mantuvimos siempre el amor, él demostrado hacia mi y mi dureza con él, y yo, en silencio, cada día, cada vez más enamorado, luchando contra mis propios miedos, acostumbrándome a nuevas realidades y aprendiendo que, también podía enamorarme de un chico como así fue.

Pasó el tiempo, con más escapadas, y yo cada día lo sorprendía más, éramos como una pareja perfecta, solo que, no éramos pareja, y a ello le siguió un tiempo de separación entre ambos, durante cerca de seis meses, por cuestiones laborales. Y durante ese tiempo, no tuve ni tiempo para verlo, obcecado con mis estudios. Él, en la lejanía intentó olvidarse de mi, pero no lo consiguió, y a su vuelta, ambos seguímos con la misma dinámica. Él intentar olvidarse de mi poco a poco y yo cada día más enamorado. Pero uno continua cometiendo errores, y también hubo mentiras y excusas que yo le puse, y él por la suya, en una relación abierta, no consentida por ninguna de las partes.

Volvió a pasar el tiempo, hasta que conoció a su Mini-Pimpf, pero esa parte de la historia ya la conoceis de sobra, y lo que ha ocurrido después también.

Yo creo, y ya con la saga de Mi Billy Sive terminada, que estamos condenados a no entendernos, que no nos vamos a poner nunca de acuerdo para querernos el uno al otro de forma sincronizada, por ello, el día que dije que estaba un poco cansado ya conmigo mismo por la relación-no-relación es con motivo. Es todo más que cansino, y probablemente moriremos pecando siempre de lo mismo, de ponernos las cosas difíciles en los momentos clave. ¿No sería más sencillo ponernos de acuerdo y a la vez decidir si debemos o no debemos seguir automutilándonos? O por qué no, decidir de una vez si nos lanzamos al vacío y comenzamos de una vez la relación que nunca hemos llegado a tener. Ambos queremos, y ambos tenemos la esperanza de que algún día así será. Pero mientras, él con sus dudas razonables, y yo, yo con las mías, solo que soy mucho más seguro que él.

Termino hoy con el tostón que supone para vosotros el que os cuente cada equis tiempo como he visto yo mi relación con Billy Sive, desde cuando lo conocí, con mis errores y mi falta de empatía hacia sus sentimientos, pasando por su paciencia, a su relación con su Mini Pimpf, y el año que se dedicó a castigarme, hoy con la ilusión puesta todavía no se en que, en su visita ¿con qué fin?¿debo volver a ilusionarme? En cualquier caso, si debo disfrutar de un fin de semana con él, sea el plan que sea, y que el tiempo, decida.




D.


D. fue mi chico. La historia ha terminado, y todavía debe curar bien la herida, que ha sido muy grande, más de lo que hubiera pensado. En cuánto nos repongamos, le dedicaremos un serial como a los grandes personajes (viles o admirados) de este blog. También él se lo merece e incluso era deseo suyo no aparecer en esta sección como "es mi chico", si no con algo más de letras, las tendrá, caris, no os preocupéis.




D.F. (DARÍO)


¿Quién no ha tenido nunca un amor quinceañero? No me refiero a estar enamorado de un quinceañero a estas alturas de la vida, la pregunta que hago es ¿Quién siendo quinceañero no se ha enamorado perdidamente? A mi me ocurrió, y todavía me dura.

He comentado una vez que uno de mis mejores amigos, D.F. (no confundir con D.) es para mi algo más que eso, él ha sido y será, en silencio, mi amor platónico. A mi llegada a Madrid él fue uno de mis principales apoyos, ese amigo que te llama y se preocupa por ti, que te entretiene, con el que puedes tomar una caña, que te presenta a su novia y que además, te tiene embobado.

D.F. es un chico bajito, no llega apenas al 1,70, y su piel, muy morena, como la sombra. Es al igual que yo, un fan del sol, un chico excesivamente maniático, aunque eso lo fui descubriendo con el tiempo. Mujeriego e infantil, seductor a base de sonrisas y blancos dientes. Cuerpo atlético, con un pectoral que quita el hipo sin apenas bello. Un placer para la vista y una delicia en todos los sentidos.

Ambos estamos en Madrid por trabajo y somos de ese pueblo pontevedrés de cuyo nombre no quiero acordarme donde lo conocí una semana santa, cuando yo tenía quince años y él todavía catorce. Verlo aquella primera vez fue para mi una confirmación homosexual y desde ese día me enamoré perdidamente.

Como quinceañero debería llevar una carpeta llena de fotos de mis ídolos musicales del momento, pero mi deseo era tenerla llena de fotos suyas y pintarrajeada con su nombre por doquier, D.F.. Pero la fijación (obsesión) no había sido recíproca, obviamente. Me mantuve durante años como un conocido del pueblo, pero de vista. Sin apenas ningún saludo, contentándome con coincidir alguna que otra vez en pubs y discotecas, rezando para que llegase un sábado para volverlo a ver, buscando el mínimo roce, fuese en la barra, en los aseos o a la salida, solo por el simple placer de alegrar la vista.








La Casera

La Cajera






R. (RUI)

He hablado de R. en una ocasión, con el post de "Recuerdos Ecce Homo de Semana Santa". En ese post hacía un breve repaso a lo que ha sido nuestra amistad centrándome en la Semana Santa, pero el escrito derivó en alguien ahora más importante en mi vida, D.F., pero visto con el tiempo, y tras lo que ha ocurrido este fin de semana en ese pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme en mi Galicia, es de justicia que os lo presente en condiciones.

Al término de la boda, el pasado sábado, muchos de los invitados se dispersaron, unos fueron al pueblo de Billy y otros, al mío. Quedamos tres supervivientes que decidimos irnos a una discoteca "a ver chavalitas de quince", o chavalitos, por qué no, que aquí no somos racistas. Y a nuestra llegada, todos trajeados como abuelos que éramos allí, nos acercamos a una barra que estaba vacía. Apoyado en una esquina y charlando con la camarera se encontraba R. que estaba allí de encargado.


A R. lo llamaremos Rui, que significa "Rico en gloria", vamos, como el Atlético de Madrid, también conocido como "El Glorioso". Uno de mis amigos se paró a hablar con él, yo más tímido me quedé en segundo plano. Pero teníamos una deuda histórica, llevábamos mucho tiempo sin hablar con calma, y esa noche lo hicimos, charlar.

Pronto mi amigo comenzó a charlar con uno de los dueños de la discoteca, para presentarle una queja y Rui se fue acercando a mi. Sabía que venía de una boda y que traía unas cuantas copas encima, y aprovechó. Hablamos básicamente de política, si, una gilipollez a altas horas de la madrugada, pero a mi si me habla de los Power Ranger a esa misma hora le habría prestado la misma atención. Él pertenece al PP desde hace ya varios años, es uno de sus valores fuertes, joven con éxito y muy conocido en el pueblo, ha aparecido ya varias veces en las listas electorales para concejal. Yo pertenezco al PSdG-PSOE, desde no hace tanto, pero con también un valor en alza en el partido, jóven, con estudios, idealista, muy conocido en el pueblo, racional y de buena familia (aunque esto último era ya por descontado). Así que me abordó, en medio de dos conversaciones:

- Yo se que dentro de un año estaremos sentados el uno frente al otro, y yo te diré "Señor Pimpf, márchese, már-che-se", con su sonrisa que siempre me ha cautivado.
- Yo me alegro por tu predicción - contesté yo muy seguro de mi mismo- el día que estés pidiendo que me marche, será por que estaré en el gobierno, pero no me importará que me lo pidas.

Yo desde luego me apunto enseguida a lo que él ha vaticinado, aunque le expuse que con muchos matices, mientras él pensaba que yo iría en los primeros puestos en una lista, lo he desengañado y le he dicho que mi intención no es presentarme en ninguna, que mi vida ahora está en Madrid y también mi corazón, que seguiré participando en todos los proyectos de mi agrupación a nivel local, pero que sintiéndolo en el alma, necesitaba más años para verme con fuerzas para algo más, que cuando tuviese más tablas podría presentarme a algo, y cuando el partido me necesitase yo siempre estaría allí. Así que, apostillé su futurista visión con un sencillo "seré yo, desde la oposición quien te diga a ti, MÁR-CHE-SE Sr. Rui, lleva muchos años en política y el pueblo necesita a alguien más preparado y menos quemado que usted".

Charlamos cerca de una hora, sobre política nacional, municipal, sobre nuestros partidos, nuestros futuros candidatos, nuestras predicciones y nos atrevimos con un par de apuestas, sin notario, pero que cumpliremos por que somos de palabra. Asi es que después de ser mi mejor amigo cuando yo era un niño hasta hoy, parece que nuestras vidas han discurrido siempre con cariño y admiración el uno por el otro, y partiendo de un punto en común hemos ido separando nuestras trayectorias de forma exponencial, hasta quien sabe donde, hasta quien sabe cual será la próxima vez y en que condiciones, pero creo que este post queda algo flojo con decir que he hablado con un antiguo amigo de política, en posteriores posts explicaré con más detalle como nos ha ido la vida hasta llegar al día de hoy.

Si he sentido alguna vez eso que es tener un mejor amigo ha sido con Rui aquellos tres años que estuvimos juntos en el colegio.

Yo tuve unos comienzos como estudiante bastante dudosos, en lo que ahora es educación primaria, y que antes llamábamos EGB (Educación General Básica). Comencé el primer curso con cierto aburrimiento y vagancia quizá cansado de los dos años anteriores de preescolar donde había destacado por el buen uso de tijeras y punzón y por aprender a leer y escribir muy pronto. Esto se lo debo a la profesora que tuve en el parvulario, y que acompañó mi carrera estudiantil hasta quinto de EGB, tras lo cual ella nos conocía casi tanto como nuestros padres. Segundo de EGB trajo la novedad de los primeros chicos repetidores de la historia y a mi clase fueron a parar seis repetidores, entre ellos Rui y Felipe, y los sentaron a mi lado. Ahí conocí a Rui, que era repetidor por haberse perdido más de la mitad del curso anterior por enfermedad.

Segundo fue un año de trabajo duro, por que aprenderse la tabla de multiplicar, costaba, y más cuando tus compañeros de al lado a los que copiar los ejercicios no eran unos lumbreras. Tercero fue similar, o peor, otra vez sentado con ellos y un año de pasar olímpicamente de los estudios, al punto de llamar a mi madre para un par de reuniones para ponerme las pilas, pues en caso de seguir en esa actitud tan vaga, corría el riesgo de repetir. Y fue el punto de inflexión, por que el cuarto curso fue rodado, me situé entre los alumnos más aventajados en clase, una fiebre por hacer las cosas bien y asimilar conceptos que me sirvió para los años posteriores. Durante esos tres años Rui y yo tuvimos la misma progresión. En concreto, en el cuarto curso nos ganamos, gracias a una labor de "investigación" un par de billetes a una excursión elitista a la Radio Galega y a Santiago de Compostela en general para los mejores estudiantes de la clase.

Rui era un niño muy risueño e inquieto, su alegría era de las que contagian, bajito para la edad que tenía, vivía a unos 300 metros de mi casa, en el barrio de al lado y todos los días partíamos con la mochila cargada de libros. Por la mañana, a primera hora me pasaba por su casa a recogerlo para el colegio, en un trayecto de kilómetro y pico caminando. Nos pasabamos las mañanas sentados en clase riéndonos de todo cuanto nos podíamos reir y hablábamos sin parar. Al medio día volvía por su casa a buscarlo para ir a clase otra vez, esa parada era más familiar, con toda su familia mientras esperaba a que él se lavase los dientes, y otra vez para pasar la tarde juntos. Al salir del colegio hacíamos otra vez el mismo recorrido, e incluso las tardes que él no tenía fútbol allí jugábamos con otros compañeros de clase y vecinos hasta que nos daba la noche y nuestras madres a gritos acudían a nosotros. Dos años para hacernos amigos para toda la vida.

Felipe y yo éramos también uña y carne, entre los tres había no solo química, había una amistad que se mantiene a día de hoy, un cariño especial, aunque cada uno haya recorrido unos pasos distintos en la vida. Una amistad totalmente inocente. Yo, que de tan jovencito no tenía ni idea de que significaba la homosexualidad y en mi vida había visto a un "invertido" de esos disfruté de Rui. Comencé a tener alguna idea de ello durante esos años, pero en mi imaginación no aparecía Rui a tales efectos. Años después comprendí más cosas.

El cuarto curso, ese en el que yo me apliqué como super estudiante trajo una novedad, una mala novedad. Yo me mudé de casa, y de barrio, la consecuencia fue que dejamos de hacer la vida en común que hacíamos, tan solo compartíamos las clases y los recreos. El quinto curso trajo una novedad más catastrófica todavía. Rui se mudaba también, dejaba su pequeña casita por una en un barrio mucho más alejado del mío y el consecuente cambio de colegio. Así pues, cada uno en una punta del pueblo, dejamos de vernos de un día para el otro durante un par de años o tres. Él continuó jugando al fútbol, yo convirtiéndome en el chico gordito de clase que estudiaba y pasaba demasiado tiempo con las chicas en los recreos. Él fue forjando el mito que sería los años siguientes, yo comencé unos años oscuros.


Pese a vivir a tres kilómetros el uno del otro, cuando se es niño esas distancias se hacen más largas si cabe de lo que son en realidad, y nos pasamos un par de años sin volver a vernos Rui y yo, mientras, con Felipe habíamos incrementado los lazos que nos unían.

Fueron pasando los años oscuros, como siempre los he llamado y llegó la pubertad, con esos descubrimientos que todos hacemos de nuestros cuerpos. A los chicos nos va saliendo el bigotillo y las chicas desarrollan unos pechos, que a esas edades siempre te parecen impresionantes. Con un grupo de amigos nuevo comenzamos a salir los domingos por las tardes, normalmente a jugar a una sala de máquinas que había en el centro del pueblo. Allí coincidí otra vez con Rui. Rui estaba como siempre, radiante e insultantemente simpático. Paramos a hablar un par de veces, pero aquella unión que habíamos tenido se había roto. Cada uno tenía un grupo de amigos distinto, y él, además, sus seguidoras.

Volvimos a coincidir durante esos años en una escuela de baile regional también del pueblo. No, yo nunca he bailado, nunca he jugado al fútbol, nunca he hecho actividades donde tuviese que relacionarme con nadie, en una rata de biblioteca me había convertido en mis años oscuros. Dos de mis mejores amigas, por aquella época bailaban con él y allí nos pasábamos las tardes de los viernes, haciendo tiempo, y yo esperando a que llegase Rui con toda la ilusión del mundo por verlo, por tener su saludo, por recuperarlo algún día. Él llegaba con un séquito de fans incondicionales que apenas lo dejaban respirar, apenas lo dejaban pararse aunque fuese cinco minutos conmigo a charlar. Era la estrella de la Escuela de Baile y yo poco podía hacer para intentar un acercamiento, y aunque hubieron tímidos puntos de encuentro, jamás volví a recuperarlo.

Pasamos octavo de EGB, nuestras excursiones, él sus primeras novias, yo mis primeros rechazos de las chicas guapas del grupo, mi autoestima por los suelos y él en lo alto de la cima. Comenzaron los años de ir a la discoteca, las primeras pandillas, él aparecía por allí con su vespino y su cazadora de cuero, un pelo que me fascinaba y sus ojos marrón-verdosos siempre con un brillo particular. Me fascinaba su sonrisa y su limpia dentadura, su chandal o su pecho cuando lo descubría. Comprendí que no se trataba de recuperar una amistad, comprendí que me había enamorado de él.

Empecé a estudiar BUP, lo que no se ahora como se llama, y él empezó a hacer FP, en centros distintos. Pensé que los astros se alineaban con tal de que no coincidiésemos jamás en la vida. Y pronto, un amigo común que teníamos comenzó a despertar su interés, fue ahí cuando lo empezó a fichar en todas las semanas santas para ayudar a estas cosas de la iglesia en las que nos reuníamos lo mejor de lo mejor del pueblo, los más guapos y más golfos, los más espabilados, si, yo ya no era la rata de biblioteca, era el chico que estudiaba y que tenía miles de amigos con los que salir los domingos. Pasamos tres semanas santas juntos, volvimos a ser pareja en aquellas eucaristías interminables que el cura de mi pueblo daba. Siempre uno frente al otro, o uno al lado del otro. Juntos, otra vez juntos, aunque fuese en Semana Santa. Habría tragados misas de quince horas si fuese necesario con tal de disfrutar de aquellos momentos de risas con él, risas por otra parte a escondidas para que el cura no se enterase. Nuestros primeros cigarros, quedar después de todo el jaleo católico para tomarnos alguna que otra copa también a escondidas. Pero la Semana Santa pasaba más pronto de lo que yo quería. Volvíamos a coincidir nuevamente en la escuela de baile y al final del verano en una romería local en la que teníamos más o menos la misma misión que en Semana Santa.

Uno de esos años llegó una excursión que organizó la parroquia al Santuario de Fátima. Sin pensarlo ni dos veces nos apuntamos los dos, rememorando aquella excursión a Santiago, dándonos la oportunidad de esa excursión de octavo que por cuestiones de la vida nunca llegamos a tener juntos. Una excursión que incluía una noche en un hotel, en una habitación para cuatro personas en un ático, donde hicimos botellón, donde visitamos la habitación de otras chicas, donde Rui brillaba con luz propia por su simpatía y donde yo era el que comenzaba las gracias que después remataba él. Y mi mente sucia disfrutó aquella noche cuando totalmente desnudo salió de la ducha, cuando en calzoncillos se tiró encima de mi desde lo alto de un armario (en el que quizá yo he estado encerrado siempre), y las peleas, las peleas en calzones. Qué tiempo perdido y en una sola noche, que forma de recuperar todo.

El tiempo y las cuestiones de la vida nos volvieron a alejar, definitivamente.

El tiempo volvió a separarnos, la imposibilidad de hacer más viajes comunes, el ir teniendo ya una edad como para estar haciendo esas cosas de curas terminó por separarnos mucho más. La escuela de baile se disolvió aunque por esas fechas él, que continuó con el tema del baile se lo había creído que realmente era bueno y continuó un poco por libre, no se hasta que punto.

En materia laboral el comenzó pronto a trabajar en la empresa en la que había trabajado su padre toda la vida, algo tan sencillo como estar tirado un día en el sofá y que tu padre te diga "ahora que has terminado FP ya tienes un puesto de trabajo donde he trabajado yo siempre". Joven, guapo, con éxito, un gran bailarín a nivel local, simpático, con novia, trabajo desde siempre, y una moto que se compró años después. Lo tenía todo. Yo continué a lo mío, estudiando más, sin trabajo, solamente con lo que me salía los veranos y como siempre, sin destacar en nada, y llegó mi Angelines en una de esas, y mis estudios de economía finalizaron mientras me mantenía con trabajuchos. Yo ya me había olvidado completamente de Rui.

Rui se casó años después, con una chica con cara de antipática, pero bien situada económicamente, y mantiene su trabajo de siempre. Yo lo dejé con Angelines y por huir de ella me saqué la oposición y me vine a vivir a Madrid donde conocí a D.

Años antes había visto a Rui en las listas del PP del pueblo, sus idas y venidas por el ayuntamiento mientras yo trabajaba allí eran constantes, mientras yo era el secretario del alcalde. Y tiempo después, al ver como funcionaba el ayuntamiento por dentro decidí que era hora de que yo tenía que entrar en política de una u otra forma. Así es como nos encontraremos Rui y yo en el futuro, gracias o a través de cuestiones totalmente políticas, claro que, según él "te has equivocado de partido, tenías que venir con nosotros" pero yo creo que uno tiene mejores amigos en los partidos de la oposición que en los propios donde es más fácil ganarse enemigos, por eso quizá yo esté en el PSOE y él en el PP.

Quizá el tiempo nos vuelva a poner en nuestro sitio a ambos, quizá yo me termine comprando un chalet próximo a donde él se compre el suyo, y los niños que tenga con mi pareja irán al mismo colegio que los suyos con la chica esa tan seria y terminemos las dos parejas haciendo barbacoas al lado de la piscina. Yo solo sé que le tengo un inmenso cariño desde siempre, que he confundido en algún momento nuestra amistad con algo más allí donde él jamás se lo habría imaginado, que en el plano sentimental tengo ya todo claro con respecto a él, pero en cuanto a la amistad, siempre tendré la espinita clavada de como nos ha ido separando el tiempo.








8 comentarios:

  1. Jodeeeeer, cabronazo. No conocía este pequeño rincón de tu blog. Hoy sólo he leido la parte de Billy (y, cari, me he saltado la de Angelines, que a mi las historias con las tías no me gustan nada, porue sigo pensando que los bisexuales no existen, que son gays que no se entran todavía de lo que realmente les gusta).

    Ay, Tu famoso Billy. Dejo la lectura de D. para otro día, ¿vale?.

    Mira Pmpfito, en ese pedazo relato de tu historia con Billy, te acabo de conocer del todo. Creo. Qué manera de contarlo todo. Cuánta ternura, cuanta confusión, cuánto desacuerdo. Y cuánto dolor. Joder, niño. Te mereces a un tío de puta madre.Porque tu eres de puta madre. Cómo te entiendo.

    Y además, me he enterado de lo de tu trabajo en Madrid, de cuándo empezaste y todo éso.

    Macho, para no hablar de tu vida privada te has lucido.

    Cada día me gusta más tu blog. Sin ti y sin Andresito todo esto de los blogs no tendría ningún sentio para mi. Te lo digo como lo siento.

    Volveré a coger otro día la escalera para subir a tu desván, y seguiré trasteando entre los baúles y cajas llenos de recuerdos y pensamientos.

    Niño, te sigo.

    Besos y agur

    ResponderEliminar
  2. Ay Zowi, que ilusión, es el primer comentario que me dejan en esta macro sección que es una pena no se pueda dividir de uan forma más sencilla para los escasos lectores, pero es un cajón donde guardo a los principales personajes. Como ves hay un ex, una ex, aunque te equivocas con tu teoría de la bisexualidad que yo ya he explicado, primero han sido los chicos, y después, por qué no, las chicas.... y gracias por seguirme.

    Bicos Ricos

    ResponderEliminar