jueves, 19 de septiembre de 2013

Sueños y pesadillas

Me comentan algunos lectores, tanto por la vía pública como privada, que el subconsciente, algo por debajo de la consciencia, sigue actuando sin que, valga la redundancia, nosotros seamos conscientes, esto supongo yo que tendrá que ver con el asombroso mundo de los sueños. Pero eso mejor nos lo explique algún bloguero que se pasa por aquí y que sea conocedor de este tema, que yo voy bastante justo.
 
En pocos días he soñado varias veces con D. Y esto es todo un logro, porque estando él en vida la relación incluso en sus mejores, o momentos regulares era algo bastante complicado que sucediese. No voy a decir que jamás había soñado con él. Si, pero el contexto era distinto y quizá no supe apreciar o disfrutar los sueños en su momento o se me olvidaban en el momento, qué sé yo. Pero los sueños y pesadillas en esta ocasión han sido totalmente distintos y supongo que no es nada bueno soñar con alguien a quién echas de menos, aunque tampoco nada malo, así lo creo.
 
La semana pasada cuándo dormía soñé ¡Bendita ilusión! algo nada bueno. Horrible, ya os lo digo. Un sueño de lo más real, dónde él y yo aparentemente estábamos rodeados de más gente, y en determinado momento, él tenía uno de esos ataques de ira que le dan, o un ataque de mala hostia según se mire, empezaba a gritarme, repetía aquellas perlas que en su día me envió por el whatsapp del demonio y por el facebook, y yo no me quedaba callado, también os lo digo. Algo similar a la realidad, solo que en este caso recibía una y cada una de sus perlas como si lo que yo dijese no le afectase. Como el tono de la discusión iba a más, en ese momento me entró el punto de consciencia durante el sueño y decidí que no quería soñar más con eso. Me desperté entre sudores (que parece una frase hecha pero que fue totalmente real), y me puse a merendar. Intenté llorar pero no pude.
 
Anteayer volví a soñar con él. Había pasado un fin de semana bastante duro, comiéndome mucho la cabeza con todo este asunto del que ya os anticipo que este será uno de sus últimos post, los últimos coletazos. Empecé a sentir esa debilidad propia de la soledad, ese momento de duelo que los blogueros llaman, la necesidad de su voz, de su sonrisa, la toma de conciencia de que ya no volverá, y tras unos días muy agobiado, mi subconsciente (supongo) decidió que ya no más, que ya estaba bien, que debíamos despedirnos con un buen sabor de boca de esta relación imposible que me ha dejado esa halitosis ficticia (aunque también le reconozco muchas cosas buenas, no os quiero engañar ni engañarme a mi mismo). Soñé que si él estaba descontento con mi actuación los últimos meses, esa falta de muestra de cariño en público por mi parte, sobre todo por mi público, ese reconocimiento hacia los demás de la relación y sus ganas de formalizarlo todo, decidí olvidar el empujón, decidí olvidar que La Buscona no había tenido en todo este tiempo más que medio minuto para preguntarme qué tal estaba, decidí olvidar tantos y tantos malos recuerdos que solo quería su felicidad. Recuerdo mucha gente de mi círculo más cercano, en él, flotando casi entre algodones (no algodones de algodón, que el algodón es algo que curiosamente nos producía dentera a ambos, algo más parecido a las nubes, qué por cierto ¿a qué huelen?), y ahí recuerdo mi mano sobre su mano, una ligera caricia, un guiño en la oreja y el cuello, un beso en público. Si, precisamente cosas que a él, al principio de la relación no le gustaban nada y que luego, él solía pedirme, claro que era algo que tampoco hacía en su círculo, en su barrio, jamás en Chueca (¿hola?). Pero en el sueño lo veía feliz, mi gente no se asombraba por ello, estábamos todos flotando y felices. Entonces tuve una nueva toma de consciencia. Tampoco me quería engañar a mi mismo y decidí despertarme.
 
Quería despertarme porque no quería precisamente ilusionarme con algo que no va a ocurrir jamás, por algo que me va a dejar ese regusto de ¿Por qué no se lo di cuándo él quería? Ni quería pensar que con concederle sus deseos se arreglase todo, todavía quedaban, y quedarán en realidad mis deseos de ser feliz, y ésto no se consigue siempre haciendo feliz a tu pareja. Se necesita ese puntito de egoísmo que te hace pedir a tu pareja que lo seas todo para él, y que él haga por hacerte feliz y no que tus sueños sea precisamente tu pareja quién los tire por tierra por su propio egoísmo.
 
Sin embargo, tengo que agradecer que tras este sueño me he sosegado totalmente en cuánto a este tema. Pasé el resto de días sin agobio, concentrado en mis estudios, aprovechando bien el tiempo y sin desesperar, que era lo que me trajo de cabeza el fin de semana pasado. Si ya lo decía aquella canción "y que una nube de tu memoria me borre a mi". Eso espero, para que termine esto de una vez por todas.

4 comentarios:

  1. Es lo que pasa cuando rompes con una pareja, que de vez en cuando sueñas con él (maldito subsconsciente), pero bueno, es bueno saber que es solo un sueño y nada más.

    Salu2.

    ResponderEliminar
  2. Es normal que alguien con quien has pasado tantos años de tu vida acabe apareciendo en tus sueños, y más ahora que sigues dándole vueltas. Pero todo eso pasará, ya lo verás. Y entonces es cuando de verdad podrás ser feliz otra vez.

    ResponderEliminar
  3. Dentro de poco ni aparecerá en tus sueños.

    Un abrazo chiquitín !!.

    ResponderEliminar
  4. Quizas el sueño sea la representación de un deseo reprimido, algo que querías que te digan o querías decir. Los sueños son formas de catarsis también y escribir lo es mas aun. ¿Soledad?, ¿Solo? Nunca estamos solos mi querido Pimpf, incluso D que piensa que se ha ido esta aun contigo (ay carajo me salió lo Arjona jajajaja) te envio un abrazo mi querido Pimpf

    ResponderEliminar