El Alvia de la muerte

O cómo tener que cambiar un post de un día a otro, de un post sobre el día de la Patria Galega, del patrón de España, de las fiestas de Santiago Apostol por un post sobre muerte y tragedia, la mayor tragedia ferroviaria de la historia española, si exceptuamos la tragedia de Torre del Bierzo en 1944 en el que fallecieron según fuentes oficiales del primer régimen franquista 78 fallecidos y 77 heridos pero que fuentes extraoficiales indican que la cifra pudo rondar entre los 500 y 800 muertos. En el accidente de anoche fueron, por lo menos y hasta el momento de escribir este post 78 fallecidos y 140 heridos, superando al accidente de tren ocurrido en Cádiz en 1972 con 77.

A primeras horas de la noche llegaban ayer las primeras noticias que indicaban que había habido un accidente ferroviario en las inmediaciones de Santiago de Compostela en el que podían haber al menos 9 fallecidos. Pronto llegaron las noticias, directas de la gente que estaba allí, de las autoridades que por allí pasaron y que iban aumentando con cuentagotas y con mucha cautela el número de fallecidos. El accidente ocurre un 24 de julio, la víspera de las fiestas grandes de Santiago de Compostela, la capital de Galicia, en un tren que se aproximaba a la ciudad procedente de Madrid. Los Alvia son la solución que la empresa ferroviaria Renfe han dado a aquellas líneas de tren dónde todavía no ha llegado el AVE. Los Alvia son unas máquinas ligeramente inferiores a los AVE, aunque hablamos de una diferencia de unos minutos en el recorrido. Utilizan las vías e infraestructuras del AVE pero pueden circular también por tramos que no son de Alta Velocidad. Así es como después de más de 20 años desde que se empezó a hablar de la necesidad de una línea de Alta Velocidad que uniese la capital de España con Galicia, hace menos de medio año se inaguraba el primer tren de Alta Velocidad en Galicia, para el tramo Ourense-Santiago de Compostela.

Todos los gallegos que queremos ir desde Madrid hasta Galicia tenemos una escasa oferta de trenes, un recorrido que en coche se puede hacer en cinco horas aproximadamente, en bus se hacía en 7 horas y media y en tren, en tren era otra historia, podía ser un tren normal, un Talgo, que es lo que se ha utilizado hasta no hace mucho y que hacía que el viaje durase como mínimo 8 horas y media y que poco a poco empezaba a ser sustituido por estos Alvia, reducían el tiempo de viaje considerablemente pasando a hacerse en 6 horas y 12 minutos. Un gran avance y una opción interesante de viaje a Galicia. Sin embargo, al llegar a la estación de Ourense se hace un cambio de máquina, y el convoy se divide entre los que vamos hacia el sur de Galicia y los que van hacia el norte, en dirección Santiago-A Coruña- Ferrol. Esta parte del convoy es la que se ha accidentado ayer, un total de 13 vagones que han volcado, incluyendo las máquinas. Volcado es una forma de decirlo, porque en las imágenes que nos han llegado, se ve una serie de vagones desperdigados por las inmediaciones de la vía del tren y un grupo de tres vagones unos sobre otros en un amasijo de hierros que terminó ardiendo, finalmente, otro de ellos ha ido a parar al campo dónde se celebran las fiestas del barrio de Angrois dónde ha tenido lugar el accidente, en la fatídica y complicada curva que da acceso a la ciudad de Santiago.

Hasta ahora las noticias son como en estos casos confusas y caóticas. El lugar dónde ocurrió el accidente es una zona rural gallega típica, un barrio de caminos estrechos asfaltados de difícil acceso, en una cuesta. En poco menos de una hora la zona estaba colapsada de ambulancias de todo el área de Santiago, bomberos y policía de la que se había desplazado a la ciudad para controlar las fiestas del Apostol. En medio de todas las fuerzas de seguridad y sanitarias de la zona, los vecinos del barrio que acudían con sus mantas para cubrir los cadáveres y con sus herramientas para abrir los vagones. Y enseguida saltó el dispositivo de seguridad, la petición de los hospitales de donaciones de sangre, y los primeros familiares desplazados a la ciudad. Suspensión de todos los actos de las fiestas, en su día grande, visitas de las autoridades nacionales, locales y autonómicas y muchísimo silencio sobre los datos y primeras investigaciones. Hoy, ya unas horas después el panorama no es mucho más halagüeño, un polideportivo convertido en tanatorio improvisado y mucho movimiento de furgonetas fúnebres desplazando cadáveres para realizarles las autopsias y las identificaciones. Las escenas de tensión hoy están en los hospitales pues no hay datos todavía de los fallecidos y hospitalizados. Mucho silencio en una ciudad que se preparaba para vivir su día grande y que por cuestiones todavía por esclarecer se ha convertido en su día más triste.

Es difícil hacer un post sobre algo así, ya os lo digo, procurar no caer en lo escabroso, en lo dantesco, en lo morboso, sin lamentarse de que en el tren viajaba mucha gente joven que acudía a las fiestas, o que muchos de los viajeros eran o podrían ser como yo, gente que trabaja fuera de su ciudad y que ansiosa por las vacaciones espera encontrarse en pocas horas con esa familia o amigos, o estos mismos en las horas de incertidumbre a la espera de saber si su ser querido está en la lista de heridos o de fallecidos. Quizá, intentando olvidar imágenes horribles, solo me apetece escuchar música gallega de Luar Na Lubre, a todos nos viene a la cabeza Chove en Santiago, un tema que quizá, y solo quizá fuese a compartir con vosotros esta mañana, pero que refleja con ese tono tristón de su melodía el sentir de mucha gente en una ciudad en la que a estas horas, precisamente, también llueve.