viernes, 25 de abril de 2014

La Revolución de los Claveles

Hoy se conmemora un aniversario importante en el país vecino, Portugal, la Revolución de los Claveles, que cumple 40 años y que terminó con la caída de la dictadura que el país padecía desde 1926 dando paso al maravilloso país que es ahora. Un cambio de gobierno sin derramamiento de sangre.
 
Si bien, podríamos pensar que a lo largo de este siglo XX la historia de España y Portugal ha sido un caminar por rutas paralelas, hay diferencias que han hecho especial cada caso, ni la dictadura española fue como la de Portugal, ni en Portugal hubo una guerra civil. En ambas se instauró una república y en ambas se derrocó una monarquía. Ambos países entraron juntos en la Unión Europea, y en los dos países había ganas de un cambio de gobierno sin que llegase la sangre al río.
 
Portugal venía de una situación de inestabilidad tras el derrocamiento de la monarquía, claro que, esa inestabilidad era ya un mal endémico, una economía pobre heredada del régimen anterior. Se sucedieron en Portugal distintos gobiernos, muchos presidentes de la república, muchos primeros ministros, cambios continuos de equipos de gobierno, y lo que se avecinaba no era nada bueno. El por aquel entonces Presidente de la República encargó a un tal Antonio de Oliveira Salazar, un abogado y político de origen humilde, que recondujese la situación económica, y éste solicitó para llevar su empresa a tal fin, ciertas libertades. Pero ya se sabe como son los dictadores. En cuánto la situación del país comenzó a mejorar ligeramente, Salazar empezó a subirse más a la parra del poder, y constituyó una república al más puro estilo bolivariano, es decir, un presidente omnipotente y omnipresente con una constitución para si mismo y perpetuar su poder durante décadas. Mientras en Portugal las pasaban canutas, en España llevábamos una carrera similar, derrocada la dictadura de Primo de Rivera se terminó proclamando una república que fue totalmente ingobernable, por unas u otras causas y que derivó en guerra civil por el alzamiento militar del general Franco. Pasaron ambos países a ser gobernados por dictadores de derechas. En el caso español por la ultraderecha y el fascismo al más puro estilo Musolini, y en Portugal también, pero quizá algo más suave. En ambos países se recortaron las libertades del pueblo, se recurrió a la censura y la policía hacía limpias de aquellos no afectos al régimen. Salazar siempre temió que Franco decidiese invadir el país vecino, sobre todo en el contexto de la segunda guerra mundial, por eso fue uno de los principales valedores para que ambos países se mantuviesen neutrales, a su forma.
 
En 1968, Salazar se dió un topetazo doméstico, una caída en el baño o algo similar que dió con un hematoma tan grande en el viejo dictador que tuvo que ser apartado del gobierno porque aquello ya no le regulaba correctamente. Le sustituyó Marcelo Caetano al frente del régimen, impidiendo cualquier tipo de protesta o cambio del mismo, a través de la Policía Internacional e de Defensa do Estado (PIDE) que no eran más que las SS portuguesas, salvando diferencias. Con un régimen envejecido y aislado prácticamente del mundo occidental, inmerso en distintos frentes que se habían levantado en las colonias portuguesas en África y alguna que otra de Asia, el país vecino estaba avocado a un nuevo desastre, pero no fue así.
 
En medio de los conflictos coloniales, comienza a surgir en el propio ejército la opinión de que la política colonial aplicada no es la correcta, y surge, tras la destitución del general Spínola (contrario al régimen), un movimiento que se conoció como Movemento das Forças Armadas (MFA), su intención, crear una revolución para derrocar al régimen y con ellos la gran preocupación de Marcelo Caetano. Tras un intento frustrado de golpe de estado en marzo de 1973 cuya finalidad era marchar sobre Lisboa, Caetano decide una operación masiva de espionaje dentro del ejército. Los ocultos líderes del MFA temen que sus intentonas deriven en una Guerra Civil, y planean algo para evitarlo, entre otras cosas amplian sus círculos.
 
El 24 de abril a las 22:55 la emisora de radio Emissores Associados de Lisboa retransmitía la canción "E Depois do Adeus", era la primera de las señales para arrancar con el golpe pacífico. Ya el 25 de abril a las 00:25 horas, la emisora Radio Renascença emitía la canción "Grándola, Vila Morena", prohibida por el régimen. Esta segunda canción era la señal para que se ocupasen los distintos puntos estratégicos del país, toda una operación dirigida por Otelo Saraiva de Carvalho desde el cuartel militar de Pontinha en Lisboa. A las pocas horas, los principales puntos estaban ocupados, así como emisoras de radio y televisión que pedían a los ciudadanos que se quedasen en sus casas y a la policía del régimen que no actuasen. Vamos, un golpe de estado en toda regla, que se diría. Los portugueses en general no hicieron mucho caso a las advertencias, así os lo digo. Pocas horas después caía el régimen salazarista ahogado, con una policía que se había rendido y unos militares que se habían sumado al golpe de estado, ocupando aeródromos y aeropuertos.
 
Los portugueses salieron masivamente a la calle, iniciaron una serie de manifestaciones hacia el centro de sus ciudades. Llama la atención la calma que hay en la capital, dónde los militares discurren entre la gente sin que se produzcan altercados. Son varios los militares que paran en el puesto de una florista y le piden una flor de época, los claveles, que compran y ponen después en la boca de sus fusiles, silenciando las balas que nunca llegaron a salir. Con un gobierno cercado en el Barrio do Carmo en el centro de Lisboa, rodeados por manifestantes y militares del MFA, lograron negociar la rendición que se produciría horas después, siendo transportados los miembros del gobierno en un blindado y poniendo rumbo a Brasil dónde permanecerían exiliados.
 
Fueron en total cuatro las víctimas civiles de dicha revuelta, pese a las órdenes de la MFA de no derramar sangre, los disparos de miembros del PIDE sobre manifestantes civiles pondría la nota triste. Un balance sin embargo positivo que terminaría con el régimen más antiguo de Europa.

1 comentario:

  1. Aqui en España necesitamos esa revolución para echar a Marianico.

    Un abrazo chiquitín !!.

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