domingo, 6 de abril de 2014

María Cristina Me Quiere Gobernar (I)

De estas aguas vienen estos lodos, seguro que habría pensado eso en su momento la reina Isabel II de España si no fuese porque era Borbón con lo cual no se le presumen ya de por si muchas luces. María Cristina fue uno de los personajes más influyentes en la España del siglo XIX, que ya sé que en general os la trae muy floja, en embargo, fue una mujer que no quiso verse relegada al simple papel que normalmente ocuparon las mujeres en la monarquía española.
María Cristina de Borbón joven
María Cristina de Borbón Dos Sicilias era hija del rey de Nápoles Francisco I, y de María Isabel de Borbón, una de las hijas de Carlos IV. Nació en 1806 en Palermo y llegó a España con la recomendación de su hermana que vivía en la corte española. El rey, Fernando VII, el más detestado y deplorable de todos los reyes que ha tenido España llevaba años reinando y todavía no tenía descendencia. El famoso rey felón, aquel que tenía un miembro viril descomunal había enviudado tres veces. Su hermana presentaba por tanto la candidatura de su hermana para ser reina de España describiéndola como un "ejemplo de sumisión y ternura" añadiendo en las misivas que era además muy fecunda. Se casó por tanto María Cristina con su tío Fernando VII en Aranjuez el año 1829, recibida entre vítores por los españoles se mostraba como una joven reina y guapa, muy sonriente. Nos la metió doblada a todos.
Pronto quedó embarazada del rey, y aunque no tuvo ningún hijo varón con él, le dió dos descendientes femeninas, la futura Isabel II y su hermana Luisa Fernanda. El primer problema lo creó el rey Fernando VII suprimiendo la ley Sálica, por la cual no podían heredar la corona mujeres, pero Fernando VII consideró que sus hijas podrían reinar, y se armó la de Dios es Cristo, porque el hermano del rey, Carlos María Isidro consideró que el derecho sucesorio le correspondría a él.
Fernando VII y su esposa María Cristina
Fernando VII falleció pocos años después, de una apoplejia, la reina María Cristina no se apartó de su marido en ningún momento, incluso cuentan que en las últimas horas de vida del monarca, María Cristina dio de beber vino al rey. Fallecido el rey, se proclamó reina a su hija de tres años, Isabel II. Sin embargo, la minoría de edad hizo que María Cristina estuviese en la primera plana del gobierno de España, asumiendo ella la regencia. Una regencia que no fue nada fácil.
Tres meses después de enviudar, la reina se casó con Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, un guardia de corps del Palacio Real. Se rumorea por aquel entonces que la segunda hija de María Cristina era de su amante. El matrimonio con Agustín Muñoz fue morganático y secreto. Morganático para impedir que Muñoz heredase cualquiera de las posesiones y títulos de su esposa, un matrimonio entre distintas clases sociales, y secreto, porque no sería bien visto que a tres meses de enviudar se volviese a casar. La regencia comenzó con la primera guerra carlista, así, su mayor enemigo fue Carlos María Isidro. Durante esos años se creó la cancioncilla que se tarareaba en los frentes:

"María Cristina me quiere gobernar
y yo le sigo, le sigo la corriente,
porque no quiero que diga la gente
que María Cristina me quiere gobernar"

La regente María Cristina
La coplilla se cantaba tanto en un bando como en el otro, y no se sabe muy bien si eran los carlistas que se la cantaban a los liberales o si los liberales a los carlistas, o simplemente era una mofa de ambos hacia Muñoz, el marido secreto de la reina regente. La intervención del general Espartero, con el famoso abrazo de Vergara pone fin a la primera guerra carlista, y a partir de aquí le aparece otro enemigo a María Cristina. Ambos se respetarán y mantendrán las distancias a la vez que un trato cordial, una guerra fría.
Mientras tanto, María Cristina no dejaba de parir, parir en secreto también. Con su nuevo esposo tuvo 8 hijos, algunos varones, conocidos todos como "Los Muñoces". Cada vez que paría una nueva criatura, la enviaba a Francia, para que los cuidasen y les diesen educación. En algún momento intentó Espartero, aquel que tenía un caballo con unos cojonazos, sacar a la reina de la regencia, para ello no dudó en presentar públicamente el acta del matrimonio con Muñoz. María Cristina no dejaba de ser una gobernante bastante pésima (tampoco es que su marido le dejase una situación próspera). Uno de sus planes era restaurar la monarquía en América del Sur, para los países de Ecuador, Bolivia y Perú, el intento tuvo que ser descartado. Los vítores en las calles eran para el general Espartero, y los abucheos para la reina, y finalmente, con unos índices de popularidad bajísimos, María Cristina tuvo que exiliarse a Roma, dónde consiguió del Papa la bendición de su nuevo matrimonio, y finalmente se exilió a París, dónde compró un palacio que había sido propiedad de la emperatriz Josefina.
María Cristina con su hija, Isabel II

2 comentarios:

  1. oooh ! osea que de ahi venia el estribillo!! recuerdo haberlo cantado de niño!!
    que interesante!
    Vaya, la historia española resulta mas interesante cuando hay un rey en medio, aqui la nuestra podria simplificarse siempre asi : los unos se pelean con los otros, los de arriba con los de abajo!

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    1. Si, de estas aguas vienen esos lodos, o como se diga, jajaja. Bueno, resultó ser que la regente María Cristina fue muy mandatriz, que le podríamos llamar, una mandona en toda regla, hizo y deshizo según sus intereses a lo largo de todo el siglo XIX, y aunque no fue la única causante de todos los males de España por aquella época, fue parte importante de bastantes de sus problemas.

      Bicos Ricos

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