domingo, 20 de febrero de 2011

La Solitaria Ciudad

No es la primera vez que afirmamos que en las ciudades en general, aunque sea de provincias, cada uno va a su aire, y esto en la capital es todavía más visible. Uno acostumbra a llevar puestos los auriculares, caminar como si se tuviese debajo de los pies una cinta andadora y tener vista nada más que para los semáforos, ya ni tan siquiera para los coches.

También nos llevamos las manos a la cabeza ante la poca solidaridad de la gente en general. Un ejemplo de ello puede ser el de ver como están atracando a alguien en la calle, a nuestro lado y seguir caminando como si nada ocurriese, o lo mismo si en lugar de un atraco le están dando una paliza a un chico por ser gay o el marido borracho a su esposa. Pasamos normalmente de todo, quizá por no meternos en líos, o porque nos la trae al fresco. Semos unos insolidarios.

Pero llegamos a puntos que rizan el rizo por esperpénticos, y si no atención a la pequeña anécdota que presencié hace un par de días. Con un día lluvioso y la noche ya caída, salí a mi pequeño balcón a disfrutar de ese aire puro y limpio de Madrid, a una temperatura más que agradable de un cigarro como es habitual por aquello del mono absurdo que tenemos algunos fumadores, independientemente de las condiciones atmosféricas o del estado físico. Y allí estaba yo en el balcón fumando cuando por la acera de enfrente pasó una chica, correteando mientras hablaba con el buldog francés que llevaba de la correa, y que tras adelantarla saltaba a su regazo. Dada la velocidad que llevaban dejé de seguirla con la vista y me puse a ver el cielo, entre estrellado y nublado en aquel momento. Al instante escucho un grito:

- ¡¡Socorro, ayuda por favor, me he caído, mi espalda, ayuda, ayuda, socorro!!

Al momento giré la vista hacia el lugar de donde provenían los gritos, unos metros más allá de donde había dejado de seguir a la chica con la vista, yacía ahora esta boca arriba sobre unos cartones empapados en los que probablemente se resbalase. Sobre ella el perrito lamiéndole la cara a la chica. Me quedé con mi cigarrillo en la mano pensando unos segundos que hacer, tirarlo, calzarme y bajar en pijama a socorrerla. Cuando iba a entrar en casa para calzarme se abrió la ventana de la cocina de la señora que vive en la acera de enfrente, ella llevaba una bata y un gorro de plástico como los que a veces se utilizan en las peluquerías. Veía a la chica, y probablemente pensaba qué hacer. Y en esas décimas de segundo que mediarion entre la caída de la chica y mi reacción y la de la vecina, salió de un coche aparcado justo al lado de donde la chica había caído salió un señor que se iba a acercar a ella, lo que me daba un tiempo a mi para reaccionar. La chica que yacía boca arriba se levantó como pudo exclamando ¡Ay, mi espalda! Apoyó una mano en su espalda y sin soltar la correa del perro empezó a caminar. El señor se le acercó más y le preguntó si le hacía falta ayuda, que no se moviese. Ella continuó caminando y quejándose de su espalda, maldiciendo su mala suerte y pidiendo auxilio mientras caminaba. El auxiliador, lógicamente la dejó a su aire. Y lo peor que no parecía desorientada.

La reflexión sobre esta absurda situación es que ya ni tan siquiera los que piden ayuda la aceptan. ¿Para qué la piden? ¿Somos extremistas en cuanto a ir a nuestro aire en las grandes ciudades?

12 comentarios:

  1. Yo el otro día yendo a trabajar, eran las 14.30 horas de la tarde, vi en un banco de la calle a una señora mayor, con pinta de mendiga, durmiendo; al salir del trabajo volví a pasar por el lugar (eran ya las 22.30) y seguía donde la dejé... al llegar a casa llamé al 112 urgencias y les comenté que era raro que la mujer llevase allí ocho horas sin moverse, a ver si estaba enferma o algo peor y la teleoperadora me pregunta que a mí que me importa (yo flipando) y le dije: "Espero que algún día, si me veo en la calle, al menos alguien se preocupe por mi", la teleoperadora con desgana me dijo: "Bueno... mandaré un operativo a la dirección que me dice..." Lo mismo que a ti me dio tanta pena esta insolidaridad en la que nos movemos...

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  2. Pues somos nosotros los primeros y unicos culpables de dicha insolidaridad. Una gota no hace oceano pero ayuda al compañero. Es como la fabula del pueblo que estaba siempre en sombras por una montaña que nadie intentaba allanar. Un dia un anciano sabio del lugar comenzo con una cuchara a retirar poco a poco tierra. La gente lo tomo por loco pero el alcalde un dia fue a razonar con el, intentando hacerle ver que era imposible que llegase a vivir lo suficiente para ver terminada su onra. Preguntole finalmente que por que razon lo hacia.

    Y el viejo sabio respondio: porque alguien tiene que mover la primera palada.

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  3. Increíble lo de la chica, tanto clamar auxilio para después rechazarlo; así está la sociedad moderna, Pimpf.

    Un saludo.

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  4. Pues me parece un poco deprimente pero no por lo que queríais ayudarla sino por el hecho tan paradójico de pedir ayuda para luego no aceptarla...

    Biquiños con mel.

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  5. El mundo es asi de raro. LA verdad es que como estamos bombardeados de información y vemos tantas cosas, al final terminas acostumbrándote a todo, pero es cierto que las ciudades grandes terminas siendo lugares donde uno suele estar muy solo. Que contradicción no?

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  6. ja buena pregunta, cari... pidió ayuda para luego no aceptarla? bueno, alguien te diría un poco ironicamente que "no estaría tan mal", ¿no? Si se levantó y se fue, si no pudiera levantarse a ver qué hacía... jaja


    Cari, que yo cuando he ido por Madrid y veo a las rumanas queriendo robar una cartera o poniendose detras de un turista intento avisar al menos, eh... no es que me ponga delante de un cuchillo, aunque tampoco me he visto en el caso, pero intento llamar la atencion, me pongo en el medio o aviso directamente entre los insultos de las rumanas esas, claro, jaja

    Bezos.

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  7. Jajaja, hiciste que recordara que hace unas semans M y yo íbamos por la calle cuando a lo lejos un padre se cayó con su hijo de la bici, estábamos lejos para hacer algo pero igual nos detuvimos. M me dijo que hay un fenómeno psicológico donde todos los que observan esperan que otro haga algo, BUENO, finalmente una señora asistió al pobre hombre y al niñito. Nosotros seguimos nuestro camino...

    Te dejo muchos cariños y por cierto, creo que estoy de vuelta. Cariños.

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  8. PIMPFFFFFFF: LA FALTA DE EMPATIA ES EL CAUSANTE DE TODOS LOS MALES DE NUESTRA SOCIEDAD

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  9. Uohh, sí, mira que semos complicados, Pimpf; como la doña esta que vi el bus jajajaja.... entró con su muleta y su edad y alguien le ofreció el asiento pero ella no se quería sentar porque decía que el asiento estaba sucio, "no se preocupe que yo voy bien de pie". El conductor le dijo que se sentara, que no arrancaría hasta que lo hiciese porque "luego se cae y la culpa es mía". Pero ella que no que no que el asiento estaba sucio, y ella siempre iba de pie. El conductor pegó un grito y le dijo a una chica que si le importaba cederle el asiento; al final la doña cogió y se sentó diciendo que "¿por qué este hombre me tiene que complicar la vida!".

    Yo miré todo esto.., no sé, como pensando que jajajajaja, la comprendía, a la doña; mas que nada porque a mí tampoco me gusta que me ayuden jajajajajaja (pero no lo pido), y pienso que sería horrrendo que la gente te obligara a aceptar, jesúúús.

    Besos de doña xD

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  10. Observatorio, el caso es distinto, tú hablas de la poca solidaridad que tenemos todos en general, en este caso tú la tuviste, pero la chica del 112 parece que no, el caso mío es que ella misma pedía ayuda, pero ni tan siquiera le dijo al hombre que estaba bien.

    Z, el alcalde era Gallardón?? Lo digo por la facilidad esta que tiene de tener levantado Madrid por obras por todas partes, cosa que no deja de ser buena para los madrileños.

    Antony, ¿alguna lógica tiene? Aunque la gente en general nos volcamos cuando hay algo raro.

    Christian, por eso me dió por hacer un post, por lo raro de la situación, si se cayese, no dijese nada y la gente le ayudase o no, seguramente no haría post, menos mal que no tiré yo mi cigarro... jajaja.

    JFL, totalmente de acuerdo, y eso que Madrid para eso es bastante pueblo, que en los barrios la gente se conoce y se saluda a diario... y yo lo veo en el centro.

    Thiago, yo al verla correr con el perro pensé que le faltaban luces, claro que podía ir toda ilusionada con el can... no sé, inexplicable. Ay!!, las rumanas, podría contar miles de historias de ellas.

    G-boy, ¿de vuelta? Ya me contarás, que me has hecho un lío... de redireccionamientos... no me digas que ahora es solo Colors... que es lo que me pareció ver ayer.

    Juancito, muy probable que si, los miedos también influyen, supongo.

    AntWaters, jajaja, es que cuando te ceden el asiento en un transporte público es tu final... jajaja yo lo agradezco siempre, pero que me llamen viejo o gordo, o acabado, o peor aún, que piensen que estoy embarazado...

    bicos Ricos

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  11. No se si será solo en las ciudades. Quizas si porque no nos conocemos, y entra en juego el que nadie podra decir "mira lo que no hizo ese", o simplemente que al no conocer a la persona y estar acostumbrados a ver tantas cosas por la tele, nos asustemos. Yo no creo que seamos insolidarios, sino que muchas veces nos da miedo que nos pueda pasar algo y por eso no lo hacemos.

    Un beso cielo

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  12. Yo creo que la solidaridad si existe, pero la gente la practica tan poco que le cuesta reaccionar. Un poco lo que cuentas de que tuviste que pensar que hacer en lugar de reaccionar automáticamente. Y siempre esperas que sea otro el que empiece... hasta que ves que todos están esperando lo mismo.

    Un beso (solidario)

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