Se le pasaba por alto

Si os pensábais que iba a haber un debate sobre el estado de la nación y lo iba a pasar por alto, no podíais estar más equivocados, pero ¡ay, mis chuchis!, que yo no quería hablar de política, y estamos en plena resaca del debate, el asunto político de la semana, del día, del año, y casi casi de la legislatura, porque a Rajoy hacer este tipo de debates le gusta más bien poco, y en general hablar en público. Pues bien, si hay algo - mi querido lector -  que a estas alturas ya debes saber es que a mi en este blog no me gusta hablar de política, mucho menos de mi vida privada ¿recordáis cuál fue mi último post personal?, así que hoy no me voy a saltar a la torera esta premisa que tengo, hoy tampoco hablaré de política, si no de un mundo ideal, como decía la canción de Aladdin.

Yo te quiero enseñar

este mundo espléndido,

ven princesa y deja a tu corazón soñar.

Yo te puedo mostrar

cosas maravillosas,

con la magia de mi alfombra

vamos a volar...

 

Un mundo ideal, será fantástico encontrar,

nadie que diga no, o a dónde ir,

a aquellos que se aman.

 

Un mundo ideal,

tan deslumbrante y nuevo,

dónde ya vi al subir, con claridad,

que ahora en un mundo ideal estoy...

 

 

Pero esta canción le va que ni pintada al discurso de Rajoy. Que conste que a mi la intervención de anteayer de 1 hora y 27 minutos del presidente me ha parecido apasionante, vibrante, ilusionante, y digno de aplaudir al equipo que le hace esos discursos que después se lee delante de todos, llenos de frases hechas que casi empiezan a parecerseme mucho a las canciones de Melendi (si, el que pasó de perro flauta a pelo plancha, el mismo que en una canción te dice "en abril aguas mil como llueve en tu corazón"). Así de ingenuos nos ha debido creer Don Mariano, o así de ingenuo es él que termina por creerse esas cosas que el mismo lee. El caso es que nos ha vendido un mundo de fantasía, propio del mismísimo Walt Disney. Incluso me lo he imaginado al lado del Pájaro Loco, uno en dibujo animado y el otro hablando con él.

 

Desempleados españoles emigrando

Pues bien, la situación de España está clarísima, el pasado año el paro dejó de decrecer por primera vez tras el comienzo de la crisis, el número de afiliados de la seguridad social creo que también, que si hemos pasado el cabo de Hornos, que si no caben triunfalismos porque todavía queda mucho por hacer pero vamos soltando aquí muchos de esos triunfalismos que la gente no ve en la calle, que si los españoles hemos sacrificado mucho y nos hemos esforzado un montón, que si el crecimiento del próximo año será de entre un 1 y un 1%, que si la reforma laboral está dando sus frutos, que si ahora hasta Fátima Báñez se ha aprendido a maquillar y se ha sacado el bigote, que si Bárcenas, la Gürtel y los sobres con dinero negro no existen, que si España va mejor, y porque hay que marcar distancias con la frase de Aznar que si no España iría bien (no, la de márchese señor González, no). Vamos, que solo le ha faltado decir que los españoles tenemos grifos de oro en nuestros cuartos de baño. Y todo lo ha dicho basándose en unas macrocifras más maquilladas que Carmen de Mairena dispuesta a comerse el mundo, o lo que le pongan por delante.

Sin embargo, esta visión distorsionada que el propio presidente tiene, nada tiene que ver con la realidad que vivimos la mayoría de los españoles, un paro en cifras record, dónde mucha de nuestra mano de obra, normalmente, la más especializada, universitarios sobradamente preparados deciden buscar nuevas metas en paises dónde son bienvenidos, dónde muchos trabajadores deciden no volver por el INEM y por lo tanto no figuran ni tan siquiera en las listas de espera porque lo peor de todo es que ya nada esperan, no hay ofertas de empleo, no hay nada ya qué cobrar, no hay esperanza. Cuándo nos dicen que hemos pasado lo peor no nos dicen que se ha recortado a los más débiles, que se ha hecho a costa de políticas de derechas que dejan en situación más que precaria a desempleados (y por cierto, al desempleo no es que le haya dedicado muchos minutos, por citar un ejemplo, ha hablado tres veces más del problema de Cataluña que del paro), reducido a mínimos la sanidad y la educación y ha puesto a pagar a dolor a jubilados y dependientes. Cari, no vamos bien, los españoles no tenemos ni tan siquiera la sensación de haber pasado el Cabo de San Antonio en Portugal.

Y para quedarse tan a gusto, y más feliz que un ocho, promete para los próximos meses una serie de reformas, reforma fiscal que entre otras cosas va a hacer que aquellos que cobren menos de 12.000 euros anuales, que no tengan que pagar el IRPF (pocos son ya los que lo hacen, así que el abanico no se abre mucho), promete una nueva ley de procedimiento y se flipa él mismo con los trámites electrónicos, que vaya novedad. Pero la medida estrella es la tarifa plana, como él la ha llamado mediante la cual, cada empresa que aumente su plantilla de forma neta con un contrato indefinido, siempre y cuándo no haya despedido a nadie durante los seis meses anteriores (que me rio yo, tras la entrada en vigor de la Reforma Laboral que en su día hizo que los despidos fuesen no solo masivos si no la costumbre del empleador al abaratar el despido), y la tarifa plana consiste en que el empleador pagará durante los próximos 24 meses (desde ya) 100 euros por cada uno de estos contratos indefinidos que hagan. La medida en si misma es buena, pero un tanto engañosa, y es que al pasar los 24 meses el pastón a pagar por empleado será el de siempre, las empresas que no han reducido plantilla son muy pocas y veo ya en esta medida otro gran fracaso como el Fondo Social de Vivienda en el que la propia ministra Sáenz de Santamaría casi derrama unas lágrimas por todos los españoles desahuciados.

Un truño todo realmente, pero yo me quedo con el mensaje esperanzador, que al menos, aunque sea de forma virtual, todos los españoles pensemos que seguimos en un mundo ideal.