Comentaba la semana pasada mis extraños gustos sadomasoquistas, pues bien, esta semana los confirmo. He visto Un Dios Prohibido, una película sobre el martirio de unos religiosos y seminaristas claretianos en Barbastro, en la Guerra Civil Española, y que en la actualidad son beatos.
Y es que no se le puede poner una película delante a un rojo sobre este tipo de cuestiones, y menos una película dónde los verdugos son los republicanos. No se le puede poner a un católico una película así, que aparte es mala, y de interpretación floja o muy floja. Pero desengranemos. Voy a remontarme antes de empezar.
Buscaba una película, de carácter histórico, bien valorada en esas páginas web dónde se pueden ver películas, y ahí aparecía una película española, con una buena valoración, y es que han acudido en masa todos los opusinos del mundo a verla y votarla, al parecer, y a votarla como excelente. Me decidí a verla, no sin antes ver de qué iba, de eso que ya he explicado, que no es otra cosa que, tras el estallido del golpe militar del General Franco del 18 de julio, y pese a la tranquilidad de que gozaban dichos religiosos en el colegio de los escolapios, allí entraron un grupo de milicianos comunistas y anarquistas de la CNT que retuvieron a estos 60 religiosos, y pasados los días, tras convertir aquello en una prisión los fueron fusilando en pequeños grupos. Al final 9 fueron los supervivientes, entre ellos dos seminaristas argentinos, dado su carácter de extranjeros, que contaron al mundo lo que allí había ocurrido. Fueron en total 51 misioneros claretianos, incluido un gitano vecino del pueblo los que fueron beatificados por Juan Pablo II. Claro que, la película ya os lo digo, tiene muchos toques opusinos, extremadamente religiosos, que a mi me hacen un poco dudar de la exactitud de los mismos.
Pues bien, la película se hace larga, larguísima, y es pobre, quizá hecha con pocos recursos. Muestra los intentos de los milicianos por hacer que los seminaristas abandonasen la fe, se buscasen un trabajo normal, y para ello no dudaron en llevarles prostitutas, para hacerlos caer en la tentación, pero ellos erre que erre se mantuvieron en las mismas. El caso es que la película nos vende la otra cara, la que los que somos rojillos y nos han considerado rojillos nunca se cuentan, la historia del bando de los vencedores vista desde el punto de una iglesia que iba camino del martirio, cuándo, no nos engañemos, la iglesia ha sido y fue parte del conflicto. Es cierto que no hay justificación para el ajusticiamiento de nadie en un conflicto como el que se vivió en este convulso país en su momento, es cierto que, no hay por qué derramar sangre por las ideas políticas, y que esos seminaristas seguramente fuesen totalmente ajenos a todo el conflicto y que pagaron con sus vidas las barbaries del otro bando, pero no es menos cierto que la iglesia apuntó con el dedo a muchos que no eran católicos, que muchos religiosos delataron a republicanos, que la iglesia se alió con los golpistas y que juntos de la mano gobernaron el país con mano de hierro. Hay una escena, cuándo aparece el obispo de Barbastro apresado qué este dice algo similar a "Qué hemos hecho para llegar a esta situación", pues algo muy importante, alejarse de lo que es el cristianismo en si, no predicar la pobreza (algo en lo que insiste el actual Papa), alejarse del pueblo y machacarlo, directamente machacarlo, vivir en lo que son las élites religiosas bajo palios (y esto último no es que sea motivo alguno para justificar ninguna muerte), pero vamos, que inocentes inocentes tampoco lo han sido, y como parte del conflicto, han sufrido también lo suyo.
Dicho esto, la película nos presenta a unos religiosos sin miedo, o con el miedo justo, pensando en ver a la virgen pronto, vejados, maltratados en general, y nos presenta a unos malos malísimos, pero que muy malos, aunque de entre los malos también los hay menos malos, los hay que tienen algún tipo de justificación para sus actos. Y luego está Elena Furiase, intentando calentar a un seminarista, pero chica, que no hay forma.
Si os digo la verdad, a mi lo que me han gustado son algunos de los seminaristas, muy monos, sobre todo el que se intentaba beneficiar Elena Furiase, qué ojazos, y qué pánfilo, porque a mi se me pone una hembra asín de facilona y cae, y encima me salvo, por mucha fe y mucha historia que me quieran vender. Los seminaristas muy bien caracterizados, ya os lo digo también. Pero las actuaciones rozan casi lo teatral, y esto no es nada malo, pero es que es una película, no sé si me explico. Vamos, que si no la veis tampoco va a pasar nada, ya os lo digo, basta con qué sepáis la historia de estos mártires de Barbastro, que a fin de cuentas pagaron con su vida por todo aquello que representaba la iglesia, pero tampoco hay que olvidar a los muchos ajusticiados injustamente, a todos aquellos de unos bandos y otros a los que dieron paseillo en una guerra sin sentido sin pasar por un juicio, ni justo ni injusto, pero que fueron provocados, no nos olvidemos, por una golpe de estado de gente que no estaba conforme con la república, y esto nos lleva a pensar que ahora, que tenemos tantas ganas de república, no debemos olvidar que se puede conseguir, pero que sea no por la vía rápida, que ya veis los resultados.
¿Una película española de la posguerra? Anda, qué idea tan original.
ResponderEliminarQue interesante! Me has provocado curiosidad, que este tipo de películas me vacilan y mucho! Juntare paciencia! Se que llegara a Peru, en polvos azules son especialistas! Jejejeje
ResponderEliminarUyuyuyuy...qué buena puntica que tiene... Me entran ganas de deglutirla a pelo y sin anestesia....jajaja... En fin... Con lo que cuentas ni lo intento... Besotes.
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