domingo, 23 de febrero de 2014

La Bella Dorita y el Molino

Resulta que hoy es 23F, y todos os esperábais un ladrillazo del Pimpf sobre el golpe de estado en España en 1981, o mejor dicho, el intento fallido de golpe de estado, y más, teniendo en cuenta que este año falleció uno de sus artífices, Milans del Boch, pues no, hoy voy y rescato uno de esos post tan nostálgicos que hacía hace un tiempo, sobre aquellas divas de principios de siglo, grandes divas en cualquier caso de géneros menos vistosos que el cine (que también lo fueron algunas en su época). En esta ocasión quiero rescatar a una grande pero del cabaret, la Bella Dorita, que nació en 1901 (cuando grandes de las divas que he mencionado estaban en su máximo esplendor) tal día como hoy y que falleció, a los 100 años, en su querida Barcelona. En la celebración de su último cumpleaños, muy coqueta ella y ya en silla de ruedas afirmó sentirse emocionada, y que era muy raro que ella se emocionase, como también era raro que se enamorase, en cualquier caso, enamoramientos de 8 días como máximo.
 
Nacía la Bella Dorita, de nombre María Yáñez García, en Cuevas de Almanzora, en la provincia de Almería. Cuándo tiene 12 años, su familia (padres, seis hermanos, el abuelo, el tío, la gallina y el perro) se ven obligados a emigrar a Barcelona, debido al hambre y la falta de medios por el cierre de las minas de plomo y plata. Al llegar a la ciudad condal se instalaron en el popular barrio de Gracia, y ella desde muy niña empezó a trabajar en una fábrica de juguetes. Después llegaría su trabajo en una fábrica de bordados. Fueron esos años quizá los más convulsos de su vida. Con 16 años empieza a trabajar, por sugerencia de una amiga suya de la fábrica de bordados en el alterne, la puta de toda la vida, vamos, y un buen día conoce a un chico, dieciséis días después se escapa de casa y se casa con él. Tendrían un hijo y un matrimonio breve. Tras su paso por el alterne, le sugieren que se dedique al tango, y así es como entra de tanguista en el mundo del cabaret.
 
En 1917 ganaría un concurso de belleza organizado por la Royal Cabaret, en lo que se podría considerar el comienzo verdadero de su carrera. En 1923 debutaría como cantante de cuplés con un nombre artístico que el empresario dónde ella trabajaba le había impuesto, Dorita, en homenaje a una gran amiga suya francesa, Doré. Se inició en clases de canto y voz, aunque la bella Dorita destacaba más por su picardía e insinuación que por otras cosas. Actuó en varias salas de Barcelona, también en los cines y representó algunas obras costumbristas catalanas. Fue en una de sus actuaciones como tanguista que, accidentalmente se le cayó la bata con la que estaba cantando, lo que no hizo más que incrementar su fama, vaya, como a Sabrina enseñando teta en TVE. Era ya una mujer separada cuándo conoció a un joven empleado de banca con el que se casó empezada ya la Guerra Civil, su segundo marido fallecería en la contienda.
 
Y recaló por fin en El Molino, que fue lo que lanzó espectacularmente su carrera, en los años 40 y 50. A su camerino se acercaron personalidades como el general Sanjurjo, el político Lluis Companys o el famoso futbolista Zamora. Tuvo aquí algún altercado. En una ocasión se negó a salir al escenario y fue detenida por ello, acusada de escándalo público, y retenida en un calabozo durante un par de días. Aquí haría famosas sus canciones de La Pulga, El Tren, La Vaselina, o un tema que, seguro a muchos os suena cantado años después por Sara Montiel, el Fumando Espero. Actuó en Madrid, Bilbao, Valencia o Sevilla, y también la llevaron a actuar en París, aunque ella siempre dijo que prefería su Barcelona y su Molino  y en general el Paralelo, que el Montmartré.
 
Siempre usando un doble sentido en sus canciones y actuaciones, tuvo a muchos hombres que se rindieron a sus encantos, al menos así lo escribía la crítica sobre ella, muchos le regalaron muchas joyas que ella coleccionaba y que, cuándo se jubiló le dieron una vejez tranquila. Se despidió de los escenarios en 1960 en el Teatro Victoria, con sus Historias del Paralelo. Volvería a casarse con un tercer marido al que también sobreviviría, y es que 100 años dan para mucho. Después, ya retirada regentaría la Sala Bagdad, la conocida sala de Barcelona. Poco después, se retiraría definitivamente.
 
 
Cuando era casi centenaria, declaró "No soy millonaria, pero si lo fuera, me compraría el Molino, aunque después lo tuviese cerrado". Y eso es amor hacia el Music-Hall que a ella tanta vida le dió, al punto de que fue considerada la vedette del siglo (muy por encima de Norma Duval, me váis a perdonar la gracia).

5 comentarios:

  1. Interesante biografía, es bueno conocer la vida de esas personas.

    Un abrazo chiquitín !!.

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    1. Yo les tengo mucho cariño a estas divas del S.XIX (en este caso ya XX).

      Bicos Ricos

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  2. ooh que bacan!
    Y su descendencia? sera igual de guapetona? Aunque vivir a la sombra de arbol tan grande debe ser terrible!
    Y pensar que la primera foto con cuerpo llenito (no gorda) para los tiempos de ahora no seria considerado esbelto!!! Y sin embargo que guapa se le ve!

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    1. Te ha parecido una buenorra.... y es que lo era. A mi me encanta poner sus mejores fotos y las fotos cuándo ya están en el declive de su carrera... algo así haré con Lady Gaga, jajaja.

      Bicos Ricos

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  3. Son siempre tan fascinantes estas historias de "una vida"... Una retrospectiva enorme de un personaje muy intenso. Vaya con la Dorita!!!

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