"Se acabaron las rabietas, los enfados y los berrinches". Así reza el eslogan de este programa de entretenimiento del canal Cuatro en el que una psicóloga de niños (o lo que sea) trata de ayudar a unos padres desesperados ante los distintos problemas en la educación de sus hijos. Pues a mi este fin de semana me ha tocado ser una auténtica supernanny. Y cuándo digo esto me refiero sencillamente a que me ha tocado trabajar de niñero, en Madrid, pero en lugar de ser un niño, un joven de 19 años y con mucho peligro.
No seáis mal pensados cuándo digo que he tenido que hacer de niñero de un chico de 19 años, es que se trata de un primo de esa edad que ha venido a pasar el fin de semana a Madrid. Aunque inicialmente no ha venido a dormir a mi casa, porque se queda en casa de una familiar que tenemos en un barrio de la zona norte de la capital. El chico, en su afán por conocer las bondades turísticas de Madrid ha decidido (y así se han dado las circunstancias) que pasarse el sábado conmigo sería buena idea, por mi proximidad al centro de la ciudad. Mi primo es gay. El chico apuntaba maneras desde pequeño, y no hace mucho, por cauces que no contaré por aquí confirmé que era gay. Pero solo a modo de resumen, decir que las noticias vuelan, así me ha llegado esa confirmación, eso, y un poco de I+D, claro, que las lenguas son malas, pero no tanto si no son azuzadas.
Así que, el niño y yo, una noche de sábado solos en Madrid. ¿Qué hacer con él? ¿A dónde llevarlo? ¿Turismo nocturno? Lo invité a cenar en un bar cercano a mi casa, mientras yo maquinaba algo con que tenerlo entretenido. Iríamos a mi casa a beber algo. Lo que es normalmente un autobotellón, solo que esta vez en compañía (y ya no es el primero este mes), y de ahí, a conocer la noche madrileña. Porque está en la edad en la que salir es fundamental para adquirir esas malas costumbres de la vida de los próximos años. ¿A dónde llevarlo? Gay, su primera vez en Madrid, por la noche ¿A Chueca, no? Allá nos fuimos a tomar esos maravillosos (por decirlo de alguna manera) cubatas de litro, a un precio razonable. Su primera impresión al entrar en el barrio fue de estar entrando en territorio comanche, un parque temático de hombres, de hacerle los ojos chirivitas. A los ojos de la gente, la impresión sería un poco distinta, chico mayor con jovencísimo por la calle, pensarían que éramos "tío y sobrino". Las miradas se disparaban, en ambas direcciones, pero sobre todo en la de él. Qué exito, qué salvajes somos los hombres que olemos la carne fresca al instante. Travestis, drags, maricas con pluma, modernas de mierda, musculocas, chicos guapísimos, bollos de todo tipo, abuelos, osos y rumanos robacarteras. Todo para él era novedad. Y no es que fuera su primera vez en el ambiente, el de Galicia lo conoce, pero no tiene nada que ver.
Allí nos encontramos a una conocida del pueblo que me pretende, estuvimos con un amigo mío un rato, y tras un par de vasos decidimos que era buena hora para cambiar de lugar, que no de ambiente. El chico quería discoteca. Así me lo llevé a la OHM. Unas copas más, música, gente de todo tipo, y él encantado, y cada vez más suelto. Allí nos encontramos con un chico de Galicia que ambos conocíamos, yo de vista, él de proposiciones deshonestas. Y en un descuido mío (intencionado o no) llego a la pista de baile y allí me lo encuentro dándose el lote con un tipo, de por lo menos mi edad. Mono, majo pero a fin de cuentas, dándose el lote con mi primo pequeño. Y mi primo pequeño sin cortarse un pelo, no os vayáis a pensar. No tardó en decirme que no se venía a dormir a casa, y ante mi la disyuntiva de ser un primo majo y la responsabilidad de tener al niño a mi cargo. Lo dejé ir que es ya mayor de edad. He sido el primo moderno y comprensivo que él esperaba. Cambié el teléfono con el chico ese y le exijí que a las 12 de la mañana me lo entregase en una boca de metro cercana a mi casa. Y allí aparecieron. Mi primo me saludó con un simple "buenos días, jajaja". Yo apenas había dormido, inquieto por no saber si estaría bien o no, él había dormido menos, aunque por otras razones distintas.
No me hizo falta preguntarle si era gay, él sin cortarse un pelo me lo confirmó de cuerpo presente, nos evitamos el mal trago de preguntas obvias. Él tampoco me preguntó nada a mi, y que piense lo que quiera, esa sigue siendo mi filosofía de vida, aunque haya quién no lo haya querido aceptar. No me gusta hablar de mi vida privada, eso ya lo sabéis los que leéis este blog. Me importaba que pudiese confiar en mi, y creo que lo ha hecho. Lo vi feliz y me hizo feliz, me hizo despejar la mente tras estos días complicados y tras tantas y tantas horas de estudio.
Me hizo mucha gracia por la mañana, desayunando cuándo me preguntó si sabía lo que era el Bender, me explicó que era una aplicación de teléfono "en el que la gente según tus gustos sabe más o menos dónde estás para quedar y esas cosas". Me comentó que no le paraba de sonar, por la cantidad de mensajes que le escribía la gente. Me hice el sordo y me acordé de cierta persona que había jugueteado con ella en su momento, aunque a mi no me había dicho nada, probablemente desde noviembre, o antes quizá. Una cosa es que yo sepa o no cuál es la aplicación, y otra que le vaya a decir a mi primo que lo tengo bloqueado en la misma, por prudencia y estas cosas.
Me reí mucho con él, y por el camino pensamos qué decirle a nuestra prima sobre la noche anterior. "En tu familia sois todos iguales", me comentó Billy.
Jejeje está bien enseñarle la noche nocturna a un familiar.
ResponderEliminarUn abrazo chiquitín !!.
Iba a enseñarle la noche diurna pero al final me eché para atrás. Jaja
EliminarBicos ricos
lo viste (a tu primo) en una red social gay ¿verdad? asi supiste q se le chorrea el helado
ResponderEliminarjajajaj! Bueno, bueno... lo que le faltaba a mi Pimfito... un pipiolín en casa. Pues mira que yo te imaginaba con el delantal puesto y con el biberón... jjaajja! pero ya veo que el niño es moderno... ya!... Por diosssss! ¡cómo está Galicia! jajajaajj! Besotes!!!
ResponderEliminarSe le han abierto las puertas del mundo mariconcil, que no sé cómo será el ambiente gallego, pero es que ir a Chueca es como ir a Eurodisney para un niño de 8 años.
ResponderEliminarMenos mal que hiciste de moderna (de mierda) y lo dejaste que disfrutara con ese... chico (iba a decir señor, pero me he cortado antes de hacerlo).
Caray! Que bueno que no le paso nada malo! Entiendo como te sientes, mi primo el mas chiquito! El que me pedia que lo cargue, al que bañaba un buen dia se apareció en casa, pidiéndome ayuda! Que le habían salido unas manchas en “su equipo” y me conto su primera relación sexual, yo casi me muero, de pronto me sentí muchísimo mayor jajaja asi que resolvimos el problema y me aseguro de que siempre lleve preservativos! Crecen y rápido!!
ResponderEliminar¡Que detalle llevar a tu primo por la noche madrileña!... Eso es de ser muy buen primo.
ResponderEliminarSalu2.
Tiene mucho encanto eso de guiar y más cuando se comparte algo tan bonito como la curiosidad.... Jejeje... Una distracción, por otro lado... Besotes.
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