domingo, 22 de julio de 2012

Aún recuerdo su tacto

Si, aún recuerdo su tacto, fue una de esas sensaciones que uno cree que jamás olvidará pero que son dignas de inmortalizar, algo para contar en algún lado, en círculos cerrados, solamente para gente que te conozca bien, y a poder ser con cierta confianza, porque si se lo cuentas te pueden ver con cara de extrañados.

Os contaré que fue hace tres días, y han pasado los días, pero siento aún su suave tacto entre mis manos, en pleno centro de Madrid, se escuchaban bocinas, bombos y gritos por todas partes, pero yo estaba como en una nube. Estaba distraído cuando escuché la voz de aquel chico joven, con sus pantaloncitos cortos y sus ojos de un azul intenso, a su lado, sonrientes tres chicos más, perroflautas pero pijos, perroflautas de los que visten de marca, de los que lo son de corazón, llamativamente muy guapos los cuatro. Pensé que me había tocado la lotería cuando el brazo de aquel joven agarró el mío. ¿Que si la puedo sacar? Sin problema.

Y allí, justo dónde no había nadie, se colocaron, ansiosos, esperando por mi, sentados de forma cómoda y con cierta cara de placer, sonrisas perfectas. ¿Qué se sentirá en un momento así? Me acerqué a ellos. El que captó mi atención había estado urgando en su bolsillo, y lo sacó sin el menor pudor. Sus compañeros sonrieron más. Solo faltaba que yo diese el paso decisivo. Pero no sabía como. Hacía ya un tiempo que no había estado tan bien rodeado. Y os pensaréis, qué pasivo Pimpf. Pues un poco si, tampoco hay que mentir para estas cosas. Siempre había soñado con ser el centro de atención de cuatro chicos. Lo toqué, extrañado, duro aunque pequeño. Deslicé con mi dedo la punta. Se iluminó mi cara y no era para menos. ¿Cómo lo hago? Ya no me acuerdo de cómo es eso, hace tanto tiempo... le dije yo al chico de los ojazos. Los amigos sonrieron. Tenía guasa la situación. Uno de ellos, el de las rastas le dijo al más atrevido. Anda, enséñale, que tú te crees que estas cosas se dominan así como así pero tienen su ciencia. No era inexperiencia, era que lo había olvidado, temía hacerlo y que se notase como temblaba. Volví a verlo, y me recorrió por la espalda una gota de sudor, hacía calor. El chico se giró hacia mi y con un gesto de sorpresa me dijo se hace presionando aquí, parece mentira. Ellos sudaban también, y desde donde yo estaba se les veía húmedos.

Me coloqué como bien pude, abrí un poco las piernas y las flexioné mientras lo sostenía con las manos. Un, dos, tres, patata, les comenté y acto seguido les hice una primera foto con aquel teléfono móvil del siglo pasado, de aquellos que todavía tenían teclas. Salieron los cuatro muy bien, y estuve tentado de hacerles una foto con mi cámara, pero se ve que el chico de las rastas tenía cierto cariño a su teléfono. Todo por la ilusión de aparecer en la foto de la Puerta del Sol cubiertos de espuma. Hacía mucho tiempo que no tocaba una reliquia de esas, me sentí como el guardia civil que encontró el Códice Calixtino.

8 comentarios:

  1. jajajajajaja Yo con mi corazon puro e ingenuo! pensaba que te referias a SEEEEEEXOOOOO!! jajajajaja
    que buena!! me he reido con ese final! Pero ya decia Yo Se le ilumina la cara?? Aqui hay algo raro! jajajaja

    que buena entrada!!

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    1. Claro, la pantallita, utilizabas el teléfono y se iluminaba... lo de iluminársele a uno la cara es una expresión muy típica, entre sorpresa y satisfacción.

      Bicos ricos

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  2. jaja, yo tengo de esos celulares super antiguos en que las fotos se ven hiper borrosas, pero que son tan grandes que eraelunico metodo en que no me perdiera. jejeje
    muy buena, me ha encantado

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  3. Ayyy...pero que cosa tan mala, con el calor que hace ya, como para leer esto ahora...en fin, pena de foto, oye. Aunque la que has puesto tampoco está nada mal :D

    Un abrazo

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  4. ...y que no le puso las zarpas encimas, cosa que sí hizo nuestra ilustrísima julián barrio y toda la camándula que la rodeaba. Supongo que eso incluye al ilustre presidente del desgobierno, que hizo viaje relámpago para por una vez aparecer en público. El rescate de la banca a veces creo que habría que usarlo para pagarle el secuestro a él...

    Ay, chuchi estoy hasta los huevos del mundo. Yo si sigue esto así creo que me voy de españa. Valgo mucho más que lo que puedo encontrarme aquí.

    Lo siento pero llevo una temporada muy cabreado.

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  5. Por cierto menudo moco de cabecera que tienes. Claro que no puedo hablar de eso porque yo llevo un año con la misma. Pero todo tiene su explicación, que será dada a su debido tiempo...

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  6. Pancho, pero no me refiero a los zapatófonos que había hace casi 20 años, aquellos que nos regalaban por comprar unos pollos, hablo de unas versiones más modernas, de los últimos móviles con teclas, jeje.

    Pucho, más que complicado encontrar una foto que no destapase nada del final, y vamos, qué quieres que te diga, jejeje, tb es un post de domingo...

    Z, cari, pero qué te ha pasado? ¿Qué es eso de las zarpas? ¿Qué le pasa a Mariano ahora? Chuchi, ya no sé, pero por lo de moco entiendo que la cabecera no te gusta.

    Bicos ricos

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  7. Ya sabia yo que saldrias con alguna cosa así, aunque lo primero que pensé es que se trataba de una cámara de fotos antigüa, al final era el móvil... XD

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