jueves, 29 de mayo de 2014

El vecinito

Hace tiempo escribía sobre mi vecinito, un joven de veintipico años que vive por y para el gimnasio. Algunos de vosotros apuntábais que se presentaba por fin un nuevo personaje, real a la par que interesante, nada más lejos de la realidad, así he pensado siempre, hasta este fin de semana en que todo ha cambiado.
 
Efectivamente, mi vecinito, Guillermo es un soso de tomo y lomo, como os lo cuento, lo que tiene de cuerpazo se lo ha trabajado en la que es hasta ahora la única actividad que le conozco, ir al gimnasio. El joven sale con su mochila del gimnasio, se echa unas horas fuera y vuelve más musculado, si cabe. Ni que decir tiene que en su momento mencioné también sus piernas, más blancas imposible, a su lado, la blancura de cualquier detergente se quedaría corta. ¿Pero cómo se puede tener un bronceado -5 en general y que llegue a niveles de -35 en las piernas? Debo reconocer que sus piernas me han llegado incluso a dar grima. Pero mi vecino apenas ha sido nunca fuente de post, y mira que puse yo esperanzas en él en cuánto lo vi, así me imaginé yo escenas tórridas en el cuarto de contadores, subiendo a llevarle sal a su casa, recogiendo cualquier prenda suya interior que se le cayese del tendedero y en cada una de estas escenas, un final sexual. Pues nada, qué soserío. Eso si, le he seguido por igual la pista, por ver si me daba el ansiado post, que si con su mejor amigo, un chico sudamericano con ojos verdes y muy chiquitín, y yo esperando que hubiese tema entre ambos, que si abrirle la puerta del edificio cuándo coincidíamos, pues un truño. Claro que, el sábado ganó la Champions el Real Madrid, y nuestro vecinito favorito es del Real Madrid, pero que muy del Real Madrid, y ya se sabe, celebración al canto.
 
Y así estaba yo, asomado al balcón cual maruja en el atrio de una iglesia viendo a las parejas de novios entrar a casarse; escuchando el bullicio de madridistas y su ya más que aburrida cantinela de "como no te voy a querer....", cuándo se paró delante de casa el vecinito. Allí tenía aparcado su coche, abrió el maletero y sirvió a sus amigos unos cubatas, lo que se conoce como botellón en la puerta de casa. Pues eso hizo. Mientras cantaba sus cosas del Real Madrid, reparó en mi presencia en el balcón, y no pudo reprimir su alegría. ¡Vecinooooooo! ¡Vecinooooooo, vente a tomar una copa, que hoy invito yo, que somos campeones de Europa! ¡Vente vecino que así nos presentamos y nos conocemos! ¡Venga, vecino, que llevamos tiempo viviendo al lado, somos del barrio y no hemos hablado nunca! Y ahí me entró el pánico, porque mi vecino llevaba unas cuantas copas encima, y no me apetecía hacer botellón, así os lo digo, que tengo una edad. Insistió, insistió mucho, hasta que me armé de valor y bajé.
 
En mente estaba la imagen que tenía de él, machista, facha, homófobo, xenófobo, madridista e incluso violento, pero al enemigo, mejor tenerlo cerca, por lo que pudiera pasar. ¿Saldría del armario delante de él? ¿Le digo que soy maricón? o peor aún, ¿le digo que soy del Barcelona?
 
Allí estaba yo, con un grupo de diez jovenzuelos, de veintipocos años, tomándome un cubata de whisky con limón (que nunca lo bebo con limón), haciéndome el majo. Su presentación fue, cuánto menos peculiar, con un par de besos, y ante mi cara de no felicidad esa noche por la victoria madridista tuve que salir del armario. Me presenté, y le dije que era del Barcelona, admití que este no era nuestro año, que lo habíamos perdido todo, pero que a los de Vigo nos quedaba el consuelo de ser del Celta, que este año habíamos hecho una buena campaña, felicitar a los campeones. Y en mi apoyo tuve allí a un par de chicos del Atlético de Madrid, que habían sido puteados a lo largo de la noche, y lo que les quedaba.
 
En el poco tiempo que estuve con ellos, comprobé que era homófobo, hablaba de unos tipos como "los maricones aquellos del bar de maricones que nos querían entrar", machista, y con la efusividad de la fiesta tampoco tuvo reparos en besar a una chica del grupo delante de su novia, o la que era supusetamente su novia. Paró a varios coches que intentaban pasar por la calle, haciéndoles calvos a todos, obligándoles a cantar cualquier cosa del Madrid o a que al menos pitasen. Toreando coches, e insultando a aquellos que no le hacían mucho caso e intentaban seguir su camino. Lo más bonito ¡Puta! ¡Perroflauta de mierda! Incluso pasó por allí un negro africano, le dijimos que no se bajase los pantalones, que podría arrepentirse, a éste lo despidió de buen rollo pero cantándole que él era español y el otro no, que España para los españoles. Tampoco se cortó un pelo en orinar delante de los coches que intentaban pasar. Apuré mi copa, ni yo soy madridista, ni estaba de superfiesta, ni tengo veintipocos años. Me quería ir, aunque él me invitaba a más copas.
 
Lo gracioso, que uno de sus amigos, al abrir el móvil tenía su Bender abierto. Curioso el mundo de los amigos, amigos de amigos homófobos. En una de estas pasaron dos chicos por la calle acompañados con una chica, uno portaba una bufanda madridista. Mi vecino se la agarró y le gritó algo de la décima. Su amigo, que debía ser del Atlético le respondió poniéndose chulo. Y ya la tuvimos montada, como dos gallitos, peleando por el fútbol, enfrentados como machos cabríos, cabeza contra cabeza y yo, de triste testigo. Les faltó un pelo de coño para no pegarse, así os lo digo. Pero que así como el grupo de tres había doblado la esquina, ahí se fue detrás para pegarles. Me extraña que acabase la noche sin que nadie le pegase.
 
Un elemento, así os lo digo. A este tipo de personajes mejor tenerlos lejisimos, pero en el caso de que no puedas alejarlos del todo, mejor tenerlos de aliados, no vaya a ser que descubra que me acuesto con un hombre y le de por agredirme. Me fui con mis primos, con los que había quedado para celebrar la triste derrota atlética.

3 comentarios:

  1. Joder... ¡Menudo panorama!... Desde luego hay gente que no sabe ganar y las celebraciones hay algunos que son subnormales perdidos.

    Un abrazo chiquitín !!.

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  2. Tu vecino y su amigo gay seguramente sean amigos de hace años y por eso sigan así. Pero vaya elemento tu vecinito...

    "Los maricones esos del bar de maricones"... ¿qué hacía él en un bar de esos? ¿Y los dos besos de saludo? Huy, huy, huy...

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  3. Jajajja temias que lo peor fuese que eres del Barcelona?? Jajajaja sabes cuando lei Grima me acorde del personaje del Señor de los anillos jajajaja Caray! Yo tengo un vecino todo borrachoso y escandaloso! Un dia me invito a tomar y le dije que preferiría invertir mi tiempo y dinero en algo mejor! Y no me dirige la palabra desde entonces!! (y nno sabes cuanto me alegra), pero bueno ese tipo de gente mejor tenerlos a prudente distancia!

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