domingo, 29 de julio de 2012

El cruzaíto

Se conjugan los elementos para que esté de un mal humor generalizado. Y no es raro, releyendo mis post de años atrás que llegados a esta altura, días antes de comenzar mis vacaciones esté de mala uva. El trabajo, que por esta época es doble por tener que cubrir a mi compañera que está disfrutando de sus vacaciones, el insoportable calor de la capital y los malos olores por todas partes, el llevar bastante tiempo sin pisar Galicia, sin estar con la familia y amigos, echar de menos la mar, la playa, la naturaleza, y este fin de semana, concretamente, por el flamenquito.

Hay dos cosas difíciles de conjugar, el carácter serio del norte y la alegría del sur, es difícil o imposible casi, que a un gallego le guste el flamenco, o en su justa medida, y es difícil que a un andaluz le entre la música celta, que seguro no saben ni lo que es. Es difícil pensar que es cuestión de culturas, pero algo hay que pensar. Lo que sí es cierto es que llevo escuchando flamenco desde que el viernes por la tarde dormía plácidamente la siesta y de repente, una guitarra y unas palmas comenzaron ha hacer que la pared donde está el cabecero de mi cama comenzase a vibrar, otra vez mi compañero de piso, el malaguita tenía la música puesta a todo volumen, no solo yo me había enterado, todo el vecindario. Y la fiesta ha continuado el viernes por la noche, fiesta adolescente con bebidas, tabaco, palmas y más y más flamenco. Nos dieron las tres de la madrugada, a los de la habitación de al lado con su fiesta y a mi sin poder dormir. Y llegó el sábado, el piso en silencio, yo disfrutando mi paz, haciendo mis post, mis cabeceras, esas cosas por las que sois fans míos y comenzó otra vez el flamenco, que si El Barrio, que si tecno-chachadas, palmas por aquí y por allí. Por favor, ¡Salvamé!

El resto del día discurrió con música a todo volumen a ratos, salí y volví a casa a la una y media, palmas y más palmas, gitaneo musical, flamenquito power, más rumba chacha. ¿Hola? Salí al balcón con cara de pocos amigos. Un chico sin camiseta que todo hay que decirlo también, estaba muy bueno, me vió y entró en la habitación, bajaron un poco los decibelios. La música se escuchaba por gran parte de la calle y supongo que todo el edificio. La fiesta continuó entre palmas y música hasta más allá de las cuatro de la madrugada. Yo del cansancio me quedé dormido. Y me desperté el primero la mañana del domingo, y pensé en una venganza, en poner una muiñeira a todo volumen pero luego pensé que mis vecinos, que seguramente habrían dormido igual que yo no, tenían la culpa de nada. Y cuando me pongo a preparar el desayuno empiezo a escuchar voces nuevamente, cantando el dichoso flamenquito. ¿Pero esto qué es?

A estas alturas estaréis pensando que soy un flojo, una pasiva. Os lo digo, no me gusta tener jaleo con nadie pero anoche le envié un mensaje a Gordi, que está de vacaciones diciéndole lo que había, y que le diese un toque a la vuelta. Espero poder disfrutar de mi habitación y mi paz. Entiendo que la gente tenga ganas de fiesta, e incluso, aunque me parezca una falta de respeto, música a la hora de mi siesta, porque estamos en un horario diurno pero ya este tipo de jaleos nocturnos, no, y menos esa música que los gallegos no encontramos ni siquiera agradable a nuestros oídos.

Yo siempre bromeo con esto de que los sudamericanos en general tienen un caracter muy de fiesta, muy musical, que siempre tienen la música latina puesta altísima a todas horas del día. Tengo en el edificio al menos dos o tres familias de sudamericanos. Jamás han puesto la música alta, jamás en horario de sueño de las personas normales, jamás me han tocado las narices como el puto niñato este del sur. Quiero suponer, para no enfadar a mis lectores andaluces que no es cuestión de comunidades autónomas, si no de educación, y precisamente a mi me ha tocado un niñato maleducado por compañero de piso. 

Claro que yo antes de las vacaciones suelo estar con el carácter agrio. A lo mejor también es eso.

Ole, ole y Ole!

6 comentarios:

  1. Yo tampoco soporto el flamenco y menos a ciertas horas, y mira que por lo general a mi me suelen gustar diferentes y variados tipos de música, pero, escuchar a una gitana llorar y berrear en vez de cantar me crispa los nervios... (desde aquí tb me disculpo públicamente con tus seguidores andaluces, pero, es lo que hay...)

    Tio, pues yo soy tú y les pongo a Carlos Nuñez a todo trapo para tocarles la gaita!

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  2. entiendo tu fastidio! Yo tenia una vecina(uso preterito porque se murio hace dos jueves) que hacia fiestas por cualquier motivo y metia una bulla que hacia que me sangren las orejas!! Yo llamaba a la policia y nada podia convencerlas de que los demas necesitamos silencio para dormir! Pero bueno! Ya no esta con nosotros! Y la paz ha llegado!

    espero la paz llegue para tu vecino y que salga con los pies por delante al ritmo de un lindo flamenquito! jajajaja

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  3. Es la combinación explosiva de tu intolerancia al flamenco y la incomprensión absoluta de que alguien con dos dedos de frente no pueda entender que sus jolgorios sin interrupción puedan molestar al entorno más inmediato. En fin Pimpfito, no te queda ná, pero no contengas esa rabia y habla con él que te va salir un sarpullido. Un besote.

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  4. Sergio, tú y yo en esto nos entendemos, somos gallegos y aunque te guste el flamenco, no te gustará todo el flamenco, y aunque te gustase todo, tampoco te gustaría a todas horas, y aunque te gustase a todas horas, seguro que no tan alto...

    Gary, jajaja, me he partido con eso de que "tenía una vecina" aunque ya te digo desde ahora que hay alguien que no le ha visto el chiste a eso... jejeje

    Melvin, hombre, intolerante intolerante no, creo que he disfrutado cuando raramente me ha puesto a Camarón, pero vamos, que mucho mucho no es que me guste, pero vamos, cazurros, esa es la palabra.

    Bicos Ricos

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  5. Bueno, en casa el ambiente no puede estar más zen, de hecho el de la música suelo ser yo, pero a todos nos gusta más o menos lo mismo, que es bien pop/gay y algunas reminiscencias de mi época gótica. Ahora en cuanto a Sudamérica, o en realidad cualquier terruño que tenga ríos y montañas, hay diferencias enormes, es sabido que los chilenos somos lo menos pachangueros posibles, unos grises amargados, pero es culpa del clima, del frío, de las montañas, así que no somos muy escandalosos y cuando hacemos escándalo son con ritmos de otros lados: Cumbia colombiana, corridos Mexicanos también puede ser o música brasileña... cariños querido y paciencia....

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  6. Era por poner un ejemplo de gente alegre a la que le encanta la música, pero ya ves que a la hora de la verdad... ni todos los paises son iguales, ni todos sus ciudadanos tampoco, y ya ves, lo peor me lo he encontrado en España.

    Bicos ricos

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