Lory, la Fat Girl

A mi me da auténtico pánico irme a Galicia y no saber que tipo de sorpresa voy a encontrarme al llegar al piso de Madrid, normalmente suelen ser sorpresas desagradables, la del domingo por la noche también lo fue.

Llegué muy tarde al piso, sobre la una de la madrugada. Gordi roncaba a pierna suelta con la puerta de su habitación abierta, pudiendo verse a través de la luz su estilizada figura de bello durmiente en calzoncillos. Me dispuse a dejar mi maleta en la habitación y ya la primera sorpresa en el salón. El colchón que utilizamos para los invitados estaba allí, sobre la pared, una mesilla de noche, y una maleta gigantesca abierta, con muchísima ropa "ciscada" (tirada y desordenada). Dejo la maleta y voy a la cocina, a guardar las provisiones a la nevera. Segunda sorpresa, el fuerte olor a especias de la cocina, en concreto, una nauseabunda y mareante peste a apio (que es un olor que lo ocupa todo), aparentemente, el mismo desorden de siempre. Y cuando fui al baño, la tercera sorpresa, unas toallas de playa colgadas en la barra de la cortina de la ducha, un mini champú y gel extras, no había alfombra para salir de la ducha, un cepillo de dientes que tenía escrito "Lory" y finalmente, un par de pruebas de que en esa casa había una presencia femenina, algunos pelos largos en la ducha y creo que una crema hidratante.

Con la intriga me fui a la habitación a dormir, y pese al calor conseguí quedarme sopa al instante, vamos, lo que se conoce vulgarmente como "Sopinstant" por el cansancio acumulado el fin de semana. Y sonó el despertador sin darme apenas cuenta. Me levanté y en calzones ahí me fui al baño. Y he aquí mi miedo aterrador, algo inmenso estaba tumbado sobre el colchón en el salón. Procuré no hacer ruido por no despertar a la bestia, y ya con algo más de luz pude ver que efectivamente era una chica, una chica grande, vamos, voluminosa que intentaba dormir. Volví al piso a media mañana, a desayunar, y en el pasillo, del baño salía ella, con sus kilos y unas gafitas pequeñas. Me saludó con un acento muy, muy guiri, que a mi me recordó a aquel anuncio de "Fritos, un sabor auténtico de puro maíz". "Me llamo Lory, estoy aquí aprendiendo español. Hablo muy poquito. ¿Tú de aquí de Madrid?", yo entre cara de lunes por la mañana, de sorpresa y de pocos amigos le dije, con mi super acento español-galego "Yo me llamo Pimpf, Piiiiiiimmpf, y no soy de Madrid, de Galicia, de muuuuuuuy lejos, a seiscientos kilóoooometros". Me preparé mi desayuno y a lo mío.

Volví al salir del trabajo, ya para preparar mi comida, por allí estaba Lory que no había ordenado su maleta, pero se estaba poniendo "mona", si se me permite esa expresión. Yo pensaba que estaba esperando a mi compañero de piso, el guiri, pero este llegó y se fue al poco rato. Pensé entonces que Gordi había conocido a Lory el fin de semana en Torremolinos y se la había traído. Al poco rato se fue Lory poniéndose un poco de colonia. Más tarde volvía a al piso el Guiri, que me pregunta si he conocido a su amiga Lory, que está aprendiendo el español y está de visita. Le comento que si, y su respuesta es "es demasiado.... demasiado.....", iba a terminar su frase con un "¿gorda?" y él termina "guiri, es demasiado guiri, hasta para mi lo es". No más explicaciones.

Por la noche me encuentro a Lory con el rollo de papel de cocina, arrodillada frente a la nevera, pensé que me quería comer, pero no, limpiaba o secaba algo que se le había caído, leche de soja, que era su cena, que me dirás tú, a ver si al final va a ser que la chica se ha inflado a base de leche de soja. Pues Lory no debe conocer lo que es una fregona y una balleta, pues se gastó más de medio rollo de papel de cocina, ante la estupefacta mirada de sorpresa mía y de Gordi.

Yo creo que en este piso empieza a sobrar alguien, lo malo es que si Lory se da cuenta de ello, quizá termine zampándonos a mi y a Gordi, lo bueno, que quizá empiece por mi compañero de piso.

Bicos ricos