De estas aguas vienen estos lodos, seguro que habría pensado eso en su momento la reina Isabel II de España si no fuese porque era Borbón con lo cual no se le presumen ya de por si muchas luces. María Cristina fue uno de los personajes más influyentes en la España del siglo XIX, que ya sé que en general os la trae muy floja, en embargo, fue una mujer que no quiso verse relegada al simple papel que normalmente ocuparon las mujeres en la monarquía española.
María Cristina de Borbón joven |
Pronto quedó embarazada del rey, y aunque no tuvo ningún hijo varón con él, le dió dos descendientes femeninas, la futura Isabel II y su hermana Luisa Fernanda. El primer problema lo creó el rey Fernando VII suprimiendo la ley Sálica, por la cual no podían heredar la corona mujeres, pero Fernando VII consideró que sus hijas podrían reinar, y se armó la de Dios es Cristo, porque el hermano del rey, Carlos María Isidro consideró que el derecho sucesorio le correspondría a él.
Fernando VII y su esposa María Cristina |
Tres meses después de enviudar, la reina se casó con Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, un guardia de corps del Palacio Real. Se rumorea por aquel entonces que la segunda hija de María Cristina era de su amante. El matrimonio con Agustín Muñoz fue morganático y secreto. Morganático para impedir que Muñoz heredase cualquiera de las posesiones y títulos de su esposa, un matrimonio entre distintas clases sociales, y secreto, porque no sería bien visto que a tres meses de enviudar se volviese a casar. La regencia comenzó con la primera guerra carlista, así, su mayor enemigo fue Carlos María Isidro. Durante esos años se creó la cancioncilla que se tarareaba en los frentes:
"María Cristina me quiere gobernar
y yo le sigo, le sigo la corriente,
porque no quiero que diga la gente
que María Cristina me quiere gobernar"
La regente María Cristina |
Mientras tanto, María Cristina no dejaba de parir, parir en secreto también. Con su nuevo esposo tuvo 8 hijos, algunos varones, conocidos todos como "Los Muñoces". Cada vez que paría una nueva criatura, la enviaba a Francia, para que los cuidasen y les diesen educación. En algún momento intentó Espartero, aquel que tenía un caballo con unos cojonazos, sacar a la reina de la regencia, para ello no dudó en presentar públicamente el acta del matrimonio con Muñoz. María Cristina no dejaba de ser una gobernante bastante pésima (tampoco es que su marido le dejase una situación próspera). Uno de sus planes era restaurar la monarquía en América del Sur, para los países de Ecuador, Bolivia y Perú, el intento tuvo que ser descartado. Los vítores en las calles eran para el general Espartero, y los abucheos para la reina, y finalmente, con unos índices de popularidad bajísimos, María Cristina tuvo que exiliarse a Roma, dónde consiguió del Papa la bendición de su nuevo matrimonio, y finalmente se exilió a París, dónde compró un palacio que había sido propiedad de la emperatriz Josefina.
María Cristina con su hija, Isabel II |
oooh ! osea que de ahi venia el estribillo!! recuerdo haberlo cantado de niño!!
ResponderEliminarque interesante!
Vaya, la historia española resulta mas interesante cuando hay un rey en medio, aqui la nuestra podria simplificarse siempre asi : los unos se pelean con los otros, los de arriba con los de abajo!
Si, de estas aguas vienen esos lodos, o como se diga, jajaja. Bueno, resultó ser que la regente María Cristina fue muy mandatriz, que le podríamos llamar, una mandona en toda regla, hizo y deshizo según sus intereses a lo largo de todo el siglo XIX, y aunque no fue la única causante de todos los males de España por aquella época, fue parte importante de bastantes de sus problemas.
EliminarBicos Ricos