domingo, 27 de abril de 2014

Crónicas Borbónicas. El Infante de los Malditos (II y final)

Tras su expulsión de Francia, Luis Fernando de Borbón intenta exiliarse sin éxito a Bélgica, Estados Unidos o Inglaterra, sin embargo solo le dan asilo político en Portugal. Sin embargo, Luis Fernando solo se veía a si mismo pasándose la gran vida padre en París, que era dónde se vivían todas las grandes juergas. En un primer momento intentó colarse en Francia a través de España, para ello intentó llegar a la Riviera Francesa vestido de mujer con su peluca y un pasaporte falso. Resultó que lo pararon porque el pasaporte que llevaba era de una mujer buscada por contrabando, otro nuevo escándalo.
 
Intentó entonces entrar en Francia de otro modo, cómo solo saben hacer las altas esferas, a base de chanchullos a la más alta escala política. Probó entonces con un matrimonio.
 
Eulalia, su madre no dudó en ningún momento en buscar una buena esposa para su marido, y con lo de buena me refiero a esposas con grandes dotes, dotes económicas, por supuesto. Así fue como entablaron negociaciones con una millonaria estadounidense, divorciada y que había sido actriz cuyo mayor sueño era ser tratada como alteza real, qué mejor forma que casándose con uno de los descendientes de los reyes de Francia, y aquí Luis Fernando cumplía este papel. sin embargo, las negociaciones para su matrimonio con Mabelle Gilmen Grey no llegaron a buen puerto.
 
Buscaron pues otra esposa para Luis Fernando. En esta ocasión sería la excéntrica Marie-Charlotte constance Sey. Marie-Charlote era hija de un empresario del azúcar, estaba forradísima y tenía un bonito palacio en Francia. Y cuándo digo forradísima era muy forrada, y además de su fortuna, casó bien con otro rico personaje francés, un tal Broglie y poseían en aquel momento la mayor fortuna del país galo. Con una fortuna que nos costaría imaginar, esta mujer se quedó viuda y se encaprichó de nuestro Luis Fernando. El matrimonio no nos llamaría la atención si no fuese porque la novia tenía 73 años y Luis Fernando contaba por aquel entonces con 41. Los herederos de la rica princesa pusieron el grito en el cielo e intentaron demostrar que Marie Say no estaba en sus cabales, algo así como ocurrió con la señora esta de L'Óreal y sus herederos. La justicia denegó la razón a éstos últimos y pudo casarse. El matrimonio se celebró por lo civil en el registro de Paddington en Londres el 19 de septiembre de 1930, luego, la ceremonia por la iglesia se celebró en Italia, y finalmente se fueron a vivir a París, a un hotel en la Rue de Solferino. Marie-Charlotte había movido teclas e hilos para conseguir que dejasen entrar a Luis Fernando en Francia.
 
Comienza aquí una segunda época dorada, quizá con más glamour, pero igual de peligrosa que la anterior. En esta época tuvo relación con Cocteau, La Mistinguette un personalidad francesa, con el maharajá de Kapurthala y su esposa española, con la marquesa italiana Luisa Casati, otro personaje. Celebraban grandes fiestas en el palacio de Marie Say, y Vasconcellos seguía al lado de Luis Fernando. Celebraban fiestas temáticas, fiestas de disfraces, fiestas indias a las que acudían incluso con elefantes. Se hizo famosa la presencia en una fiesta de Luis Fernando semidesnudo, pintado de azul con todo tipo de joyas encima cuál maharajá. Luis Fernando se caracterizaba también por ser un gran bailarín de tango, y siempre acudía a las fiestas con bailarines argentinos. Luis Fernando fue un pionero del famoseo, fue uno de los creadores de los photocall y de los bolos. Tanto él como Vasconcellos cobraban por asistir a muchas fiestas, e incluso cuándo Luis Fernando consideraba que no le pagaban bien enviaba en su lugar a Vasconcellos.
 
Frecuentemente viajaba a Italia, concretamente a Venecia. Solía hacer el recorrido en coche, y sus viajes eran mero contrabando de cocaína. Su coche jamás era revisado, porque a nadie se le ocurría en plena frontera parar a un heredero de la corona francesa. Traía a Francia la cocaína que después revendía  a un 300% más cara entre aristócratas, ricos, príncipes y reyes. Fue en una de estas cuándo volvieron a expulsarlo de Francia. Su destino fue Venecia nuevamente, dónde residía su amiga la marquesa Luisa Casati. Su estancia en Venecia terminó con el fallecimiento de su fiel Vasconcellos que fue enterrado en la Iglesia del Redentor.
 
Pocos años después de su matrimonio con la multimillonaria terminó arruinándola por completo y una vez la dejó sableada no dudó en pedirle el divorcio. Marie Say estaba enamorada de Luis Fernando, dicen las crónicas y no superó nunca el divorcio. Falleció poco después.
 
Llegó la Segunda Guerra Mundial, con un Luis Fernando establecido nuevamente en Francia, que fue un protegido de los nazis. Luis Fernando, desde su posición ayudó a muchos franceses de la resistencia con la información que su tía la Infanta Paz le pasaba desde Alemania. Fueron bastantes las vidas que ayudó a salvar, una especie de Schlinder pero más chungo. En cierta ocasión visitó Berlín, y lo que se le ocurrió hacer fue pasearse por el centro de la ciudad con una insignia judía, noticia que llegó al Fürher que pidió explicaciones a la embajada española, le dijeron que dejase correr a Luis Fernando, que ya se cansaría y pronto saldría de Alemania.
 
Poco le quedaba ya de vida al aristócrata. Padecía un cáncer de testículos y tendría que costearle su estancia en el hospital, los tratamientos y demás su amiga Reymonde Gitenet, que fue la que lo acompañó en sus últimos días. Falleció tras someterse a una operación de la que no pudo salir un 22 de junio de 1945, para tranquilidad de su familia Borbón. Fue enterrado en la iglesia del Corazón Inmaculado de maría en la Rue de le Pompe. A su entierro no acudió ninguno de sus familiares. Tenía 57 años y había vivido todo cuánto un golfo podía haber dado de si.

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