Con esta carátula tan impresionante y tan Marta Sánchez presenta el novel Felipe Giner su literaria ópera prima, una obra autobiográfica titulada "Quiero Ser Hetero", de la serie Primeras Palabras de la editorial Odisea y que podéis encontrar en cualquier librería especializada en literatura homosexual.

Sin lugar a dudas una novela dura, más todavía cuando sabes que esta es autobiográfica, no sale de la imaginación de su autor, sale de sus lágrimas, y cuya intención es dar a conocer a los jóvenes esa parte negativa que puede surgir por la no aceptación y como conclusión de la misma, mostrar a los lectores que se puede salir de una situación asi, porque, como bien dice él, todos somos personas, todos somos iguales, independientemente de nuestra condición sexual. Felipe no se corta a la hora de tratar los temas más peliagudos, el miedo a la discriminación, la homofobia, el rechazo social, no solo el real, si no el más importante, el que surge desde dentro de uno mismo, drogas, sexo, alcohol, familia, amistades, amor, son abordados por el joven escritor sin pelos en la lengua llevándole a la conclusión de que siempre, a lo largo de su vida había querido ser hetero, por evitar toda cuestión negativa que achacaba a su condición sexual. A día de hoy, y ya asumida su homosexualidad nos acerca a lo duro que ha sido su camino para comprenderla, y todo en una novela que engancha y se lee enseguida.
Quiero ser hetero es la novela que Felipe Giner lleva gestando desde hace un tiempo, a la que ha dedicado mucho esfuerzo, un proyecto en el que siempre ha creído y que no ha parado hasta verlo hecho realidad, sin embargo peca en ella de escritor novel, desenvolviéndose en un lenguaje en ocasiones pobre y simple, y con una estructura de la novela un tanto confusa o desordenada yéndose en ocasiones por los cerros de Úbeda, nada que no se pueda mejorar en su segunda novela que sin lugar a dudas podría salir de esta misma, pues material hay de sobra, aunque esperemos, sin páginas dedicadas a agradecimientos. Y a pesar de querer dar el mensaje de que se debe aprender de todo lo malo que a él le ha ocurrido, también tiene un tono que podría confundir al lector, muchas veces no sabes si es su pensamiento en aquellos momentos que le inducen a rechazar la homosexualidad, o si en la actualidad no está recuperado y continua teniendo ese sentimiento de culpa. Tampoco se deja muy claro qué fue antes, si el huevo o la gallina, ¿Descubrirse homosexual le indujo a la oscuridad y a las drogas o por el contrario estás le sirvieron como excusa para relajar sus sentimientos homosexuales? ¿Es necesario culpar de todos los males a su orientación sexual o quizá su personalidad siempre ha sido así y se escuda en ser gay para lavar su conciencia?
En muchas ocasiones, tendemos a culpabilizarnos por cuestiones donde no tenemos elección, a pensar en ¿Qué hubiera sido si yo no fuese gay? No hay opción, se es, se asume y no tiene nada malo, no se pueden ni se deben mezclar las vueltas que da la vida con nuestro sentimiento de culpa. Se ama igual, se mantienen relaciones sexuales de la misma forma, con o sin afecto, hay el mismo riesgo de enfermedades de transmisión sexual, el homosexual tiene al alcance de su mano las mismas drogas que el hetero, todo son decisiones personales. El único pero es exógeno a uno mismo, la homofobia y el rechazo social, en nuestras manos está cambiarlo pero siempre con una visión positiva del problema.