jueves, 3 de julio de 2014

Mamarracha Wurst

Desde que el mundo es mundo y existen Dios y la política, esto se ha llenado de injusticias, y las hay más o menos gordas, como que hubiesen decapitado a María Antonieta, que era una avanzada en el mundo de la moda, que beatificasen a José María Escrivá de Balaguer por haber fundado una secta dentro de la iglesia católica, o sin ir más lejos, que se permitiese que España quedase eliminada del último Mundial.
 
Pero lo que ha sido más sangrante, y de lo que no me repongo tanto tiempo después, nada más y nada menos que desde 1988, es de que aquel año no ganase Eurovision España, así os lo digo, porque llevar a La Década Prodigiosa para asombrar al mundo entero con aquel Made In Spain y no hacerla ganadora por méritos propios era de traca. Desde aquel día he dejado de tener fe, tanto en Dios como en el festival más marica y friki del mundo (muy por encima de los que hacen peleas con espadas láser), y visto lo visto, el tiempo ha venido a darme la razón, porque llevamos varios años llevando canciones infinitamente superiores a las del resto del mundo mundial (europeo) y aquí los resultados a cada cual más desastroso.
 
Pues bien, ayer daba comienzo el Orgullo de Madrid, esas grandes fiestas venidas a menos, también os lo digo, y no por demérito de la falta de ganas de la gente de fiesta y reivindicación, no, venidas a menos por los intentos sutiles y no tan sutiles de nuestra alcaldesa por sorpresa Ana Botella de acabar con las fiestas que reportan más beneficios a la ciudad, pero que claro, son muy contrarias a esas ideas opusinas peperianas dónde "aceptamos y tenemos amigos homosexuales y nos llevamos muy bien con ellos como si fuesen personas normales y corrientes, pero por favor, avive un poco más el fuego del aceite hirviendo dónde los vamos a freir por malos cristianos y por degenerados". Y aquí vino la tragedia un año más, a la ordenanza de ruidos del distrito centro que la Botella obliga a cumplir (como tiene que ser por otra parte) pero para la que no mira cuándo hacen los conciertos de los Jardines de Sabatini que llevan tres días sonando hasta en mi casa que vivo a más de medio kilómetro de allí, o en su momento, la megafonía del Real Madrid que se escuchaba casi a tres kilómetros a las cinco de la madrugada. Obligando con ello a que los decibelios del pregón no superasen los 45 dB (decibelios para las catetas de letras). Y esto hizo que, a sabiendas de que los invitados para lanzar el pregón de las fiestas fuesen Ruth Lorenzo (nuestra última grande de Eurovision) y Conchita Wurst (la actual ganador/a del festival), se mascase más si cabe la tragedia, porque yo una cosa siempre he tenido muy clara, por mucha barba que luciese Conchita Wurst (pintada o no), nuestra Ruth Lorenzo se la iba a comer con patatas, y a falta de una buena megafonía que supliese las carencias de la barbuda/o quedaría más que demostrada mi teoría de la conspiración antiEspaña en el mundo mundial, como viene siendo un clásico desde la guerra de Cuba.
 
Ante una plaza de Chueca petada, así os lo digo, para variar, con chulazos musculados y multihormonados en los balcones para anunciar alguna fiesta, con los silbatos de la gente pidiendo la dimisión de la Botella, hicieron dar unas palabras a Conchita Wurst, que por lo que me han comentado hizo su discurso en inglés, que yo no le entendí ni jota, pero vamos, ni un Viva Chueca, Arriba Maricones, Botella Dimisión, Viva España, o un Viva Cristo Rey, nada de nada, nena, es que ni un Buenas noches Madrid. Y vino la oportunidad de Ruth Lorenzo de agradecer a las maricas eurovisivas que la auparon hasta el festival con unas palabras que tampoco os puedo asegurar porque no se escuchaba aquello nada pero que me parece a mi fueron tirando a sosérrimas, hasta que le pidieron a ambas que cantasen algo a capella. Pues ahí fue dónde Conchita Wurst, con esa voz de divayonoherotojamásunplato quedó totalmente en ridículo con nuestra Ruth Lorenzo que hizo una cucagracia que dejó asombrado a todo el mundo, y superados los 45 decibelios, así os lo digo.
 
Luego vino lo de siempre, las palabras de la presidenta de la FELGTB, las críticas hacia el gobierno municipal y también estatal, y la retahíla de derechos que todas las personas nos merecemos, la parte reivindicativa y más potente siempre (con permiso de la actuación de Paloma SanBasilio otros años). Y todo terminó como suele terminar esto, con el himno oficial del mariconismo español, el A quién le Importa de Alaska y Dinarama, para lo cuál si se desplegó la megafonía a tope y que los asistentes cantaron emocionados por un lado y por otro también emocionados con los hombretones que les rodeaban. Eso es un pregón, lo demás, injusticias de la vida.

4 comentarios:

  1. Yo también estaba allí, y no me atrevo a criticar ni a alabar el pregón de Conchita y Ruth porque no se oía nada de nada, así que ni me enteré de lo que dijeron.

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  2. Pues qué lamentable...no??? Sutileza ninguna a la hora de quitar peso específico a un acto tan simbólico y representativo como suele ser el pregón... Qué saquito de Peña de verdad.... Besotes.

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  3. No entiendo bajo que criterios mides tu la valía de un cantante. Desde luego, si es por capacidad de grito, la amiga Ruth es capaz de dejar en ridículo a cualquiera. Luego, a nivel creativo, si la Conchita no es gran cosa, la otra es peor todavía. Al menos a la Wurst se le ve algo más de clase y de carisma.
    Y ya tiene coňa que yo venga a defender aquí al último gran icono de la diversidad y la tolerancia, que no soy ni gay ni nada

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  4. Es que, chuchi, para defender la diversidad y la tolerancia no hay que ser gay, así te lo digo, basta con ser persona, pero yo aquí no critico su labor como icono de esas cosas, que es también discutible. Por desgracia, mis únicos argumentos sobre música son mis gustos, y aunque en este post no te lo parezca soy un antigritos, siempre he criticado a Mónica Naranjo, que es alguien que grita muchísimo pero no tiene control sobre su voz, pero creo que Ruth precisamente sí grita, y grita bien, porque me gusta como utiliza esos gritos. No sé, diferencia de gustos, supongo.

    Bicos Ricos

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