Comportamiento poco democrático

Como llevo diciendo desde hace unos días, el fin de semana pasado ha tenido muchísimos detalles que por falta de tiempo no he podido contar. Siento Kotei, decir que en el post de hoy, quizá se hable de política, aunque ya sabes que a mi, hablar de política o de mi vida privada en este blog no me gusta, pero tengo que contar como fui expulsado por el alcalde del ayuntamiento la tarde del viernes.

Terminaba ya casi la campaña electoral y los del PSOE teníamos una cena en un restaurante como solemos hacer tradicionalmente. El PP tenía unos pinchos de gratis en la plaza del ayuntamiento para el que quisiese sumarse a su fiesta. Esa tarde terminé de repartir el poco material que nos quedaba, visité a mi abuela y con un poco de tiempo libre decidí acercarme al pabellón de deportes, allí iba a haber una entrega de unas placas para unos jóvenes deportistas de lucha, habían sido convocados por teléfono y uno de ellos nos los había comunicado. Cuando llegué al pabellón salían unos cuantos niños con unas bolsas con gominolas, agua y un bocadillo. Pensé que había llegado tarde a la fiesta, pero me equivocaba. Cinco minutos antes los convocaron en el salón de plenos del ayuntamiento, como nos volvieron a informar y allí fui yo, valiente a ver como se premiaba a unos jóvenes de mi pueblo por sus méritos deportivos.

Al llegar al ayuntamiento, me llamó mi candidata para avisarme de que a ese acto no se había invitado a la oposición, como tiene que ser cualquier acto público, corporación al completo, me avisó que me acercase pero que no entrase en el salón de plenos, por no haber sido invitado. Y nada más entrar veo en la antigua oficina de recaudación una cantidad importante de pizzas, y dos concejalas partiéndolas con un cuchillo. Subo hacia el salón de plenos y me siento en un banco situado frente a la puerta de dicho salón. Dentro cuatro familias con sus chicos, los premiados, en frente, el alcalde, la concejala de deportes y cuatro placas que hemos pagado entre todos los habitantes de mi pueblo, el discurso, los logros que se habían hecho desde el PP con los pocos recursos que disponían. Yo ni corto ni perezoso, desde fuera saqué una foto al público, no había ningún concejal de la oposición, y también otra al alcalde dando la chapa a la gente. Alguien desde dentro me cerró la puerta, una militante del PP.

Bajé a llamar por teléfono a mi candidata para contarle lo sucedido, me dijo que sacase una foto a la gente partiendo pizza para la fiesta del PP que se celebraba esa misma tarde en la plaza del ayuntamiento, y me encontré con la puerta de esa oficina cerrada. Volví a subir hacia el salón de plenos y alguien que estaba fuera hablando por teléfono (y esto es solo puro cotilleo, ya que fue la hermana de mi Angelines) entró y dejó la puerta abierta. El alcalde estaba muy nervioso y salió a mi encuentro. Me preguntó si quería algo, y le contesté que no, que yo había ido nada más que a ver si había algún concejal de los nuestros, me respondió que no, que no había ninguno (lógica aplastante cuando no son convocados). Acto seguido, el alcalde me puso una mano en la espalda y ni corto ni perezoso me acompañó a las escaleras, cerrando tras de mi el portón de tres metros de madera que abre o cierra la planta alta del consistorio.

Volví a salir del ayuntamiento y llamé a la candidata, le pedí que viniese hasta allí o me enviase a alguien, que había demasiada movida y yo estaba allí solo. Mientras, esperaba en la plaza viendo como preparaban la fiesta. Escuchaba la voz de una de las concejales "estaba dentro del ayuntamiento, cortando pizza y tengo las manos todas pringosas". Rui preparaba la megafonía, estaba muy mosqueado, tenso, como todos, yo le comenté que con dinero público y en instalaciones públicas no destinadas a campaña electoral no se podía hacer nada, entonces él me soltó la perolata sobre no sé que de unos cachorros adiestrados socialistas. Decidí ignorarlo en lo posible, que no estaban los ánimos como para debates políticos a pie de calle, y al rato vino la candidata, y alguno más del PSOE, la intención, flanquear el consistorio por su puerta delantera para que no sacasen la comida, y por la puerta trasera también. Alguien intentó sacar la comida por la puerta de atrás, pero al vernos, desistió en su jugada. Llamamos a la policía local para que levantase acta, pero en las oficinas donde estaba la comida escondida no tenía acceso. La candidata nuestra entró en el consistorio y el alcalde corrió detrás de ella, le hizo la misma pregunta que a mi, si quería algo. Nuestra candidata le dijo ni corta ni perezosa "venía a avisarte que os acabamos de poner una denuncia por tener comida para vuestra fiesta en oficinas municipales y por utilizar coches de la diputación provincial para la megafonía". El alcalde, nervioso invitó a salir a la candidata y luego hizo algunas llamadas.

Pasaron un par de horas, su fiesta iba a comenzar y no tenían la comida a tiempo, y seguíamos la vigilancia, comenzaron a salir camisetas del PP bajo los brazos de algunas concejalas de dentro del consistorio, como si nada. Se juntaron los de la candidatura popular, para hacerse una foto con sus camisetas y a mi encuentro vino el concejal de turismo, con una mini cámara de fotos. Pensé que querrían que les sacase una foto de grupo, pero este me preguntó si podía sacarme una foto, ni corto ni perezoso posé para él. Mientras, al fondo me increpaban "Paparazzi, solo somos gente, solo somos gente".

Cinco minutos después, decidimos abandonar la vigilancia y permitirles comer la pizza, y es que nosotros teníamos la cena. En nuestra vigilancia nos suplió el BNG, pero no sé que ocurrió finalmente con los manjares que se escondían dentro de las dependencias municipales.

Bicos Ricos