Ya en Madrid

Acabo de aterrizar en autobús en Madrid, y es que sigo siendo pobre del todo que ni para un billete de avión tengo, y debo advertir que he venido todo el tiempo en el autocar con el corazón en un puño, temiendo que el bebé de muy pocos meses que llevaba en brazos señor tres o cuatro asientos atrás, comenzase a llorar sin control, aunque debo advertir que he venido durmiendo todo el recorrido y que el crío no ha dicho ni mu.

Llego a la capital con muchísimas ganas, sobre todo ganas de ver a mi D., porque no es que hayan sido 20 días sin verlo, es que además poco tiempo hemos tenido para charlar con calma, y es que, el tiempo de un político en campaña electoral es oro. Hablando de campaña electoral, con todo el jaleo que he tenido estos días apenas he tenido tiempo ni de analizar la situación política de España, ni algunos casos en concreto, tengo ligeras nociones de que el cambio ha llegado a Castilla La Mancha, y que Gallardón ha ganado, aunque ha tenido un gran descenso de votos, que Bildu ha montado la de Dios es Cristo en Euskadi, y que en gran parte de Galicia, el PP ha arrasado, como dije ayer, mi pueblo no va a ser una excepción y como les dije ayer a mis compañeros de formación, "hoy mismo comienza el trabajo para conseguir el gobierno en 2015, con una oposición dura".

Aprovecharé que estoy en Madrid y ya con la calma que me permite el haber terminado la campaña para pasearme por Sol y ver como eso se ha convertido un poco en un campamento gitano, sin ofender a los gitanos, asimilar su mensaje, que comparto en muchos aspectos, e intentar entender porqué ahora en este momento tan delicado, analizar que consecuencias ha traído, que las ha traído y ver qué ocurrirá de aquí a las  próximas generales y más allá, esperando algún tipo de reacción en Europa, aunque, sinceramente, a mi estos "indignados" que no tienen todos muy claro lo que quieren y como lo quieren, siguen sin convencerme.

Por último, tengo que decir, lamentablemente, que he cogido algo de peso y es que una campaña a base de empanada como alimento básico no es nada sana, riquísima, eso si, pero nada sana, tanto que ni haberme recorrido el pueblo de arriba abajo y en diagonal me ha servido para quemar lo ingerido, pero si hay que buscar la parte buena a estos días es que me he puesto morenísimo, de mangas hacia afuera y con la marca en el cuello de la camiseta, cosa que tendré que solucionar antes del verano, que yo otra cosa no, pero el rey del moreno siempre y una marca de obrero (aún siendo del PSOE) queda fea.

Mañana por fin, vuelvo a lo que es un post de los de toda la vida.

Bicos ricos