Yo creo que todavía no os había contado esto de lo que voy a hablar hoy, algo que me ha amargado parte de este año y me ha sumido en una tristeza de magnitudes desproporcionadas. Me he quedado sin amor platónico, así como os lo cuento. Se me ha ido.
A mediados de junio, recibo un whatsapp de estos que me dice "nos mudamos a Canarias, con todo el jaleo se me olvidó avisarte". Cari, gracias por avisar aunque sea tarde. El que fuera y será mi amor platónico por los siglos de los siglos, el que me acompañaba a correr cada vez que salíamos, el que me utilizaba como modelo fotográfico y con el que me pasaba horas practicando con nuestras cámaras de fotos, el que me llamaba si iba a comprar un juego para la Play, el que quedaba conmigo para tomar algo en los ratos de aburrimiento, el que disfrutaba yendo a tiendas de menaje del hogar, o me llamaba para ir a la piscina o cenar, el que hacía prácticas de defensa policial conmigo. Vamos, ese, pues que se va de Madrid y me lo dice cuando ya está allí. ¿A qué esperaba? ¿A que lo llamase para tomar un café y me sorprendiese con un "hoy no puedo que estoy en la playa"? ¿Temía mi reacción negativa? Por favor, que estamos en el siglo XXI. Lógicamente le desee una buena estancia en las islas afortunadas y le dije que en cuanto pudiese, visita al canto. Y ahí caí en mi profunda depresión. Se le echa muchísimo en falta, y aunque habían temporadas en las que apenas nos veíamos, habían otras que nos las pasábamos siempre juntos. Pensé que pronto llegaría el verano, coincidiríamos en el pueblo, en vacaciones, y volvería mentalizado a Madrid, pero se le sigue echando en falta.
Claro que, a veces brilla el sol, y llega un nuevo mensaje claro y directo preguntándote ¿Qué haces este jueves? ¿Te apetece tomar una coca cola conmigo? Mi novia ha quedado con sus compañeros y mientras tú yo yo podíamos tomar algo. Hombre, ya se me puso la cara de sandía, con la sonrisa de oreja a oreja. Chuchis, yo es que me ilusiono enseguida y con muy poco, que lo sepáis. Por el momento no ha trascendido más de su visita oficial, solo sé que no es para repartir leña en el Congreso, por si pensabais en esa posibilidad.
Y a su visita, se une la visita oficial que llega esta noche a casa. Una de mis primas, la que viene a menudo a visitarme, de miércoles a domingo, ahí es nada. Cinco días de visita, lo que supone, pasarme todo el día de ama de casa, limpiándolo todo, haciendo la compra, el polvo, ordenar, recoger ropa, eliminar rastros de la habitación eminentemete gayers, meter un colchoncito en la habitación, hacerle sitio y ver como mi habitación se llena de cosas, compras, ropa, maletas, bolsos y demás cosas. Significa salir, salir muchos días, comer fuera, hacer comida para dos, cena para dos, compartir el baño con una chica y con Gordi, significa una serie de cosas que antes hace un par de años me encantaba y ahora, ahora, despues de varios años en Madrid, y demás, se agradecen siempre las visitas, pero cada vez me apetece más disfrutar de mi vida en solitario en Madrid, y cuando digo esto, me refiero a que cada vez más me estoy volviendo un hermitaño.
Bicos Ricos
Hiciste que recordara la etapa cuando viví con S, en nuestros tiempos de estudiantes, 3 años buenísimos. Al cuarto nos separamos, él se fue a vivir con su hermana que llegaba a la ciudad y yo me quedé solo, lejos de volverme un hermitaño, ese año, el 2007, fue de explosión, una búsqueda del amor entre un desfile de experiencias ni tan sexuales jejejeje. Buenos tiempos, y sí, es triste, pero ya verás que tendrás tiempo para hacer otras cosas, ánimo Pimpfillo.
ResponderEliminarHombre, por lo menos tenías la casa o piso un poco animadilla, eso sí lo malo es que te tengan como una criada haciendo las labores del hogar.
ResponderEliminarUn abrazo chiquitín !!.
Es verdad que es una pena no poder disfrutar de tu soledad cuando quieres, pero bueno, son solo cinco días...
ResponderEliminarYo no sé si lo mío es solo una etapa o que siempre he disfrutado siendo un hermitaño; lo tendré que descubrir en unos años.
Con lo bien que está solito, pero bueno, una visita nunca viene mal.
ResponderEliminarSalu2.
Ooh te entiendo, cuando vienen a visitarme me doy cuenta lo acostumbrado que estoy a vivir solo jajajaja Bueno por lo menos tu amor platónico te aviso antes de que tu lo descubrieras, qué pena! Al menos ahora podrás visitarlo! Y los reencuentros serán más chéveres.
ResponderEliminarLa "ermitañez" es algo que se agudiza con la edad. Cada vez uno se encuentra mejor en su espacio y empieza a tener manías que se acrecientan con el tiempo. Dicen que lo mejor para evitarlo es vivir en pareja pues te acostumbras a compartir espacio, pero cuantos más años pasan más dificil es dar el paso :)
ResponderEliminarLo de tu amigo ya canario es más dificil de entender, que si teníais una buena relación es un poco sorprendente que no te dijera nada hasta que se fue, pero míralo por el lado bueno, ahora tienes casa, compañía y playa todo junto jejeje
Un beso (de un cangrejo ermitaño)
Yo ya veía venir estas cosas... ¡tienes vocación hacia el Monacato, Pimfito! A fin de cuentas con tanto Monasterio alrededor, los gallegos sois medio monacales... yo siempre lo he tenido claro... jajajajaj!
ResponderEliminarBueno, sabes que existe una invitación pendiente por mi parte (por mi parte, no por mis partes...que luego me lees mal, jajajaj!)... a la cual no haces ni puto caso... y a estas alturas las Casas COLGADAS van a arruinarse sin que puedas echarle cuatro fotos... Además... estos otoños son magníficos... yo siempre te lo advierto... pero tú, COMO BUEN EREMITA, vas siempre a tu bola! jajajajaj!
No puedo con tanta Castidad... jajajajajaj!
Besos, precioso!
Yo creo que no se trata de que te estés volviendo ermitaño, simplemente estás madurando, lo que significa, cual GOLLUM ir reclamando siempre aquello de "mi tesoro" o en plan ET "mi teléfono, mi casa", es decir, que las visitas, por mucho que se agradezcan, en el fondo, fondo, fondo, cuánto más nos hacemos a un estilo de vida, nos joden, no por incordio, ni por fastidio, ni porque seamos malos ni nada, simplemente porque rompen algo que a ciertas edades se agradece mucho: la rutina, nuestra rutina.
ResponderEliminarRecojo mucho de lo descrito en los comentarios... Hay mucho de manías de la edad, de no querer alterar tu nueva forma de vida, de empatizar con la soledad y de tener conciencia de ser un poco ermitaño... Pero creo que luchar un poco contra todos y cada uno de esos elementos es querer seguir creciendo. Lo del canario tu lo has dicho, es platónico y eso siempre duele un poquito, no??? Besotes.
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