Objetivo: Reencuentro

Podría parecer una empresa harto complicada, y al final he sacado dos conclusiones de todo ello. Por un lado he alcanzado mi objetivo, y por otro lado he estado con Billy Sive, en una dosis moderada, lo cual es todavía tolerable por la paciencia humana. Y si dijese, y hasta ahí puedo leer podría parecer un poco cabrón, no voy a ser tan cabrón y os voy a explicar todo este embrollo de Billy y mi objetivo.

Hace unos días decidí comprarme un objetivo para mi nueva cámara, que no sé si lo había comentado, pero he repuesto la que tenía por una versión 2.0. Así pues, con mi cámara nueva, me faltaba para estar en el mismo lugar que hace mes y medio, un buen objetivo de largo alcance y lo busqué por internet. El que más se ajustaba a mis necesidades se encontraba únicamente en esa ciudad mediterránea con mar donde vive Billy Sive. Decidí llamarlo, para comprármelo y encargarle que lo fuese a recoger, aprovechando que estos días Billy se venía para Galicia. Todo fueron pegas, que si estoy haciendo la maleta estos días y tengo que hacer recados, que si trabajo por la tarde un día y el otro por la mañana, bla bla bla. Incansable yo en mi misión decidí pasar de Billy, que ante la falta de ganas mejor no hiciese nada, que no estamos para obligar a nadie. Llamé a La Buscona, que también vive en esa ciudad mediterránea con mar, la llamada fue muy distinta, aparte de durar un montón, La Buscona solo puso facilidades, y es que hay gente con la que da gusto tratar. Misión cumplida. A los dos días tenía ya el objetivo y éste había pasado ya a manos de Billy.

El objetivo viajero llegó ayer por la mañana a Galicia, en avión, con Billy, y a unas horas intempestivas, un domingo por la mañana decidí ir a su pueblo a buscarlo, siguiendo el antiguo ritual de otras épocas, cuando quedábamos. Salía de casa, le hacía una llamada perdida y a un par de kilómetros antes de llegar a su casa le hacía otra. Así hice ayer, claro que la intención ya no era la misma que hace unos años. Salió con mi objetivo, el objetivo viajero. Y allí estuvimos charlando un buen rato, porque se ve que tenía ganas de algo de cháchara, pero yo tenía tanta prisa por hacer la mochila para irme de acampada que no estaba muy por darle mucha conversación. No tardó en sacar su nuevo teléfono del bolsillo, un HTC con, como no podía ser de otra forma, el Grinder ese de las narices conectado, una pequeña comprobación por si yo aparecía en una aplicación de esas y luego ya se dedicó a enseñarme el catálogo de chicos de la zona disponibles. No tardé en decirle "bueno, te dejo ahí con tu Grnder ese y aprovecha con algunos de esos, que están muy bien, no pierdas el tiempo en Galicia, bueno, aunque tú nunca lo has perdido para estas cosas, nos vemos la próxima semana".

Y ya está, lo importante, que tengo mi objetivo conmigo, espero hacer grandes robados con él.

Bicos Ricos