Reencuentro Universitario

Hasta ahora no había hablado nunca de mi etapa de universitario, entre otras cosas porque no me gusta hablar ni de mi vida privada ni de política eso que quede claro. Sin embargo es una etapa digna de contar por capítulos, pero para más adelante, todavía no toca. Hoy toca hablar de un reencuentro universitario, ocho años después, por lo menos.

Hace aproximadamente un par de meses se casaba un chico de mi pueblo con el que estuve muchos años en el colegio estudiando, tiempo después volvimos a coincidir en el instituto, y ya en la época universitaria volvimos a coincidir nuevamente. Es uno de esos mejores amigos que te acompañan toda la vida y que un buendía cogen novia y lo van abandonando todo. Ya está casado, y me lo encontré una noche de sábado, hace un par de semanas. Charlamos de un montón de cosas y me preguntó si sabía algo de un chico de Vigo que había estudiado con nosotros, le dije que ni idea, la última vez que lo había visto había sido el año antes de aprobar yo la oposición, él también se presentaba y el examen, al igual que a mi le había salido mal. Lo intentaría de nuevo el siguiente año, aunque no lo volví a ver.

Unos días después recibí una solicitud de amistad de Facebook, por lo que había hablado con mi amigo, supusimos que era él. Al día siguiente coincidiimos en el Face y anunció su visita a mi pueblo, para estar con nosotros. Pues bien, vino y hubo el primer reencuentro universitario que yo recuerde de mi vida.

En el instituto yo era un joven muy abierto, muy conocido por casi todo el mundo, por este aura genial que tengo, y con un grupo de amigos amplio y bien nutrido. Sin embargo, la llegada a la universidad, aunque parecía indicar que sería igual, terminó con una carrera abortada y un rosario de la aurora con mucha de la gente con la que estudiaba. Empecé otra carrera, la mía, y allí decidí, ya de un modo más introvertido no hacer amigos, ir solamente a estudiar. Así fue, apenas me hice conocidos, claro que, en mi nueva facultad estaban dos de mis mejores amigos, el que mencioné antes y otro chico más. Todos los compañeros que tuve en la facultad fueron amigos suyos. Este chico de Vigo al que llamaremos C. terminó la carrera poco después de mi y se decidió a opositar, sacó su plaza también un año después en otra ciudad mediterránea con mar en la que está muy a gusto. Él con su forma de ser tan monótona y constante nos iba relatando que había sido del resto de compañeros. La mayoría funcionarios, bien en Galicia, o bien por el resto del mundo, concretamente por su ciudad mediterránea con mar, otros, ya unos cuantos, casados, alguno de ellos en Madrid viviendo.

No recordamos cincuentamil batallitas, nos habría dado pereza, nos vimos los tres y pensamos que en el fondo no habíamos cambiado mucho, uno con más pelo si cabe, el otro más delgado, el otro más alegre, pero en el fondo y en esencia, los mismos. Tomamos unas cuantas cervezas, cenamos juntos y posteriormente salimos de copas. Yo, que en el fondo me debo a mis fans, debo reconocer que no estuve todo el rato con ellos y tuve que aprovechar el penúltimo sábado antes de volver a Madrid para estar con el resto de gente, que me aclama. 

Debo reconocer que estas cosas, aunque te llenan de nostalgia, gustan y te lo pasas bien, terminan haciéndote ver que realmente estás mucho más mayor de lo que pensabas. Decidimos instaurar el día 13 de agosto de cada año como el del reencuentro universitario, un reencuentro que volverá a darse, pero otra vez como esta, de forma casual, porque estos planes a largo plazo, jamás funcionan.