viernes, 6 de junio de 2014

Juan Puyol y el día D

Chicos, hoy se celebra el 70 aniversario del día D, del desembarco de Normandía, una fecha que se ha venido celebrando desde aquel 6 de junio de 1944 y que aunque no supuso el inicio del fin del ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial, sí fue el espaldarazo que Stalin necesitó para derrotar con más tranquilidad a los alemanes, además de la liberación de Francia y la posibilidad de abrir un nuevo frente bélico por el Oeste de Europa. Si bien, en España, sumidos en el tema sucesorio de Juan Carlos I, hemos pasado un poco por alto este día, y también históricamente hemos pasado olímpicamente, entre otras cosas porque España no participó en la Guerra Mundial, pero este día también influyó a los españoles, y los españoles influimos en él, sin participar directamente.
 
Efectivamente, Franco, que había acariciado la ideología fascista, con la que estaba prácticamente hermanado, y pese a los intentos de Alemania de que España participase en la gran guerra, a partir de ese desembarcode Normandía, Franco se decantó por un régimen autoritario independiente, abrazando si cabe un poco a los aliados (sí, era un poco vendido, como se puede ver), y a partir de aquí todos los intentos del mundo por tener a España en la órbita aliada, exceptuando a Rusia, cuyo odio por los comunistas iba mucho más allá. Franco poco después dijo que lo suyo no era el nazismo pues los nazis habían renegado de la religión, y para Franco, que Nuestro Señor Jesucristo no estuviese en los corazones de los españoles era muy importante.
 
Pero el papel de España en este Desembarco de Normandía no se limita solamente al papel aprovechado de Franco, pues entre los servicios de espionaje aliados se encontraba un español, Joan Pujol, ejerciendo una labor de doble espía y que fue uno de los artífices del engaño que los aliados tramaron contra Hitler para que éste pensase que el desembarco verdadero ocurriría en Caláis por esas fechas y no aquel 6 de junio. Pujol había nacido un día de los enamorados en Barcelona, un tipo sin mucho oficio ni beneficio que se había casado con Araceli González Carballo una luguesa. Se había criado en una familia acomodada barcelonesa y tras la Guerra Civil había tenido tiempo suficiente para odiar tanto a los nazis como a los comunistas. Decidió ganarse la vida como espía, y así envió a su mujer a la embajada inglesa ofreciendo los servicios de su marido espiando a los alemanes. Los ingleses rechazaron su propuesta, pero le siguieron la pista. Comenzó entonces a trabajar para los alemanes, retransmitiendo mensajes de radio, fue entonces cuándo los ingleses decidieron ficharlo. Se establecieron en Lisboa, y desde allí creó una red falsa de espías, hacía creer a los alemanes que estaba en Inglaterra, y les envíaba facturas falsas, se inventaba movimientos barcos. En cierta ocasión llegó un ataque inglés, y para que los alemanes no sospechasen, se inventó que su agente espía inventado en aquella zona había caído enfermo, al punto que falleció imaginariamente también e incluso llegó a publicar una esquela. Los alemanes tragaron ese hueco informativo, y no solo eso, si no que enviaron una generosa paga a su imaginaria viuda.
 
Pujol vivía bien con las importantes cantidades que cobraba de los alemanes y también de los ingleses. Se trasladó a Inglaterra, y su principal labor era la de contraespionaje y desinformación para los alemanes. Su nombre en clave para los ingleses era Garbo, por la actriz Greta Garbo, y el nombre para los alemanes era Arabel, en homenaje a la que era su pareja, la bella Araceli. Y llegó la operación Fortitude. La labor de Pujol en la operación era la de hacer creer a Hitler que el verdadero desembarco aliado en Francia se produciría en Calais, a 249 kilómetros de dónde se produjo realmente, y que las maniobras de Normandía se trataban de un simple engaño para atraer tropas alemanas en esa zona y dejar despejado Calais. Y coló, vaya si coló. Parte de esta operación Fortitude era engaño, ese engaño tan sutil al que estaba acostumbrado Pujol, para ello, y en colaboración con el coronel Eisenhower, crearon en otra zona un auténtico escenario de cine bélico, aviones de madera, pistas falsas de aterrizaje, soldados de cartón piedra. cañones y tanques de goma para que los aviones espía alemanes que sobrevolaban la costa inglesa pensasen que allí se estaba creando un auténtico campamento para atacar Calais mientras las verdaderas tropas aliadas estaban en otro lado, todo ello previendo algún ataque alemán. ¡Por crear, crearon hasta un embalse falso!
 
Cuándo Hitler se dio cuenta del engaño, las tropas aliadas habían ya avanzado mucho dentro del territorio francés, y no había vuelta atrás, se había desarrollado una cruenta batalla en esa zona que mezcla playa, campos minifundistas, pequeños riachuelos y muchas zonas de altos y bajos, una zona complicada que tenía sus ventajas para los aliados y también para los defensores. Finalmente entraron en las playas 815.000 efectivos aliados frente a los 350.000 alemanes, aunque con el tiempo llegaron a entrar más de tres millones de tropas. Finalmente la batalla en la que perderían su vida 68.000 (americanos, ingleses y canadienses) frente a los 150.000 alemanes, 146.000 heridos aliados y 150.000 germanos y tanto por una parte como por la otra, numerosas desapariciones.

1 comentario:

  1. Wuauhhh.... Increíble historia... Y qué papel más trascendente el de Pujol... Me han venido todo el rato a la cabeza las imágenes impactantes del inicio de Soldado Ryan... Besotes.

    ResponderEliminar