Continuo rescatando de la crónica negra aquellos crímenes que estremecieron España en su momento, tras el éxito de la narración del crimen que en 1958 cometió Jarabo. En esta ocasión nos vamos a Galicia, un múltiple crimen que ocurrió hace 24 años y que es difícil de olvidar.
Como una pesadilla se recuerda en Galicia un suceso que ocurrió el 8 de un mes de marzo, como en el que estamos ahora, pero en el año 1989, unos acontecimientos espeluznantes en una masacre tan excepcional que si no fuera porque los fallecidos tienen nombre, bien podría haber servido para un guión de una película de un serial killer de esos tipo Viernes 13, pero su escenario, Surribas, una pequeña aldea en el ayuntamiento de Chantada, en la provincia de Lugo. Un balance de siete fallecidos, seis heridos y la muerte del propio Paulino Fernández, el autor de esta masacre.
Paulino Fernández tenía aquel 8 de marzo 64 años, estaba casado y no tenía hijos, su mujer tenía escasa movilidad y estaba ciega. Llevaba meses tratando la compra de unos terrenos con unos familiares suyos que estaban en el extranjero, sin embargo, la compra de esos terrenos no iba todo lo bien que él quisiera, en el catastro no aparecían a su nombre. Esto fue dando vueltas en la cabeza de Paulino, quien dicen tenía en la mente que sus vecinos querían apropiarse de ellas. Aquella mañana, Paulino fue al centro del pueblo, a Chantada, se pasó por el despacho del entonces alcalde del municipio, que también era abogado de profesión, Sergio Vázquez. Después fue a comer a casa de su hermano y sobre las tres y media de la tarde volvió a su casa, cogió un cuchillo de matar cerdos y un hacha y se dirigió al alpendre en el que estaba su vecino José Gamallo, de 37 años, clavándole el cuchillo en el vientre y en el pecho. Volvió a su casa, llevó el ganado a sus tierras en Quinzán. En una finca próxima se encontró con unos vecinos que estaban labrando un terreno, José Lago García de 59 años, su esposa Celsa Sanmartín Ledo de 63 años que estaban acompañados por su hermana Aurora Sanmartín Ledo y por el dueño de la finca, Maximino Saa Sánchez, de 72 años, cuñado de los anteriores. Allí la emprendió con ellos, matando a Maximino, Aurora y a José. Celsa conseguiría escapar después de ser atacada intentando buscar auxilio y pidiendo ayuda, sin embargo, Paulino le dio alcance, terminando también con su vida en un camino hacia Adá, otra pequeña aldea de Chantada. Mientras mataba a Celsa, un vecino que pasaba por allí, alertado intentó apaciguarlo y detenerlo, Rogelio Cuñarro, de 57 años, terminó herido de gravedad y no pudo hacer ya nada por Celsa.
Decició volver a Surribas, su aldea, y por el camino se encontró a Avelina Moure Soengas de 67 años, que iba a Surribas con intención de alertar a los vecinos del horror que estaba sucediendo, Paulino lo impidió, dejándola también a mitad de camino sin vida. También se encontró en el mismo camino con Emilio Ramos, de 76 años, al que dio muerte, bien con el hacha o el cuchillo de matar cerdos y con Amadora Vázquez Pereira. Las heridas de esta última no terminaron al instante con su vida, fallecería 20 días después en un hospital a causa de las mismas. Se dirigió entonces a casa de Milagros Saá, sus vecinos, golpeó la puerta de la casa, y cuando su hijo Francisco Quintana abrió la puerta, sin mediar palabra recibió una cuchillada en el pecho, siguió hasta la cocina encontrándose allí a Milagros y a su nuera. Logró herir a Milagros, aunque no consiguió rematarla, en ese momento entró en la casa otro vecino y entre todos lograron sacarle el cuchillo de las manos.
Paulino consiguió escapar entonces de sus vecinos refugiándose en su casa. A los pocos minutos, los vecinos horrorizados vieron salir fuego de la casa. Dos de ellos se acercaron hasta allí, Manuel Fernández y Raúl López que intentaron entrar en la casa y sofocar el incendio. Allí mantuvieron una conversación con Paulino, que les preguntó si sabían lo que había hecho, sin mediar explicaciones, Paulino golpeó con un machete en la cabeza a Manuel Fernández, los vecinos salieron de la casa y dejaron que el fuego la consumiese. Poco después comenzaron a llegar las patrullas de la Guardia Civil, y horas después aparecía entre los escombros el cadáver carbonizado del propio Paulino Fernández tumbado en su cama.
Ocho fallecidos en el suceso de Chantada, y seis heridos fueron el triste balance de estos sucesos que conmocionaron a Galicia por aquellos días, en su aldea, Surribas quedan apenas ya seis vecinos que recuerdan horrorizados aquellos hechos, hablando lo menos posible de lo que allí sucedió, lo mismo que sucede con los vecinos de Adá. El hermano de Paulino decía que su hermano no regía bien, que había algo en su cabeza que no funcionaba y que se vio alterado por esos problemas con las tierras y la compraventa, que pensaba que sus vecinos querían quitárselas, el alcalde de Chantada que acudió horas después a la zona recuerda con espanto las imágenes que vió, muchísima sangre y cuerpos desperdigados por doquier entre los lamentos de los vecinos heridos.
Estas cosas ocurren en la Galicia profunda y rural, y no hace muchos años de ello, pasando a ser una de esas historias negras que con el tiempo parecen haberse olvidado.
vaya que terrible! Yo la verdad que veo a mi pais un poquito salvaje, me extraña saber que en otros lugares ocurre lo mismo que aqui!
ResponderEliminarUna señora mato a su esposo y para ocultar la evidencia no se le ocurri mejor idea que usar la carne para preparar la comida que vendia!!
La noticia no nos dejo tranquilos por una semana!!
Galicia , por lo que leo, tiene muchas historias que contar!!
me has hecho aordar que de pequeño habia un caso de unos chicos que aparecian sin vista o sin higado (ya no recuerdo del todo bien) y que eran casos que marcaban porque robaban partes del cuerpo. Y eso causaba miedo, por lo menos que yo como cualquier niño estaba medio psicoseado en que me roben las corneas o algo asi
ResponderEliminarA pesar de que la fecha es relativamente reciente es curioso que no recuerdo este caso. Y mira que a la prensa le encanta sacar páginas y páginas morbosas sobre estos casos. O yo andaba con otras cosas o no se le debió dar demasiada publicidad. O tengo alzheimer. Prefiero las dos primeras opciones :)
ResponderEliminarUn beso (menos truculento)
Estoy viendo un programa en tv sobre este crimen,nunca oí hablar de él.
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