En Avilés, esa tierra natal de mi novio imaginario Fabián, hay un parque conocido como Las Meanas. Lo que hoy es un lugar de paseo, a principios del siglo pasado era un lugar de paso al que acudían personas para mantener sexo cuándo no tenían lugar para estas cosas, lo que hoy conocemos como un lugar de cruising.
Aquel 31 de agosto de 1910, a las cinco de la mañana, un obrero que pasaba por Las Meanas se encontró un cadaver de alguien que parecía tener todos los síntomas de haber sido estrangulado, con los dedos todavía rígidos intentando repeler un ataque. Entre las posesiones que llevaba el cadaver habían unas cerillas, un llavero con seis llaves pequeñas, un silbato grande de metal, unas gafas con montura de oro, unas hojas impresas con unas coplas, dos navajas cortaplumas, la llave de una habitación, una chaqueta con botones de oro y un cinturón con hevilla de plata y con las iniciales en oro, y en una especie de riñonera, una carta de crédito por valor de 35.000 pesetas de la época, expedida a familias importantes de Avilés.
Pronto se supo quién era la víctima. Se trataba de Manuel García, natural de Soto del Barco una localidad próxima a Avilés. Manuel García era un indiano que no hacía más de un par de semanas que había vuelto de Cuba con una gran fortuna. Se supo que la víctima estaba hospedada en una fonda, la Fonda de la Ferrocarrilana, en Avilés, aunque el dueño de la pensión en un primer momento negó que estuviese allí la víctima. Utilizando la llave que había sido encontrada en el cadaver, constataron que precisamente abría una de las seis habitaciones de dicha fonda. Entonces el hospedero comenzó a recordar, efectivamente, era cliente.
Diversos testigos, según recogía La Voz de Avilés, decían que Manuel García era un "misógino, refractario al trato con mujeres, un tanto dominado por hábitos contrarios a la naturaleza", que había sido visto durante esos días por la zona de las meanas, dónde acudían tanto parejas heterosexuales, homosexuales, o prostitutas y algún que otro chapero. También había acudido desde su llegada a España, casa de citas próxima a aquel lugar, regentada por un tal Jesús Gutierrez, que ejercía de "madame" de este lugar dónde solamente había prostitución masculina. Jesús Gutiérrez declararía que la noche del crimen, se extrañó porque Manuel García no acudiese a su negocio. Otros testigos informaban que esa misma noche había sido visto con un tipo con aspecto de marinero de unos diecisiete a dieciocho años que utilizaba boina, pero que nadie lo conocía.
Sus hermanas afirmaban que era un excéntrico que gozaba viéndolas a ellas, que era un hombre dado a malas costumbres propias de un degenerado. De hecho, la mayoría de impresiones que se sacan por la prensa del momento eran más en la dirección de recalcar la aberración de aquella homosexualidad que de interesarse por el verdadero culplable del crimen. Un sereno incluso dijo que una mujer alta vestida totalmente de lugo había estado buscando por allí a un joven o a una joven, sin especificar realmente su sexo. ¿Algo relacionado con el crimen?
Quizá nunca sepamos quién fue el autor del crimen, quizá las autoridades no se esmeraron demasiado por averiguarlo, quizá, la muerte de un homosexual que estaba mal visto ya no solo por hacer proposiciones sexuales a hombres si no a chicos en ocasiones muy jóvenes no tuviese necesidad de ser resuelto. El caso es que la mañana antes de ser asesinado, Manuel García fue visto también amenazando a un joven de una familia adinerada, exigiéndole cierta cantidad de dinero a cambio del silencio por algo, probablemente una homosexualidad en el armario de aquella época. Quizá ese joven se tomase la justicia por su mano y acabase con la vida del indiano, quizá el joven con aspecto de marinero era el mismo al que había amenazado esa misma mañana y el mismo autor del crimen. Quizá el hecho de ser alguien adinerado hizo que se silenciase este asunto.
Un crimen quizá homófobo con mezclas de chantaje jamás resuelto, en definitiva, un crimen perfecto.
En los cursos de criminalística dicen que en este tipo de eventos el ladrón o asesino siempre deja algo en la escena del crimen, siempre. Ahora con tantas pruebas incluso moleculares hay una mayor probabilidad de encontrar al autor verdadero. Bueno, también en 1910 capaz mucho no se podía hacer :s
ResponderEliminarWow! Aquí hay un programa que repasa la historia de asesinatos “notables” de personas ricas y pobres, nos hace recorrer la Lima de comienzos del siglo XX, algo así me he sentido al leerte muy buena entrada, que pena que no se atrapara al asesino. Lo habrán matado por el dinero o para tapar la homosexualidad del niño rico? Nunca sabremos la respuesta! Chesss
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