Estos días se habla en España de temas que por extraño que nos parezca, no son nada nuevos según lo que la historia nos ha venido enseñando, en concreto, temas sobre monarcas deseados, que abdican, que juran una Constitución, o constituciones que se abolen. Si bien, no es nuestro caso, Juan Carlos I, poco o nada tiene que ver con el personaje que ocupa el post de hoy, Fernando VII, que tal día como hoy se vió forzado a jurar la Constitución Española de 1812, claro que él la juró en 1820, todo ello tras un largo historial de problemas en su reinado.
Fernando VII tiene fama en España de haber sido el peor monarca con diferencia desde tiempos de Carlos II el embrujado. Tras haber pactado con los franceses para que su padre abdicase en él, Fernando VII llegó al trono y reinó unos meses con las tropas de Napoleón invadiendo la península ibérica, con la excusa de que los franceses iban a atacar Portugal. No hubo tal ataque a Portugal, y los franceses ocuparon España, obligando a Fernando VII a exiliarse. Los franceses nombraron a José I, más conocido como Pepe Botella como rey de España, un rey que jamás fue reconocido por los propios españoles, que se sublevaron contra el invasor francés en lo que se conoció como la Guerra de Independencia. Finalizada la guerra, aprobada en unas condiciones penosas, la Constitución de 1812, más conocida como la Pepa, por ser aprobada el 19 de marzo, se decide la vuelta del rey, para volver a instaurar la monarquía como antes de la invasión, claro que con otras condiciones, con las condiciones impuestas en la Constitución de 1812. Fernando VII, de convicciones absolutistas no tenía en su ideario gobernar acatando una Constitución que le privaba de ciertos privilegios. Así que, en marzo de 1814 vuelve a España, el rey que el pueblo deseaba, entre aclamaciones de los españoles que poco sabían sobre la Constitución Española, reconocido por Napoleón Bonaparte como rey legítimo español y guiado por los partidarios absolutistas. Su vuelta fue una especie de gira dónde Fernando VII tantearía a los españoles mientras se dejaba aclamar por los habitantes de las ciudades por las que pasaba su comitiva. Finalmente llegó a Valencia el cuatro de mayo, para emitir un decreto aboliendo la constitución de 1812 y disolviendo las Cortes. Volvía el absolutismo a España.
Este desprecio de Fernando VII a la Constitución de 1812 le trajo no pocos problemas al monarca, que tuvo que lidiar con seis años de un desastroso gobierno incapaz de solucionar la situación económica del país, un país devastado por la guerra de independencia. Su vuelta al absolutismo supuso el cierre de universidades y diversas publicaciones de prensa, devolución a la iglesia de sus bienes, desaparecen también las diputaciones y ayuntamientos y vuelven a instaurarse los gremios. También fue una época de persecución de los políticos liberales que habían creado la Constitución de 1812. Ya en 1820, tras una revuelta popular iniciada en Galicia por el malestar de los españoles que se expandiría a lo largo del país, hizo que Fernando VII un 10 de marzo tuviese que jurar la Constitución de 1812 con aquella frase que se hizo histórica aunque pudiese sonar a sorna "marchemos todos juntos, y yo el primero, por la senda constitucional". Comenzaría el trienio liberal en España, aunque Fernando VII volvería a atacar esta Constitución y a intentar restaurar el absolutismo.
Fernando VII se hizo llamar a si mismo, inicialmente, El Deseado, pero pronto comenzó a hacerse conocer como el Rey Felón, por lo despiadado, traidor o infame. No sabemos bien si era felón, pero bien podría habérsele conocido como rey Falón, pues era conocido por muchos su enfermedad genital, concretamente macrosomía genital, o lo que es lo mismo, un pene descomunal. Y esto no me lo invento yo, Merimeé, el autor de Carmen decía del pene del monarca español que "era fino como una barra de lacre en su base y tan gordo como un puño en su extremidad". No destacaba por ser un pene bonito, y de hecho su mujer tenía problemas con él, era incapaz de mantener una relación sexual con él sin dolor y esto afectaba ya al futuro de la monarquía en el país, por lo que expertos galenos y urólogos decidieron que ante el tamaño tan exagerado de aquel pene, se debía crear una almohadilla perforada en el centro, de tres o cuatro centímetros de espesor, por cuyo orificio introducía el pene antes del coito y durante el.
Os preguntaréis que tiene que ver la constitución con la macrosomía. Es buena pregunta pero yo lo resumiría todo con el dicho español que reza "dónde tengas la olla, no metas la polla". Pues bien, rey con tan pocas luces como Fernando VII, que pensaba más con la polla que con la cabeza, así destartaló el país en el tiempo que los españoles dejamos darnos por culo, eso si, por un macrosómico genital, claro.
Impresionante.
ResponderEliminarUn abrazo chiquitín !!.
Lo que era realmente impresionante era el rabazo de Fernando VII, jajaja.
EliminarBicos ricos
Que grima con lo del pene.
ResponderEliminarSalu2.
Si, para aquellos que piensan en lo de caballo grande ande o no ande.
EliminarBicos Ricos
Pollo de bajarse los pantalones se acuñó por aquel entonces...tal era el temor de enfrentarse al miembro...de la corte....Besotes.
ResponderEliminarQue ilustrativo tu post Pimpfito, me has hecho acordar de algunas cosas que me enseñaron sobre la Historia española en el colegio. ¿Lo del pene es cierto? una ilustración no caería mal jajaja a no! mejor no si dicen que era feo! abrazos mi macropimpfito ^^
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