martes, 24 de abril de 2012

La hermana Dolores

Y habrá quién no cree en las casualidades, sin embargo yo creo que estas existen y si no son casualidades, entonces ahí está la mano de Dios, y a los hechos me remito. En una mañana gris de abril, tras el merecido descanso matutino y la vuelta al trabajo me encuentro en la entrada del edificio donde trabajo a una señora mayor acompañada de una monja.

Las auténticas, entre ellas Dolores
Cuando ves a una monja es inevitable no fijarte en ella, como cuando ves un alzacuellos de un sacerdote por la calle, o más aún, cuando viajas en avión y te entran todos los miedos en el cuerpo. Y aquella cara de la monja, con sus hábitos grises te resultaba conocida, y tan conocida, era la hermana Dolores

La hermana Dolores llevaba muchos años sirviendo a Dios, o para los más descreídos con la iglesia católica, trabajando en mi pueblo, era una de las encargadas de dar clase a los niños pequeños en lo que era una guardería de privada que tenían montada. Los niños bien siempre iban "a las monjitas". Yo nunca fui un niño bien y siempre fui de colegio público pero la vida me llevaría a pasar por aquella guardería años más tarde. En aquel edificio vetusto dónde el ayuntamiento les había cedido el bajo para uso y disfrute.

Las monjas, franciscanas de la Inmaculada Concepción llegan a mi pueblo a comienzos del siglo XX, dedicándose desde siempre a dar clase a los más pequeños, pronto alcanzaron tanto éxito que se les permitió dar clase en el edificio donde dieron clase hasta los últimos años, y además, se les unió el hecho de estar encargadas de un antiguo hospital de origen jacobeo que había en el pueblo y que dejó de funcionar a mediados del siglo pasado. Muchas generaciones han crecido con estas hermanas, mucha gente ha aprendido con ellas a leer, escribir, coser y cantar, y monjas, a lo largo de la historia ha habido de todo tipo, desde las más buenas a aquellas perversas que daban con la regla a los niños. La hermana Dolores pertenecía al grupo de las más buenas, de las más queridas por los críos. Se encargaba también de parte del archivo histórico del ayuntamiento en aspectos relacionados con el antiguo hospital y de dar clases de costura para las señoritas en edad casadera.

Yo, ya he contado en alguna ocasión que estuve unos años cantando en un coro parroquial, algo de lo que no suelo hablar muy a menudo, pero allí fue donde tuve mi primer contacto con las conocidas monjas. Una de ellas era la encargada del coro parroquial y otra cantaba en el mismo. Años después, tras abandonar el coro también actué en algunas obras teatrales que las monjas organizaban en un festival anual y que tenía mucho afluencia de público de todo el pueblo. La hermana Dolores tampoco era la encargada del teatro, pero siempre estaba por allí echando una mano a mi monja preferida, la del teatro. Genio no les faltaba a ninguna de ellas, y tratándolas a menudo descubrías su caracter terrenal, con piques e indirectas entre ellas, discusiones, genio, buen gusto por la cerveza y a veces, mucho sentido del humor, lo que es un Gran Hermano llevado a todos los aspectos de la vida.

Así fue mi recuerdo de las monjas, de unos cuantos años de colaboración, y siempre muy amables conmigo. Esta mañana al volvérmela a encontrar recordé aquellos años con nostalgia. La guardería cerró definitivamente sus puertas hace unos años, por la edad avanzada de las hermanas y por la creación de una guardería municipal, y desde el cierre, ella abandonó el pueblo, por lo que me ha contado en los cinco minutos que nos hemos parado a charlar, primero se fue a la capital de la diócesis, y después a un pueblecito de Cuenca, donde reside actualmente. La señora que la acompañaba y que le guardaba cierto parecido era su hermana, que vive en una zona muy céntrica de la capital. Se habían equivocado de edificio y como es la burocracia, las habían mandado a realizar los trámites en otro más alejado de dónde yo trabajo. Fue una alegría para ambos, y ella se acordaba de mi, como yo de ella, hasta del nombre. Le pregunté si se había retirado ya, y me dijo que el divorcio no existía para las monjas, que estas están casadas con Dios a perpetuidad. Hemos coincidido en que las casualidades existen que a lo mejor por unos minutos no habríamos coincidido. Nos hemos despedido con un par de besos, y no nos hemos dicho eso de "espero volverte a ver", pues, quizá también de casualidad volvamos a coincidir en algún otro lugar antes de que dejemos este mundo cualquiera de los dos.

Sin lugar a dudas, encontrarte con alguien del pueblo a tantos kilómetros es algo que siempre hace ilusión, más cuando estás en la capital, con lo grande que es y la de millones de habitantes que tiene, más aún si es alguien con quién has compartido algunos momentos de tu vida. Yo resumiría este encuentro como divino.

15 comentarios:

  1. Como bien dices, hoy has tenido la visita de la "esposa de Dios" (un encuentro divino) jeje

    Hace ilusión encontrate con viejos conocidos, y más cuando estás a tantos km de tu casa... espero hayas disfrutados de tus recuerdos de niñez.

    Un besico prenda!
    destroy114.blogspot.com

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    1. Así iba a titular el post, un encuentro entre lo divino y lo humano, jajaja

      Bicos ricos

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  2. Yo tengo pesadillas con las monjas, sobre todo cuando estudiaba, teníamos una monja en religión que cuando te equivocabas que daba con la regla en la mano... ¡Que dolor!.

    Un abrazo niño !!.

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    1. Al no ser víctima suya... jajaja, vamos, que al no haber ido a sus clases ni a su catecismo ni a nada, tan solo colaborar con ellas, mi trato siempre fue bueno, por eso quizá guarde un buen recuerdo.

      Bicos Ricos

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  3. Pues no se pimpf...como que no, que yo fui "niño bien" de colegio de curas y no me quedaron ni malditas las ganas de encontrármelos, es que ni en pintura. Y lo peor es que al final, a poco que llevasen razón en lo que decían , acabaremos encontrándonos todos por el infierno dando vueltas algún día. De momento voy haciendo prácticas aquí en la tierra, hace unos años me fui de viaje exótico a Vietnam, el viaje incluía una noche en la selva en una choza típica, llego, entro y me encuentro dentro a un querido vecino, más conocido por ser la mosca cojonera del edificio, que ya ves, a veces parece que ni el diablo quiere esperar a que estires la pata tranquilo.
    Mierda de vida...

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    1. Hombre, es la diferencia entre ser compañero de ellas y estudiar para ellas. A mi no tenían la necesidad de meterme nada... ni darme con la regla, era libre de irme cuando me diese la gana. Bueno, y sobre lo del demonio, chuchi, no sé, pero he visto casualidades tremendas, que la tuya es tremendísima, aunque tú a tu vecino lo volverás a ver al llegar a casa... yo a esta mujer por su edad supongo que ya no la volveré a ver, a no ser que venga por el pueblo de visita, que lo dudo y que me coincida a mi en el pueblo.

      Bicos Ricos

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  4. Un panel muy bonito y muy entrañable. Aquí se demuestra esa sensibilidad tuya donde se transparenta el cariño tan grande que llevas entre las manos.
    Muy entrañable ese grato recuerdo que guardas de estas monjitas, que -para que vea el personal- te resultaron muy buena gente. Como en todos los sitios, también en la Iglesia hay gente estupenda, gente que ha intentado y conseguido pasar haciendo el bien a todo aquel que se ha cruzado en su vida.
    Y claro!... ¡como no! De Cuenca... ¡no podía ser de otro sitio! jajajaj! Hombre Pimfito! Has de reconocer que los de Cuenca tenemos una bondad especial... y estamos muy bien dotados... de cariño, de afecto y de . . . . . . . . . ¡rabo! jajajajaj!
    Bueno... un placer leer este panel... nada es casual. Y siempre hay algo detrás de un encuentro! Claro que sí...
    Yo tengo mucha ilusión... porque no pierdo la esperanza de encontrarme contigo! jajajaj!

    Besos!

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    1. Angelillo, Vd. sabe que yo el cariño no siempre lo tengo entre las manos, a veces va por libre, pero normalmente cuelga de la entrepierna.... hombre, que yo no sea quien te quite la ilusión, que lo sepas... pero vamos, creo que si me he cruzao con Thiago alguna vez, por qué no haberme cruzado con Angelillo... el mundo está lleno de casualidades.

      Bicos Ricos

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  5. A mi me pasó algo muy parecido alguna vez, con una casi monja; Una profesora de mi insti a la que me topé en Trueno, ¿qué hacía acá?, tenía parentela o algo así, ella siempre fue muy religiosa, reconocida y orgullosa de su virginidad hasta el matrimonio. No sé si dejó los hábitos o solo quiso ser monja, pero su espiritualidad se mantenía. Ya sabía yo de tu pasado coral, muy parecido al mío, aunque yo de más grande. Cariños.

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    1. Jajaja, su matrimonio con Dios? Vamos, yo esto de la virginidad no lo valoro, al contrario, lo deploro... el que muere virgen no sabe lo que se ha perdido. Por cierto, yo en el coro estuve más o menos a los 12 años o así, no sabría precisar.

      Bicos Ricos

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  6. Yo en la carrera tenia una compañera monja,un poco marimacho, y con un hermano de la eta en la cárcel y forofa del Osasuna.
    Era monja salesiana aquí en Valencia. Muy maja la chica.

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    1. Vamos, lo que a mi me sorprende realmente es que Almodovar no se fijase en ella para hacer una película, con Carmen Maura como protagonista... uhmm, o no era así en Entre Tinieblas?

      Bicos Ricos

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  7. A mi ese tipo de casualidades, me fascinan. Siento que tienen algo de profético y si encima es una monja... ¡Dios!(nunca mejor dicho) y en la capi... Una anécdota para contar a tus nietos jejeje. Besotes.

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  8. Mis casualidades son más de encontrarme a mi ex, al único con el que acabé fatal, muchas veces en el metro cuando estoy en Madrid. Y en distintas líneas.

    Bicos.

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  9. Querido PIMPF, sobre casualidades, "causalidades" u ocasiones de intervención de la mano de Dios, como los filosofos ocasionalistas llamaban a las coincidencias, te remito un correo en privado...

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