Y Pimpf volvió a Madrid arrancando la temporada con una obra de teatro, por todo lo alto, en los teatros de Canal para ver representado Enrique VIII, de Shakespeare en la primera vez que se representaba esta obra del autor inglés en España. ¿Y qué queréis que os diga? Pues que era una obra de Shakespeare.
Y solo a mi se me ocurre ir a ver una obra del que dicen es el mejor autor teatral de la historia, pero yo que soy muy cervantino no le encuentro la lógica al autor inglés, lo siento, pero ni ser o no ser ni nada, a mi Shakespeare no me gusta. Sin embargo si fui, fue por la historia del monarca inglés que me parece uno de los personajes de la historia más impresionantes.
La obra dirigida por Ernesto Arias da cierta importancia al papel de Catalina de Aragón, la despechada y que a las primeras de cambio, no sin ciertas dificultades, Enrique VIII abandonó para desposarse con Ana Bolena. Enrique VIII se centra en esa época (aunque podría haberlo hecho en cualquier arista sobre su historia), cuando el Cardenal Wolsey manejaba todo el poder de la monarquía de los Tudor y su caída en desgracia, cuando se solicita al papa Clemente VII el divorcio, dando siempre una imagen de Catalina de mujer sola abandonada en un reino alejado de su tierra y sin el cariño de la gente. Obvia la obra de teatro que, Catalina dió a Enrique VIII a su primera heredera y que con el tiempo llegaría a ser reina de Inglaterra, su última reina católica, María Tudor, aunque quedaría embarazada en seis ocasiones más. Ana Bolena le daría a Enrique VIII a su segunda hija, la que luego se convirtió en la reina Elizabeth I. De las intrigas palaciegas por mantener cuotas de poder de los señores feudales de la época, de los movimientos de la iglesia católica y de la escisión provocada por el divorcio, de estos temas trata Enrique VIII.
Con un buen reparto, encabezado por el guapo guapisimo y alto altisimo Fernando Gil, con un vestuario entre práctico y austero muy bien logrado, incluyendo alguna que otra pieza musical por el medio en un escenario austero que tampoco necesita mucho mas para ambientar el Hampton Court Palace, uno de esos toques shakesperianos que los españoles jamás entenderemos muy bien, así cerca de dos horas que dura la representación que en momentos apasiona, conmueve y en otros aburre y con ese lenguaje rebuscado de los ingleses de la época, también te pierde un poco.
Yo vi la serie "Los Tudor" y creo que más o menos viene a ser lo mismo xD.
ResponderEliminarEstá bien que vayas al teatro (¡VIVA LA CULTURA!) pero ahora con la subida de IVA pues como que se hace un poco caro.
Salu2.
Bueno, fui con una invitación, que no estoy yo para lujos. Pero vamos, yo prefiero la serie una y mil veces, también manejan otro presupuesto y no es de Shakespeare.
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Parece interesante la obra aunque yo soy como tú mas "cervantino" que "skakesperiano".
ResponderEliminarUn abrazo chiquitín !!.
Y eso que a Cervantes también hay que cogerlo con pinzas... era otra épocca, no sé, pero yo a Shakespeare no le veo el ingenio de Cervantes.
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Me gusta ir al teatro pero aquí las salas más bonitas están algo caras. Sobre Shakespeare solo sé de Romeo y Julieta (y dicen que para colmo ni fue de él) Un abrazo Pimpfito!
ResponderEliminarAquí en España el teatro también está caro, no te vayas a pensar, sin embargo, hay una cultura de consumo de teatro que siempre es bueno mantener.
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Deduzco que ya estás mejor de eso que te tenía de baja...jejeje para ir al teatro, porque si no, como está el patio... ¡cómo se entere el inspector médico! Bromas aparte, a mí me gusta SHAKESPEARE pero no todas sus obras, leídas es peor, porque entre el verso y el inglés medieval, como bien dices, a veces cansa, aunque hay que reconocerle el humor y esos giros que da al argumento de vez en cuando.
ResponderEliminarPuede ser que tenga algún toque de humor, no te digo que no, aunque mínimos, lo que si sorprenden son las canciones de vez en cuando, que no sé si serán cosa de la obra original o mérito del director o guionista...
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Galleguito... pues uno viene aquí y ve la vida que te das y se dice a sí mismo: ¡Quizás Rajoy actuó bien quitando las pagas extraordinarias! jajajajajajajaja!
ResponderEliminarBueno... que sepas que Enrique VIII era un pedazo de cabrón inglés, que debería tener muy pequeña la cola y muy grandes los huevos... jajaaj! Esa cara suya de los retratos lo dice todo.
Y claro... yo prefiero a Catalina de Aragón que a pesar de tener vagina, los tenia muy bien puestos... y yo, todo lo que sean huevos... pues ¡debilidad! jajajaj!
Besos, guapetón!
Si, bastante bien puestos, tanto uno como otro, y cada uno en su papel. Pues le diré yo a Vd, que no sé que tiene de bueno lo de las pagas extraordinarias... a este paso que nos quiten el salario íntegro.
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Shakespeare es fascinante si participas en desmenuzar su dramaturgia, pero entiendo que resulte tedioso incluso plasta cuando uno se encuentra sentado en gradas con la clásica reflexión transcendental sobre la vidaque sólo se resuelve con el amor o con la muerte... De vuelta de Rep. Checa y Polonia te mando un besote, cómo no.
ResponderEliminarBueno, a ver si leemos algo de ese viaje que tiene muy buena pinta. Efectivamente, cuando hice el post me acordé de ti, y me imaginé que a ti te gustaría... uhmmm ¿ser o no ser? jajaja, por el momento no le pillo yo el puntillo a Shakespeare, pero quién sabe.
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