viernes, 28 de marzo de 2014

La Competición (la dura competición)

Creo que soy un chico modélico, según se vea, para algunas cosas nada modélico, os lo voy anunciando, pero para otras si, así es como Gordi, mi compañero de piso ha modelado un hombre perfecto, (que para si ya quisiera el mismísimo Fabián, que no deja de ser un producto imaginario), a mi imagen y semejanza.
Llevo yo unos meses comprobando una extraña simbiosis en Gordi conmigo, que yo ya os lo advierto también, me sigo duchando a diario, y yo con él no me mimetizo nada de nada. Y creo que todo esto de la simbiosis no es más que parte de una extraña competición que tenemos Gordi y yo desde hace tiempo, una competición silenciosa, como si de la guerra fría se tratase. Una competencia por ser la musculoca del año. ¡Lo he dicho! Claro que yo en ese tipo de competiciones no entro, yo aspiro a ser un muscle bear, como mucho.El caso es que vengo notando cosas extrañas en el piso, y comportamientos que realmente me suenan. Diréis que son tonterías y figuraciones mías, pero os voy a poner varios ejemplos explicativos dónde lo váis a ver más que claro.
Hace un año y pico me compré una caja grande de galletitas para picar, de esas con forma de pez, y aproveché el bote que tienen de plástico para meter dentro pasta de trigo, normalmente ahí dentro meto espirales de tres sabores, de esas de tres colores muy buenas para ensaladas de pasta las naturales, las de tomate y las de verduras. Gordi, que siempre que estoy cocinando le encanta meter las narices y preguntarme cual es mi menú y darme un poco la paliza, en su momento me dijo que a él de colorines no le gustan, un clásico pensé yo. Pues hace cosa de un par de días descubrí encima de la encimera un bote de galletas de aperitivos igual que la mía, y con pasta como la mía, pensaba que se me había quedado fuera al utilizarla, pero no, la mía estaba guardada en su sitio. Había utilizado el mismo método que yo. Empecé a hacerme cremas de verduras, porque creo que es de las pocas formas que soy capaz de comer verduras, tan necesarias para el organismo, aunque mi receta preferida es la crema de calabacín. Pues el muy desgraciado no tardó ni un par de días en empezar a hacerse cremas de verduras, a cada cual más apestosa, también os lo digo.
Gordi siempre utilizó gel de ducha y champú, aunque ya os digo que eso de utilizarlo es un poco una frase hecha, porque los utiliza poco o muy poco, yo siempre utilicé jabón y champú. Ahora él está utilizando también jabón, que ni os cuento como termina cada vez que él se ducha, los distingo porque el mío termina sin pelos y él con parte del vello púbico. Otra casualidad, pensaréis vosotros. Empecé a primeros de año a ir al gimnasio, porque desde hacía meses me estaba empezando a descarriar, sin embargo, Gordi, llevaba unos meses en clara tendencia de perder peso, y eso porque de vez en cuándo le dedica unas horas a jugar al fútbol. Pues mes y pico después me preguntó a qué gimnasio iba, y me apareció por allí para anotarse. Por suerte para mi, se anotó en otro gimnasio. El mío debió parecerle que estaba muy lejos, o que era muy caro, que caro no es que sea, todo lo contrario, pero tiene el inconveniente de que hay que pagar de golpe toda la anualidad para que te salga a buen precio. Pues ya tenemos al chico yendo al gimnasio. Que yo me alegro, porque el deporte es salud. Pero vamos, que es otra de esas casualidades que a mi me parecen que llevan encubiertas tácticas de guerra fría por ver quien tiene un cuerpo 10 a final de la década. La parte buena, pensé, es que se ducharía en el gimnasio, con lo cual el baño podría estar un poco más limpio, pero para mi sorpresa, y en esto no me ha imitado, no se ducha en el gimnasio, se ducha a veces en casa, y gracias.
Pero el colmo de los colmos ha sido lo de ayer. Cada vez que salgo del gimnasio me tomo a modo de merienda, y para refrescarme la garganta una bebida de estas de leche y frutas de esas con sabores mediterráneo, tropical, o vaya vd. a saber qué. Pues ahí ha debido ver que yo los guardaba en la nevera, que ayer mismo estaba poniendo en su lugar de la nevera también bebidas de estas. ¡Es que no puede ser, coño! Un poquito de iniciativa, hombre, es lo único que le pido.
Yo a partir de ahora jugaré al despiste, no me vaya a ganar y me aparezca de la noche a la mañana hecho un figurín, que no me puede ganar en competición tal. Colocaré una caja de galletas de chocolate a la vista, una caja vacía, por supuesto, y pensaré en más maldades para que vaya por el camino equivocado, que yo quiero ser el primer Avisperman. A fin de cuentas, es una vieja táctica rusa. Qué duro es el culto al cuerpo, y qué dura es la competición.

3 comentarios:

  1. Está reñida la cosa jajajaja.

    Un abrazo chiquitín !!.

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  2. Pobre Gordi, intentando imitarte porque eres su modelo en la vida, y tú pensando en maldades como las galletas de chocolate...

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  3. Jajaja...cuánto entretenimiento doméstico... En el fondo la admración es un amor camuflado.... Besotes.

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