Blogueros en horas bajas

Ayer leyendo el blog de Erbitxin respiré aliviado al ver que éste no había cerrado su blog y que Thiago no nos había arrastrado a todos a abandonar los blogs, aunque si nos volvió a meter parte de su filosofía bloguera. Llegué a la conclusión de que los motivos para cerrar un blog pueden ser diversos, desde la falta de tiempo para actualizar, el desinterés propio hacia lo que uno cuenta o sencillamente, para no dar demasiada información, entre otros. Yo no cumplo ninguno de estos requisitos, porque tengo la suerte de no hablar de mi vida privada en este blog, sin embargo, se me ha pasado por la cabeza que a veces cuento demasiadas cosas por aquí y que os tengo más o menos informados sobre como es mi día a día.

Si cerrase el blog yo no sé lo que ocurriría. Teniendo en cuenta a ojo de buen cubero lo que me ha podido suceder este último mes, no tendríais ni idea de que he compartido terraza con la Cantudo, detalle sin el que podríais vivir tranquilamente, incluso yo podría vivir, pero jamás os enteraríais de que estuve enfermo este mes, que una fiebre me tumbó tres días y que por un problema de intestino casi me pierdo el desfile militar, ni que, todavía medio convaleciente fui a un concierto de unos chicos de mi pueblo, y mi fecha de cumpleaños pasaría desapercibida para la mayoría, las felicitaciones que recibí en su momento y demás quedarían diluidas, tampoco sabríais que pasé esos días en la más absoluta soledad, pero que busqué resarcirme de ello una semana después en Galicia, porque, os enterasteis de que estuve en Galicia donde medio celebré mi cumpleaños, con una tarta impresionante. Ni sabríais que me he hecho una revisión médica donde por suerte todo ha salido bien, o no sabríais que he ido al dentista y este me ha dicho que tengo la boca bien, bueno, esto no lo sabíais pero ya os lo digo yo ahora. Os habríais quedado en unos tiempos muy felices en los que Fabián y yo compartimos tarde de ensaimadas y mi amor platónico compartía los únicos días de compañía que tuve a lo largo del mes. Pues bien, de nada de esto os habríais enterado. Tampoco pasa nada, podríais vivir sin ello, supongo.

¿Qué ocurriría si desaparezco? Me refiero a ¿qué ocurriría si dejo de actualizar mi blog, mis redes sociales y prácticamente desapareciese para la humanidad en general? No lo sé, a veces me hago esta pregunta y en ocasiones me encantaría llevarla a la práctica, abandonarlo todo, desaparecer y si tal, con el tiempo retomarlo, o no retomarlo dependiendo ya de mi estado de ánimo.

También me he preguntado exactamente como se sentiría uno y cada uno de vosotros ante mi pronta desaparición. La no información es un gran arma, afilada y peligrosa, al igual que la información detallada, un arma que en ocasiones duele y que utilizamos para hacer daño.  ¿Cómo os sentiríais vosotros? Lo sé, es mucho pararse a pensar en los demás en estos tiempos que vivimos donde cada uno va totalmente a lo suyo, menos yo, que voy a lo mío, claro está. Habrían blogueros que respirarían aliviados por no tener que leerse un tochazo a diario, otros se preocuparían e incluso envíarían algún correo electrónico preguntándome si estoy vivo o no. Los más, dejarían un comentario preguntándose por mi, y seguirían a lo suyo. No es que sea un ser especial, ni me haya convertido en un emo de esos, pero ¿habría gente a la que le dolería no tener información sobre mi? ¿Por ellos mismos? A mi, cualquier falta de información sobre las personas a las que quiero me duele, me duele hasta un día que comienzo a olvidar, pues el tiempo pasa para todo el mundo por igual.  ¿Qué ocurre si cierro el grifo? ¿Se acordará alguien de nosotros cuando hayamos muerto?