Si hay algo que mis queridos lectores saben es que a mi no me gusta hablar de mi vida privada en este blog, y el motivo principal es la devaluación de las exclusivas. Yo para hablar de mi vida privada quiero ser como José Campos, el exmarido de Carmen Martínez-Bordiú, que os preguntaréis también quién es esta Carmen, bueno, yo os lo explico en un momento, es la nieta de Franco, el exdictador español y que ha venido disfrutando del tren de vida de cuándo era nietísima, como si nada hubiese ocurrido, como si parte de su fortuna no proviniese del esfuerzo y a costa de las vidas de muchos españoles, rojos humillados entre ellos. Y sin embargo, me parecía muy cutre pasar por el día de San Valentín sin comentar como ha sido mi día de los enamorados.
Pues sin llegar a ser yo un anti San Valentín, y todas estas cosas, sin llegar a los niveles de aborrecimiento de este día que tienen Gary o G-boy, yo no soy un apasionado de este día, por lo tanto, a mi esto de las cenas románticas muy caras, el comprar un diamante, regalar una rosa y demás parafernalias, para mi no son estas cosas, claro que si me viene un fans con un diamante tampoco le voy a decir que no. Por lo tanto mi día de San Valentín ha sido un día como otro cualquiera, o más complicado, si cabe, porque he tenido un largo día de duro trabajo, y esto no es ironía, ya que ha sido el día que más he trabajado en todo el año, hasta el punto de generarme una tensión que ha ido a parar directamente al estómago. Tanto que he pasado una noche toledana. Pero para llegar a lo que fue la noche toledana, tendremos que hablar de Fabián, si, ese novio imaginario que, como no podía ser de otra forma, hizo acto de presencia este día.
Salí muy tarde del trabajo, y en la puerta estaba mi apolíneo, joven y guapo Fabián. Al mirarlo todo entero, tan bien labrado y pulido, del que mil veces he presumido, que era su padre tornero (licencia de El Lindo Don Diego de Agustín Moreto), con una rosa en la mano, yo no sabía dónde meterme. Pasé por detrás de una funcionaria obesa tipo tonel, mientras él veía embelesado hacia la ventana dónde yo trabajo. Cuando estaba ya lejos de la puerta de mi trabajo le envié un Whatsapp, para que nos viésemos en zona más tranquila. Que yo no tengo reparos a ir con una rosa en mano, oiga, pero en la puerta del trabajo me parece muy fuerte, casi tanto como ver a algunos compañeros míos de trabajo comprando grandes ramos de rosas, que me dirás tú, si se mustian a los días. Y ya, como no podía ser de otra forma, mi Fabián, ese novio imaginario que tengo me tenía reservada una mesa en un restaurante de lujo. Bueno, no era de mucho lujo era un buen restaurante, no de esos que tienen mantel de papel, con un centro de flores en el medio de la mesa y una vela iluminando la velada, mientras de fondo, un pianista tocaba una serenata de Chopin. Yo me temía que me volviese a sacar el anillo de compromiso, y mirad que le dije en su día que yo de compromisos no quería saber nada por el momento, que todavía nos estábamos conociendo, todo por hacerme el interesante, claro. Pero no, no hubo ni diamante, ni anillo de compromiso alguno, ni el violinista incómodo tocándonos música al oído. Ya casi al final sacó una caja de bombones, que sabe que me encantan pero que no debo comer. Respiré aliviado. La velada había terminado.
Y nos despedimos, románticamente, claro. Me fui para casa y allí comenzó mi odisea. Qué dolor de estómago, qué falta de sueño, qué pesadez de estómago, qué tripas revueltas. Sin náuseas, un ir y venir del retrete a mi habitación. Llamé a Fabián para decirle lo que me pasaba. Fabián no contestaba, ni por la mañana dió señales de vida. Yo no sé dónde se habrá metido este chico, qué habrá hecho con el anillo de la vez anterior. No sé si compensa tener un novio imaginario cuándo tienes uno real. ¿Quería yo algo romántico ayer? Qué va, si yo soy de los que piensan que el amor debe demostrarse todos los días del año. Otra cosa es ya el subconsciente.
Pues mi San Valentín me lo pasé en casa viendo la televisión.
ResponderEliminarSalu2.
Programas romànticos.. lo estoy viendo, jajaja
EliminarBicos Ricos
Yo solo solito. Eso sí, salí con mis amigos solteros y lo pasamos bien.
ResponderEliminarUhm, pero eso de los amigos solteros... solo demuestra que los emparejados lo viven a dolor.
EliminarBicos Ricos
yo sali vi a una amiga, luego a un amigo y asi pasó, día de la amistad tambien es verdad =)
ResponderEliminarUhm, algo he leído al respecto... si. Cierto es, que los que no tienen pareja le pueden llamar de la amistad, y yo creo que es mejor que llamarlo de los enamorados.
EliminarBicos ricos
Vamos, tampoco soy el Grinch de San Valentin...porque sí disfruto de la fecha...solo que el exceso de corazones me pudre un poco jejeje. Que se puede festejar sobriamente...besines
ResponderEliminarBueno, entonces nombaré a Gary como el Grinch de San Valentín, se lo ha ganado a pulso.
EliminarBicos Ricos
Jajajjaja pues aunque no lo creas estuvimos igual, yo ayer estaba en los mismos tránsitos, ahora que ya paso esta feísima fiesta comercial ya he vuelto a ser el mismo jajajaja Ayer antes de llegar a mi casa, pase por varios restaurantes y pubs, plagados de gente! Incluso haciendo cola! Y yo renegaba por lo fácilmente manipulables que somos!! ES UNA FIESTA COMERCIAL gritaba en mi interior jejejeje Ya dio señales de vida Fabian??
ResponderEliminarEs que te has transformado, lo he visto, solo te ha faltado algo para romper las flechas del amor que circulaban por el aire.
EliminarBicos Ricos
Yo le dije a las compañeras del trabajo, para descojone general, que "San Valentín e sun día como cualquier otro, con la salvedad, de que le podéis decir a vuestras parejas: Hoy follamos como siempre.... ¡pero con besitos!" Besos, los que yo te mando, y mejora ese estómago, o canaliza mejor los nervios.... (Yo al contrario, los nervios me dan por comer como una lima del trece, si estuviera estresado de verdad no entraría por las puertas de la Gloria de la Catedral de Santiago, de puro gordo.... jejeje)
ResponderEliminarTotalmente recuperado, a día de hoy pero estuve todo el fin de semana, que ni te cuento... ni ganas de sexo ni na... todo por los nervios del puto San Valentín, que el santo en sí no tiene la culpa, claro.
EliminarBicos Ricos