Llevo un tiempo alejado de la prensa rosa, pero hacía tiempo que venía escuchando un nombre, la princesa Corina. Ingenuo de mi, busqué ayer información, y claro, Corina era la amiga "aristócrata" del rey Juan Carlos I.
De todos es conocida la fama de puteros mujeriegos de los Borbones, al punto que el abuelo del actual monarca, Alfonso XIII no hubo mujer en España y parte del extranjero a la que no intentase beneficiarse. Sin embargo, cuándo llegó Juan Carlos, aquel joven príncipe que heredaría el reino de España de manos del General Franco, que nos cameló a todos con aquellas ceremonias de boda que se celebraron en Atenas, una boda de conveniencia que sellaba la unión de dos coronas sin reinos, la española y la griega, pero que se había logrado fruto del amor de los por aquel entonces jóvenes príncipes. Pasaron los años, tuvieron sus descendientes, dos infantas y un principe, el heredero Príncipe de Asturias, y tras este mundo de ensueño, llegó la ansiada coronación del por aquel entonces príncipe Juan Carlos. Treinta y pico años de felicidad, casando a los hijos, incluso a la infanta Elena, la pobre, cuidando nietos. Y llegó la crisis económica, y con ella el cuestionamiento de la monarquía, los escándalos, las separaciones, los yernos díscolos y Corina.
Corinna es amiga del rey desde al menos 2006, y desde aquella mantienen su "amistad", tal y como reconoce el diario alemán Bild, cuándo nuestro rey se refiere a Corina dice "mi compañera". Esto no son palabras pimpfianas. Corinna es al siglo XXI lo que a primeros del siglo pasado fue la Princesa de Kapurthala, personaje del que ya hablé en su momento, cupletista que se casó con el maharajá de Kapurthala y desde ese momento se convirtió en princesa. Sin embargo, la historia de Corinna, aunque tiene sus paralelismos, a esta no le viene el título de princesa por haberse casado con nuestro rey. Corinna, de origen plebeyo, es una danesa que tuvo dos matrimonios, el primero con el presidente de la compañía aérea brasileña Varig, y el segundo con un jovencísimo noble alemán, de dónde se ha apropiado su "título de princesa". Ya os lo digo, yo también soy el príncipe Pimpf, y es que Fabián (ese novio imaginario que tengo) me hace sentir como un rey, pero ese es otro asunto que no trataremos hoy. De los dos se ha divorciado, y con cada uno ha tenido un vástago, a la primera le ha llamado Anastasia y al segundo Alexander, nada opulentos los nombres, nada que ver. A su segundo esposo le sacaba 11 años, cuando el joven noble alemán tenía veintipocos años. Y es que otra cosa no, pero nuestra Corinna parece bastante avispada, al punto de organizarle de maravilla safaris por Botswana al rey.
Y he aquí cuándo la reina Sofía, una griega que vino a este país con su esposo para ser reina consorte con el paso de los años, se convirtió en esposa, madre y abuela. La reina Sofía entre los españoles apenas ha cuajado, tras más de cincuenta años en nuestro país sigue costándole muchísimo hablar el español, se ha mostrado cercana en algunos momentos y siempre muy cumplidora en su papel de consorte del rey. Mención aparte son esas memorias, o esas entrevistas que ha concedido a la prensa dónde mostraba su homofobia y dejaba bien claro que la manifestación del Orgullo Gay le molestaba bastante porque se cortaba el tráfico por todo Madrid. Pues bien, ha tenido que venir Corina (que también ha tenido alguna relación en negocios con el yerno díscolo y ahora imputado por chorizo malversación de fondos públicos, falsedad documental, prevaricación y fraude a la administración y vaya Vd. a saber qué más si siguen tirando de la manta; para que la reina Sofía tenga un pequeño hueco en el corazón de los españoles, al menos de los monarquicos. Separada del rey, apoyando a su hija Cristina, cuidando a los nietos, cornuda y apaleada que han hecho que la reina sea el personaje mejor valorado de la Casa Real, a mucha distancia de su exesposo.
Para que luego no pidamos la vuelta de la república....
Bueno no descartes que vaya a un "Sálvame Deluxe".
ResponderEliminarSalu2.
También se comenta que la reina ha tenido sus amoríos.
ResponderEliminarY solo quería darle un puesto digno ¡Joder! como si vivir del cuento no fuera digno.
ResponderEliminarUn abrazo chiquitín !!.
Del cuento viven los presidentes de república. Cuestan una pasta y encima se van y siguen cobrando ellos y sus familias. Giscard dejó de ser presidente en 1981 y cobra desde entonces. Hoy en día la cantidad es 2 millones (dos) y medio de euros al año. Y no por eso dejan de dar escándalos porque ese sjeto desaparecía sin decir dónde andaba y otros como Chirac están llenos de casos de corrupción. En realidad no ha habido, al menos desde 1945 un presidente francés honrado. Eso en Francia. Para buscar un ejemplo equivalente al nuestro nos podemos ir a México o Colombia... O a Italia, donde no faltas escándalos. Para que luego no pidamos quedarnos como estamos...
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